viernes, 26 de agosto de 2011

PIÑERA, SANTO SÚBITO!


Voy a decir algo con el único propósito, que los que se dicen enemigos del Presidente se mueran de la risa y los que se dicen amigos del Presidente se mueran de tristeza…Al final, lo que deseo es que solamente quede en pie la gente sensata que no presume de nada, que no tiene la violencia como argumento para exigir sus derechos.

EL RESCATE DE LOS MINEROS

Si los acontecimientos que rodearon el rescate de los mineros, hubiese ocurrido en otro país, el Presidente de la República hubiese sido declarado “Santo Súbito”. Es que una decisión como la que tomó el Presidente Piñera, no tiene precedentes en la historia de Chile y no conozco de decisiones similares de presidentes en otros países del mundo.

Fue el PRIMERO y el ÚNICO que se jugó por el rescate de los 33 mineros, descontando por supuesto los familiares y amigos de los mineros, que por razones obvias, tenían derecho a creer que estaban vivos y a exigir su rescate. Pero la decisión de ir hasta el final se dio y ocurrió ÚNICA y EXCLUSIVAMENTE por la valentía y arrojo del Presidente, que lo hizo contra toda recomendación de sus familiares, amigos y asesores.

Nunca he conocido mayor ingratitud, contra un líder que fue clave en tan trascendental acontecimiento. Aquí han sido agradecidos con muchas personas que jugaron un papel muy importante en el rescate, desde el Ministro de Minas hasta el Ingeniero que armó el teléfono para mantener la comunicación con los mineros. Pero, todos ellos para quienes va mi respeto y todo mi reconocimiento, quiero decirles, que no hubieran llegado hasta donde llegaron si no hubieran tenido la mano del Presidente, que facilitó la llegada de mucha ayuda nacional e incluso internacional.
Como todos, me di cuenta del ambiente morboso que alimentaban sus detractores que rogaban un fracaso del rescate para enrostrarle su arrojo y arrogancia… Mala suerte para ellos, por el "primer milagro" por todos conocido.

EL “PAPELITO” EN EL MUNDO

Resulta increíble que los medios de comunicación, la gente de todos las condiciones sociales y económicas del país, no paremos de celebrar, por ejemplo, el talento y los logros de Alexis Sánchez, con su llegada al mejor equipo de fútbol del mundo. Pero, se sientan avergonzados de que nuestro Presidente haya recorrido el mundo mostrando el heroísmo de un pueblo, representado en el Mensaje de 33 obreros de la minería, que estuvieron atrapados a más de 700 metros de profundidad, cerca de 70 días y después que todo el mundo los diera por muertos… Con excepción, por supuesto del Presidente y de los familiares y amigos de los mineros.

ESTAMOS BIEN…!

Es sorprendente que ese sea el primer mensaje, de quienes están viviendo su propia muerte. El mensaje esperado era otro, el más obvio: AUXILIO!, SOCORRO!, AYUDENOS!, SALVENOS!, SAQUENOS DE AQUÍ!,….Pero no, el mensaje fue: ESTAMOS BIEN…!

Cómo no sentirnos orgullosos de ser chilenos! Cómo no sentirse orgulloso el Presidente de la República por la grandeza de su pueblo. Cómo no salir para mostrarle al mundo el heroísmo de su gente, que el mensaje que envía en medio de una tragedia sea ¡ESTAMOS BIEN! y que meses atrás lo primero que levantó del terremoto fue la Bandera Nacional… Cómo no sentirnos agradecidos por éste "otro milagro" ¿?

Lo he dicho muchas veces y lo repito hoy, creo que “El Papelito” debe estar enmarcado y ser el mensaje de bienvenida de toda empresa y hogar chileno. El Campamento Esperanza, debe ser el lugar en donde deben jurar la bandera los que aspiren a ser soldados de la Patria. No debe haber ciudadano o habitante de Chile que no visite al menos una vez en su vida éste lugar, que debe convertirse en el Altar de la Chilenidad…

LAS MARCHAS Y PAROS

Paremos el güeveo, dejémonos de envidias y de “mala leche”. El país no se merece la actitud odiosa, intransigente y grosera de algunos dirigentes políticos y sociales. La gente buena no necesariamente es la gente pobre. No es la riqueza material la que hace mala a una persona. Nadie es perfecto y el mundo de la política es el más imperfecto de todos los mundos porque en el confluyen, sin excepción, todos los intereses de la sociedad.

Es evidente, que la sociedad chilena tampoco es perfecta, que la pobreza, la injusticia y la desigualdad no están solucionadas. Como tampoco lo están en ninguna parte del mundo. Y por supuesto, que tampoco vamos a encontrar la solución secuestrando al gobierno de turno, ni obligándolo bajo amenazas, que tome las decisiones que queremos.

Este gobierno puede que no sea mejor que los anteriores, pero seamos sinceros, tampoco es peor. Lo que va quedando en evidencia, es que en el país se está dando una lucha muy fuerte por el poder, que de continuar avanzando lo único que nos dejará son lágrimas y un enorme retroceso como sociedad. Habremos desaprovechado la oportunidad de conocer los resultados de un programa de gobierno, bien intencionado y por el cual votamos la mayoría de los chilenos, haciendo uso del legitimo derecho que nos dio la democracia.

Debemos valorar que el desastre que dejó en el país el terremoto seguido del tsunami, no paralizó ni amedrentó al gobierno que recién se instalaba. El Presidente prometió hacerle frente a la reconstrucción sin dejar de lado su programa de gobierno. Es una actitud valiente, porque lo más fácil hubiera sido decir que las prioridades cambiaron y por lo tanto el programa había cambiado…

Si éste gobierno fracasa, que sea por incapacidad de cumplir sus promesas y no por la evidente obstrucción y permanentes zancadillas que le ponen sus opositores. Tranquilos, vendrán nuevas elecciones y será la oportunidad para que se elija otro gobierno con mejores ideas y quizás con mayor respaldo. Por ahora déjenlo gobernar. Nadie pide que lo amen. Solo que dejen poner su energía e inteligencia al servicio de Chile y los chilenos. Esto no es un concurso de “Miss Simpatía”. Aprendamos a respetar el Presidente y cuidemos el país. No permitamos que la opinión mundial crea que nosotros no merecemos vivir en el país que tenemos, ni que la mayor causa de muerte es la envidia.

A la gente inteligente y sensata de mi país, termino recordándoles la frase de Martin L. King: "Lo preocupante no es la perversidad de los malvados, sino la indiferencia de los buenos."

lunes, 22 de agosto de 2011

La Nueva Forma de Gobernar Vs. La Vieja Forma de Volver al Poder

Políticamente hablando: El Gobierno de Chile está “secuestrado” por el Partido Comunista con la complacencia de las “Viudas de la Concertación”, que lo único que han demostrado hasta el día de hoy es que son malos jugadores. No se han resignado a la pérdida del poder y lastimosamente están cumpliendo su promesa de campaña de hacerle imposible gobernar al Presidente Sebastián Piñera.

Los Partidos Políticos de la Concertación, paradójicamente presididos por ministros de gobiernos anteriores, apoyan un Paro Nacional promovido por unas bases sociales que dicen no estar de acuerdo con la "nueva forma de gobernar", pero que también dicen no estar de acuerdo con la forma de actuar de los Partidos de Oposición. En estas circunstancias, la presencia de los políticos en el Paro Nacional se justificaría si salieran de rodillas a pedirle perdón a la sociedad por haberla abandonado durante tantos años, dandole la espalda a la solución de sus necesidades.

Para nadie es una novedad que los movimientos sociales estuvieron igualmente descontentos durante los 20 años que estuvo en el gobierno la Concertación. Pero sus marchas y protestas fueron contenidas por sus patrocinadores de la Concertación y el Partido Comunista, que al igual que todos los políticos siempre han alimentado la sociedad con falsas promesas. Hoy, esos movimientos sociales se han "desatado” y han salido directamente a buscar sus "derechos" porque ya no creen en nadie.

De manera vergonzosa y en su afán de volver al poder, las “Viudas de la Concertación” se han subido a la carreta de los movimientos sociales suplicandoles su aceptación y levantando una falsa bandera de "víctimas de la derecha". La verdad, es que quieren llevar el país al caos, desestabilizando su gobierno, el cual fue elegido democráticamente por las mayorías.

Qué buscan. Estirar el elástico hasta que el gobierno tenga a su vez que “desatar” las fuerzas militares para así tener que gobernar un país con Medidas de Excepción, en donde la palabra "represión" sería su mejor discurso de campaña ¿? Me pregunto: Será que si el gobierno da ese paso, los 17.0 millones de habitantes, descontando los 50.000 ó los 100.000 ó los 200.000 ó el 1.000.000 de manifestantes, le harán un reproche al gobierno por poner las instituciones al servicio del respeto de los derechos de todos los ciudadanos ¿? Acaso, una buena parte de la desaprobación del gobierno, no tiene que ver con la promesa incumplida de hacer respetar las instituciones, combatir la delincuencia y permitir que los ciudadanos podamos acceder a mejores oportunidades, pero viviendo en una sociedad en paz ¿?

El Gobierno de la Alianza por el Cambio, con sus errores y desaciertos ha demostrado capacidad de gestión y voluntad de hacer bien las cosas. Esto, sin contar que enfrentó uno de los mayores terremotos de la historia del país y que su agenda ha sido manipulada y en algunos casos “escondida” por los partidos políticos. Con todos estos obstáculos, no obstante el país crece, presenta importantes resultados económicos y es ejemplo de manejo en América Latina y en el Mundo...

Por todo lo anterior creo que estamos frente al duelo de: “La nueva forma de gobernar" vs. "La vieja forma de volver al poder” Lamentablemente, aquí los únicos perdedores somos los mismos de siempre: Nosotros, el pueblo, sufrido y aguantador, que tiene que ver como los politiqueros, los oportunistas y los anarquistas, “avivan la cueca”, "se suben por el chochorro" para disfrutar y sacar provecho de una absurda confrontación, que se da en Chile. Justamente, en uno de los mejores momentos de su historia, en tiempos de paz y en democracia.

domingo, 7 de agosto de 2011

Por Favor, Vuelvan a Clases Chiquillos!

Convencido de que la aspiración a una Educación Básica, Media, Superior, Técnica y Especial, de calidad, sin discriminación y al alcance de todos los chilenos es una legítima aspiración, que debe ser escuchada y atendida por la clase política y dirigente del país, y que han sido los estudiantes quienes valientemente han colocado el tema en el centro de las prioridades de la agenda del gobierno, razón por lo cual ha pasado a ser un tema de interés nacional; desde mi humilde posición de ciudadano y adulto, le pido a los estudiantes que vuelvan a sus clases, pero manteniendo un control y monitoreo a la respuesta y comportamiento del Ejecutivo y el Legislativo Nacional.

Aprovecho la oportunidad para decirles a los niños y jóvenes de éste país, que tengo vergüenza, porque he sido junto a muchos adultos y profesionales, un irresponsable al no velar adecuadamente por el bienestar que estamos obligados a entregarles. Es nuestra responsabilidad, desde cualquier lugar y posición en que nos encontremos de buscar las soluciones a los problemas sociales que afectan a la familia y a la sociedad, muy especialmente cuando estos tocan a los desvalidos, los adultos mayores y a los menores de edad.

Hemos faltado a la memoria de nuestros ancestros que siempre velaron por nuestra felicidad y se jugaron la vida por nosotros. Hemos sido unos cobardes al permitir que se involucren en la solución de problemas que por derecho nos corresponde resolver a los adultos. Hemos desoído sus quejas y hemos descargado en sus espaldas el peso de nuestra ineptitud, al permitirles enfrentar al gobierno y a la fuerza pública, para solucionar un problema que arrastramos de muchos años atrás y que requieren de grandes acuerdos y mucha nobleza de quienes tienen el control de los centros de decisión del país. Un liderazgo equivocado o una postura radical pueden llevarnos de vuelta a un pasado que todavía no superamos.

Estoy arrepentido y siento vergüenza por estar exponiendo su integridad física y someterlos al poder y a la humillación de personas e instituciones más fuertes y preparadas...Por todo esto y mucho más, de rodillas humildemente les pido que me perdonen.

De mi parte, jamás daré mi consentimiento para que ustedes asuman la solución de los problemas que tenemos que resolver los adultos. Vuelvan a clases, estudien con entusiasmo y prepárense bien para que reciban la conducción de nuestra sociedad. Hablen y opinen desde sus pupitres y redes sociales. En adelante, junto con estudiar, su único derecho tendrá que ser el de ser responsablemente felices.

Un abrazo y toda mi consideración;

El Tío Rubencho

domingo, 30 de enero de 2011

El Temor en el Hombre: Una Historia de Murciélagos, Tigres y Babosas

Carlos Eduardo Nava Condarco
Administrador de Empresas y Empresario
carlosnava365@gmail.com
Tomado de: Gestiopolis.com

La calidad de vida del hombre se mide en términos de los temores que no haya podido superar y la libertad genuina es tan solo una consecuencia de la victoria de la entereza sobre el temor. La historia de una persona puede ser perfectamente entendida por la descripción de sus temores.
Los problemas generan temores y estos afectan el equilibrio básico de la racionalidad necesaria para resolverlos.
Los temores son sentimientos de inquietud y miedo que provoca la necesidad de evitar o huir de alguna persona o cosa por considerarla peligrosa o perjudicial.
Los temores se sienten aún antes que lleguen a dimensionarse o entenderse por completo; están profundamente anclados en la dimensión emotiva de los seres humanos. Los temores son frecuentes, numerosos, diversos, casi omnipresentes. A diferencia del miedo puro o del terror, que son grados diferentes de lo mismo, los temores no atacan con intensidad pero tienen la efectividad del aguijón que termina por desgastar cualquier fortaleza. A diferencia de estos otros, los temores son más bien inquilinos casi permanentes del ser y sobretodo del hacer del hombre. En la mayoría de los casos el miedo o el terror tienen justificación racional, en tanto que los temores generalmente no la tienen.
Pero es otra característica que tiene el temor la que lo convierte en un enemigo peligroso en extremo: el temor anticipa y condiciona el futuro.
Es evidente, entre algunas personas, el miedo al futuro, pero esta no es una cualidad intrínseca del miedo, es solamente una de sus formas. En el caso del temor es una particularidad distintiva. Las personas sienten temor por lo que les pasa pero fundamentalmente por lo que les puede pasar. El temor generalmente anticipa problemas o efectos de los mismos. En teoría las personas activan conscientemente los temores con el propósito de anticipar soluciones o encontrarse preparados para enfrentar las consecuencias, pero en la práctica solo consiguen debilitar las necesarias defensas ante problemas evidentes. Los temores, en la mayoría de los casos, son profecías que se cumplen a sí mismas. Y esto último no sucede por efecto de una fatalidad del destino, se produce por una causalidad tremendamente lógica: el temor debilita y socava la fortaleza que se precisa para encarar racionalmente un problema.
La única manera de enfrentar y resolver problemas es desde la dimensión racional; ningún problema se resuelve desde la trinchera emocional, ni aún desde el “llano” emotivo que es menos complejo. Y cuando la dimensión racional se debilita por algún motivo, en la misma o en mayor proporción se debilita la capacidad de proporcionar respuestas al problema. Esta fragilidad que se agudiza a medida que los temores siguen atacando conduce precisamente al resultado que el propio temor se encarga de anticipar. Este es el aspecto dramático y peligroso que presentan los temores: terminan por convertirse en una realidad.
El miedo, el terror y todas sus variantes constituyen una reacción ante determinados factores o circunstancias, los temores no. El miedo es habitualmente intenso pero pasajero, los temores no. El miedo muchas veces condiciona la naturaleza de las respuestas que la persona efectúa, las fortalece, recurre a las íntimas reservas de energía creadora y de fortaleza física; pero los temores no, estos solo “preocupan”, intranquilizan, no tienen y no producen en sí mismos ningún tipo de fuerza positiva. Los temores, más bien, fagocitan lenta y eficientemente toda partícula de energía.

El hombre tiene pocos enemigos que sean tan poderosos y sutiles a la vez. Al mismo tiempo, con ningún enemigo de esta proporción se comporta con tanta indiferencia y desinterés. Las personas cohabitan con él toda su existencia, al punto tal que pueden calificar su vida en función de las respuestas que hayan podido dar a sus temores. La calidad de vida del hombre se mide en términos de los temores que no haya podido superar y la Libertad genuina es tan solo una consecuencia de la victoria de la entereza sobre el temor. La historia de una persona puede ser perfectamente entendida por la descripción de sus temores.
Combatir este poderoso enemigo es muy difícil por un aspecto curiosamente sencillo: los temores anidan en la mente; tienen origen y desarrollo allí. Solo allí, por otra parte, pueden ser abordados y superados. El estímulo externo como explicación del surgimiento del temor es habitualmente marginal, al menos bajo la óptica de un análisis racional. Pueden existir, evidentemente, hechos razonables que provengan del exterior y que activen un temor, pero en definitiva son más numerosos los casos en que ellos emergen “desde dentro” como producto de un proceso mental completamente aislado de los hechos. Un temor se diferencia de una “posibilidad” porque esta última responde a una evaluación racional y es simplemente un dato, en tanto que el primero es una condición emocional mucho más compleja. La “posibilidad” de que suceda algo puede incluirse en el análisis estadístico que sirve para tomar decisiones, pero cuando esta “posibilidad” activa la fenomenología propia de un temor ha dejado de convertirse en una “posibilidad” para constituirse en una entidad con dinámica propia. Si el temor se activa la “posibilidad”, como tal, desaparece.
Ahora bien, ¿qué genera este proceso mental que convierte el análisis de una “posibilidad” en un temor? La respuesta también es simple: la inseguridad, la debilidad de carácter. Las personas inseguras son las víctimas habituales del temor; y la inseguridad es síntoma de la debilidad de carácter. Para evitar que los temores tomen control del estado emocional la persona debe tener mucha seguridad y confianza en sí mismo; y no es que esto evite la aparición de los temores pero permite que ellos sean controlados y no suceda lo contrario.
Para la persona segura de sí misma (de lo que es y de lo que hace), los temores son como una bandada de murciélagos en una oscura caverna: producen ruido, aprehensión, incomodidad, pero lo más probable es que no causen daño. Los problemas o la “posibilidad” de que estos ocurran son efectivamente como una caverna oscura, afirmar lo contrario sería una temeridad dado que objetivamente los problemas no son agradables y pueden provocar temor, pero el tránsito de la aprehensión que provoca una caverna oscura al temor que los murciélagos provoquen daño es otra cosa. El hombre seguro de sí mismo transita sus cavernas oscuras con incomodidad, recelo y disgusto, pero interpreta la existencia de los murciélagos como una parte del conjunto, ellos están allí porque es su medio natural. Así los temores tienen un medio natural entre los problemas, esto es inevitable, pero no necesariamente perjudicial.
Tampoco se trata de ignorar los temores, de la misma forma en que los murciélagos no pueden ser ignorados, se trata que ellos no tomen control de las cosas y eviten así un tránsito exitoso por la caverna. Se dice que las únicas personas que no tienen problemas están muertas, por lo tanto el tránsito por las oscuridad de ésas cavernas es inevitable, de allí también es inevitable aprender a situar estos murciélagos en su natural contexto.
Por otra parte resulta obvio comprender que la vida no es una suma infinita de problemas y por lo tanto nadie está condenado a vivir en una caverna. La claridad que existe fuera de ellas (la no existencia de problemas), de hecho anula la presencia de murciélagos.
Alcanzar esta claridad es el objetivo, pero las personas inseguras dudan permanentemente del logro y ello solo consigue alejarlos de la meta. Estas personas consiguen que los murciélagos los retengan en la oscuridad.
Ahora bien, la claridad o la no existencia de problemas se encuentran en una ruta en la que existen cavernas oscuras cada cierto trecho. La claridad es parte de la ruta tanto como la oscuridad de las cavernas, una no se explica sin la otra. Solo hay dos elementos variables en esta constante: la longitud de la ruta y la forma en que el viajero la transita.
La longitud de la ruta está condicionada por el objetivo del viajero y su plan de viaje, unas personas conciben y programan su vida de manera diferente a otras; aquellas que se plantean metas ambiciosas y conquistas, transitan una ruta más larga y pueden llegar más lejos si triunfan en el camino; aquellas que definen un curso de vida más mezquino consiguen menos.
Quienes establecen objetivos mayores e inician viaje encuentran más cavernas que los otros, ¡pero también más claridad! Estas personas no inician viaje pensando en las cavernas o en los murciélagos, estas personas aman la claridad: el éxito, el triunfo, la victoria. Están conscientes de aquello que encontrarán en el camino pero emprenden viaje, seguros de lo que quieren y de lo que pueden hacer. Los otros emprenden viajes cortos y muchas veces quedan en el camino, probablemente también aman la claridad pero este amor es superado por el temor a las cavernas que deben superar en ruta. Y cuando el amor a la vida es superado por el temor en realidad este amor no existe o no es genuino y sin amor a la vida no hay un motivo razonable para viajar.
El amor justifica y sostiene el viaje por la vida, pero la racionalidad permite superar los obstáculos que se presentan en cada caverna. Algunas personas no tienen ni lo uno ni lo otro.
Los problemas son los que importan, los temores no; todos los problemas tienen solución pero los temores son carga muerta y gratuita. Cada problema trae consigo un mundo de oportunidades y el temor solo sufrimiento, frustración y derrota. Muchas veces los problemas son un efecto de errores y otros un producto del azar; los temores, sin embargo, tienen paternidad sobre el equívoco y nunca se manifiestan de manera fortuita.
Todo temor conduce a un error, a una equivocación, a un paso en falso. Los problemas obligan a las personas a encontrarse con lo mejor que tienen, sus convicciones profundas, su fe, sus reservas desconocidas de energía y de creatividad; los temores en cambio succionan todo lo positivo que se pueda tener. Los problemas colocan al hombre en un estado de tensión dinámica, la misma que un tigre tiene el momento preciso que está por atacar a su presa, los temores lo dejan en el estado más lastimoso de laxitud y esta es la triste comparación que puede existir entre un tigre y una babosa. Pero es más triste aún comprobar que la naturaleza nunca permite que el tigre que se comporta como una babosa sobreviva, pero sí permite que el hombre lo haga. Y si se trata de completar el drama puede verificarse que este mismo hombre, aquel que fue diseñado para ser más que un tigre y dominar la naturaleza, vive como una babosa y ni siquiera lo reconoce o lo hace con espantosa resignación. El mundo entero puede tener pena por este hombre, pero él no siente un mínimo de pena y respeto por sí mismo.
Y en esta vida es necesario, es indispensable, tener la capacidad de sentir pena por uno mismo, esto es lo único que en última instancia puede alejarnos de la catástrofe y por supuesto… del temor.
En esta faceta de la “construcción de temores” la mente es frágil y traiciona. Se piensa muchas veces que es precisamente la mente, la capacidad intelectual humana, la que constituye el arma más poderosa del hombre, pero aquí se la ve en su verdadera dimensión. Al parecer no depende de la mente evitar que el tigre se convierta en una babosa; al parecer existe algo más poderoso que condiciona todo ello. Existe algo adicional que soporta la capacidad mental del hombre y lo conduce a su realización, porque sin ello no se explica como la pobreza mental puede superar sus propias debilidades. Es probable que esto no sea del agrado de aquellos (que cada día son más) que han “anclado” el desarrollo y la propia supervivencia de la raza humana en todo lo que la mente humana puede dar: el conocimiento, la ciencia, la tecnología, etc., pero todos ellos deberán admitir que ésa misma mente puede conducir al ser humano a sus estados más básicos y penosos.
Hace más de dos mil años, Jesús de Nazareth, el Maestro, dijo que “amaramos a nuestros semejantes como a nosotros mismos” y allí mismo estableció la fórmula perfecta del desarrollo integral del hombre, aquél que incluye por supuesto todo su potencial intelectual. El amor propio es fundamento del bienestar y del progreso del hombre, porque es éste quien evita que la criatura más poderosa de este planeta se convierta en una sombra o una caricatura de sí mismo. El amor propio activa la pena y provoca un cambio de condición, el amor propio activa la racionalidad cuando esta es necesaria para superar un problema, el amor propio impide que el temor tome gobierno del ser y del hacer, el amor propio por último, es el que evita que un tigre termine siendo una babosa.
Por otra parte el amor propio es condicionante para el amor por la vida y el amor por los demás, permitiendo de esta forma que el viaje tenga más luz que oscuridad, más beneplácitos que problemas, más éxitos que fracasos, menos cavernas y menos murciélagos.
En verdad, nada sabe del amor quien no se ama a sí mismo, y este es probablemente, el único temor válido que se puede sostener. AQSA