A los venezolanos se les acaba el tiempo. Será difícil zafar del dictador Nicolás Maduro y su "círculo de hierro" sin el apoyo enérgico de la comunidad internacional y un compromiso de vivir hasta morir por la libertad y la democracia.
Se acaba el tiempo. El apoyo incondicional de los partidos políticos de extrema izquierda y de las dictaduras que se han logrado instalar en América y el mundo, hace muy difícil que los "chavistas" abandonen el poder y reconozcan su derrota ante Edmundo González. Creo que ni las organizaciones internacionales con sus declaraciones diplomáticas, ni toda la presión que circula en las redes sociales contra Nicolás Maduro es suficente para sacar del poder al régimen totalitario que hace 25 años se tomó Venezuela.
Se acaba el tiempo y Brasil, México y Colombia, con más complicidad que ingenuidad, le han estado dando tiempo al dictador Nicolás Maduro para que presente las actas que demuestren que él fue el ganador o para que se repitan las elecciones. Ambas propuestas solo confirman el poco o nulo respeto que tienen Luiz Inácio Lula, Gustavo Petro y Manuel López Obrador, por la democracia. Ellos podrían estar a la espera del triunfo de la estrategia del régimen venezolano de Maduro, para hacer lo mismo en sus respectivos países.
Se acaba el tiempo, porque será fácil para el dictador Maduro presentar unas actas fraudulentas con el mayor tiempo que le ofrecen sus aliados, aprovechando las ventajas que hoy ofrece la inteligencia artificial en manos de los sempiternos falsificadores.
Se acaba el tiempo y cuando esto ocurra, China, Rusia, Irán, Norcorea, Cuba, Nicaragua y Bolivia, saldrán a reafirmar, una vez más, su apoyo incondicional al corrupto Nicolás Maduro y sacarán del "cajón" su declaración típica, que ni ellos mismos creen ni respetan: "Hay que aceptar la soberanía popular y la autoderminación de los pueblos." Algo increíble, porque siempre han intervenido en la política y asuntos de otros países y no han considerado parte del pueblo a los ocho millones de venezolanos que obligaron a ir al exilio, ni a los millones de votantes que por amplia mayoría eligieron a Edmundo González.
Se acaba el tiempo y resulta paradójico que los regímenes totalitarios en el mundo, no aceptan que los problemas de un país dejan de ser internos cuando afectan a sus vecinos y atentan contra principios y valores que la comunidad internacional juró proteger y defender. Eso pasa en Venezuela en donde al dictador Maduro y su "guardia pretoriana", no les importa el hambre y el dolor de la gente que en masa ha estado huyendo del desastre económico y social que han provocado y de la violación de los derechos humanos que a diario cometen.
Se acaba el tiempo y la democracia en Latinoamérica tambalea. La represión está desatada, las extremas políticas se están tomando el poder con fraudes y mentiras, cuando ningún país del mundo en manos de regímenes extremistas en Asia, África, América y Europa, ha logrado demostrar ser una mejor alternativa para vivir, que los países que han optado por un sistema democrático, que no siendo perfecto, promueve la libertad y respeta la soberanía popular.
Se acaba el tiempo y estamos perdiendo una nueva batalla contra la mediocridad, el abuso del poder y la corrupción de una clase política ambiciosa, que dejó de jugársela por los principios de justicia y equidad, de paz, libertad y democracia, de defensa al Estado de Derecho y combate a la violación de los derechos humanos. -Rubén Solano
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