miércoles, 21 de agosto de 2024

¡NO ME GUSTA LA POLÍTICA!

     ¡Qué bueno! A mí tampoco me gusta. Tampoco me gustan los hospitales, las cárceles, los cementerios, los basureros... Pero, ¿qué haríamos sin ellos? Los hospitales nos brindan atención médica, las cárceles mantienen el orden y la seguridad, los cementerios nos permiten honrar a nuestros seres queridos y los basureros nos ayudan a mantener limpia nuestra comunidad. La política también es una herramienta importante que nos permite tomar decisiones colectivas y abordar problemas comunes. Sin ella, ¿cómo resolveríamos los problemas de nuestra comunidad, nuestro país y el mundo?

¡NO ME GUSTAN LOS POLÍTICOS!

    ¡Qué bien! A mí tampoco me gustan. En el mundo hay muchas cosas que no nos gustan, pero existen. Ahí están. Les confieso algo: a mí no me gustan las ferias callejeras. Pero, cuando pienso en las personas que allí trabajan y en todas las que vamos a buscar mercaderías a bajo precio, me pregunto: ¿qué haríamos si no existieran y dependieramos únicamente de los grandes supermercados o tiendas?

    Los políticos son elegidos para representarnos y tomar decisiones en nuestro nombre. Sin ellos, ¿cómo se tomarían las decisiones que afectan nuestra vida diaria?

   Entonces, ¿por qué no nos gusta la política, ni los políticos? Porque al igual que en todas las cosas que no nos gustan, hay denominadores comunes que nos llenan de temor, que tienen que ver con dejar la solución de nuestros problemas o decisiones en manos de otras personas, en donde los riesgos son la injusticia, la exposición al abuso y el riesgo de salir "trasquilados". Con la política y con los políticos, hay un agravante: todo lo que hacemos en el día a día tiene que ver con ellos. Como lo dijo Mario Vargas Llosa: "Quién no ve con la política, la política verá por él".

   La política no es algo ajeno a nosotros, es parte de nuestra vida diaria y nos afecta directamente. Nadie es apolítico, solo hay personas indiferentes y reacias a ella. No nos gusta la política porque no nos gusta dejar nuestras decisiones en manos de otros, pero si no lo hacemos, otros tomarán las decisiones por nosotros. Es como si decidieras no defenderte en un juicio ante un tribunal, el juicio se realizará y no podrás objetar el fallo final.

   Yo también pensaba que la política no era asunto mío, hasta que la inseguridad, la violencia, el caos social y económico de mi país natal llegó a mi puerta y me vi obligado a emigrar. Entonces, entendí que debía levantar la voz y unirme a otros para exigir cambios. Al estar unido al pueblo, mi opinión se multiplicó y la clase política se vio obligada a escuchar.

   Finalmente, me di cuenta de que mi problema no es con la política ni con la clase política, sino con las malas personas que todo lo corrompen, se infiltran en ella y en todas las áreas de la vida. Por eso, pongo atención en cómo voto y a quién apoyo. Prefiero equivocarme al elegir que elegir a alguien al azar, porque la política afecta nuestra vida diaria y es importante ejercer nuestro derecho a participar y ser conscientes de nuestras decisiones. Nada es gratis. -Rubén Solano

Por una Participación Ciudadana más Inteligente, Inclusiva e Informada.






No hay comentarios:

Publicar un comentario