lunes, 27 de agosto de 2012

Chile ¿Necesita Cambiar la Constitución Nacional?

Hacemos o pedimos un cambio cuando no estamos a gusto en donde estamos o con lo que tenemos. Cuando esto ocurre nos rebelamos y hasta donde nos es posible, realizamos o exigimos el cambio. Querer cambiar es legítimo y mucho más cuando percibimos como indignante el comportamiento de algún actor de la sociedad.

La Constitución Nacional de un país es su carta de navegación. define su rumbo. La sociedad puede sentirse cómoda o incómoda con el rumbo seguido y por eso tiene la libertad, a través del tiempo, de confirmarlo o modificarlo. La historia constitucional de nuestro país ha sido objeto de muchos cambios. Sin embargo, siempre que se sugiere un cambio en la Constitución, es importante preguntarnos como sociedad, cuáles son las motivaciones, porque ellas nos indicarán la necesidad y magnitud del cambio del rumbo que se quiere dar a la sociedad.

Desde hace un tiempo a esta parte, he comenzado a reflexionar sobre las situaciones que a las personas nos produce rabia en nuestro país, y he comenzado a preguntarme por qué ocurren estas situaciones y quién o quiénes son los verdaderos responsables de provocarnos tanta indignación. Me ha parecido que si encuentro una respuesta a estos interrogantes, quizás sea más facil aceptar o no, un cambio en la Constitución Nacional.

Para lograr mi propósito he dado una mirada retrospectiva a las últimas situaciones que he vivido y que me han provocado algún tipo de indignación. De esta manera, he identificado cinco actores que se repiten en ellas y que considero son los responsables de los “fatales” desencadenamientos.

Les parecerá curioso, pero después de descubrir este método, se ha vuelto una obsesión para mi “estudiar” cada nuevo caso o situación que experimento de manera personal o que escucho, leo o veo para luego ubicarlo en alguna de las cinco categorías que he identificado. Haré una relación de ellas y colocaré un ejemplo de cada una para ilustrarlos y al final, haré unos comentarios generales:

1.- Yo mismo: Tengo que partir reconociendo que algunas de las situaciones que me han molestado no hubieran ocurrido si hubiera estado o hubiese sido más atento o cuidadoso. Un ejemplo es la indiganción que me produjo la multa que me impuso la municipalidad de Ñuñoa por retrasarme en el pago de la patente comercial. Estuve alegando con el funcionario de la Municipalidad. La cuenta había llegado al domicilio después de la fecha de vencimiento y creía que no merecía una multa... Hoy reconozco que no fue una buena excusa, porque cada seis meses, durante cuatro años, tengo que pagar esta patente. Se que los plazos se cumplen en el mes de enero y en el mes julio de cada año. Si la factura no había llegado al comienzo del mes de julio, debí haber ido a la Municipalidad para preguntar por mi cuenta y pagarla oportunamente.

Así como la patente comercial, tengo muchos otros compromisos que tienen una fecha de vencimiento conocida. Si estoy atento a ellas y pago dentro del plazo no tengo que esperar la llegada de ninguna factura y me evito multas y disgustos. Hay muchos otros compromisos que adquiero por razón de mi profesión o mi vida social. Pero he aprendido que manejando una agenda y siendo responsable, puedo mantenerme alejado de una indignación provocada por mi mismo.

2.- Personas como uno: Aquí me refiero a familiares, amigos, vecinos, compañeros, empleados, funcionarios públicos, etc., con los cuales me relaciono de manera permanente u ocasional para resolver algún asunto. Muchas veces estás personas son la causa de mi indignación, porque por su incomprensión, indiferencia, decidia, ignorancia o simple irresponsabilidad no dan una atención, respuesta o solución oportuna a mis demandas. Un ejemplo del mal comportamiento de estos actores ocurrió la última vez que fui al Banco para retirar un nuevo talonario de cheques. Estuve dos horas esperando por el servicio porque la “niña” encargada del “Servicio al Cliente”, se alejó varias veces de su puesto de trabajo para atender los constantes llamados de su celular. Los clientes tuvimos que protestar y reclamarle al encargado de la oficina para que pusiera orden. Le llamo la atención y ...¡la fila comenzó a fluir!

3.- Entidades públicas o privadas: Aquí claramente el empleado o funcionario que nos atiende no es responsable de nuestra indignación, sino que es la empresa o entidad que presta el servicio o vende el producto. Un ejemplo del mal comportamiento de este actor me ocurrió cuando tuve que visitar la empresa de telefonía celular para cambiar mi equipo. La atención se demoró 3 horas, porque de los 34 puestos de trabajo habilitados por la compañía para atender al numeroso público que los visita, sólo habían 4 personas atendiendo. La explicación que dieron para tan reducida atención, fue que el personal estaba en hora de colación. El problema era fácil de solucionar: Bastaba que la empresa estableciera varios turnos de colación, asegurando que el mayor número de puestos de trabajo estuviera activos.

4.- Sociedad: Me he encontrado con comportamientos indignantes, atribuibles a la “naturaleza” humana según la explicación que me han dado. Es un problema de “la raza”, me dicen. Son tan comunes algunos de estos comportamientos que nadie los cuestiona, a pesar de la enorme indignación que provocan. Algunos producen risa cuando los comentamos porque nos identificamos con ellos. Un ejemplo de estos comportamientos lo vivimos a diario con las personas que no recogen la mierda de sus mascotas cuando salen a pasear con ellas.

5.- Estado: Este actor puede ser el gobierno de turno o el Estado en su expresión general. Es culpa del Sistema, suele decir la gente, porque es el responsable de regular la actividad socio-política y económica del país. El Estado es quien debe velar por el ordenamiento y comportamiento de la sociedad. Uno de los ejemplos más conocido de indignación provocada por un mal comportamiento del Estado es el ocasionado por el mal servicio del transporte público. Aunque en una situación específica se pueda atribuir el mal comportamiento a uno de los actores (usuarios, conductores o empresas) la verdad es que la operación en su conjunto adolece de fallas estructurales, sólo atribuibles a la concepción deficiente del sistema de transporte, el cual ha estado a cargo del Estado.

Como decía en un comienzo, me he convertido en un obsesivo al pretender “encasillar” cada situación de indignación que vivo o conozco dentro de una de las categorias anteriores, y ahora que algunos políticos han comenzado a proponer un cambio a la Constitución Nacional, me pregunto si es necesario y hasta que punto cambiará para mejor, la vida de quienes vivimos en éste maravilloso país de la “loca” geografía, de la Virgen del Carmen y del Buen Vino!

Antes de dar mi opinión quiero presentar el siguiente cuadro con el resultado empírico que tengo de las categorías, según el tamaño de la indignación que me producen:

Participación porcentual de las categorías de Indignación
Creación propia

La primera inquietud que tengo es sobre la real incidencia que puede tener una nueva Constitución Nacional en la modificación de los porcentajes de la tabla anterior. Personalmente, creo que ninguna Constitución ni nueva ley tenga la capacidad de modificar el comportamiento de las personas que son las responsables del 75% de las causas de mi permanente indignación.

Depende de la buena disposición o del cambio de mentalidad de nosotros los seres humanos de reducir la indignación que nos provocamos mutuamente y que injustamente atribuimos a las entidades con las cuales trabajamos... o al sistema!

Es muy triste darnos cuenta que la mayor cantidad de daño que ocurre en la sociedad es provocado por el comportamiento irresponsable de nosotros mismos. De “personas como uno” que a diario tenemos que salir a trabajar y luchar por nuestra familia. Resulta cruel sentirse humillado y enfrentarse al mal carácter y al descriterio del empleado o funcionario de la primera línea de una entidad pública o privada, como un administrativo(a), cajero(a), secretario(a), auxiliar, junior, conductor(a),.. para obtener un buen servicio o atención justa y de calidad.

Por culpa de ellos y de nuestra ignorancia, salimos renegando de la entidad donde está aquel trabajador. Nuestra rabia se hace más evidente cuando terminamos “pateando la perra” y criticando al sistema!

Basta ya de encubrir la mediocridad de las “personas como uno”. Esas que creen que solo merecen una oportuna y buena atención las personas de “cuello y corbata”, las “bien parecidas”, las más simpáticas y graciosas... Todos merecemos respeto y atención oportuna.

Si cada uno de nosotros hace la “pega” como corresponde y se coloca en los “zapatos” del otro, sin abusar del cargo que se tiene, ni “mirarse en menos”, tendríamos muchos menos motivos para quejarnos y quizás pudiéramos concentrarnos, como sociedad, en la solución de problemas más reales e importantes.

Sí creo que una mayor fiscalización del Estado, puede reducir la indignación que nos provoca las entidades o instituciones con las cuales a diario nos relacionamos. Mientras no exista en las empresas públicas y privadas una cultura por la responsabilidad social, el Estado debe fortalecer sus mecanismos de control y fiscalización. Para ello, no se requiere un cambio en la Constitución Nacional, sólo basta la voluntad del gobierno de turno y la creación e implementación de las Veedurías Cívicas, que empoderan a la ciudadanía y la facultan para ejercer un control directo en la realización de las actividades, obras o contratos que cumplen dichas empresas, con incidencia e impacto en la sociedad.

Finalmente, les invito a reflexionar sobre las situaciones que les causa indignación y preguntarse por la categoria a la cual corresponden para confirmar o no la variación porcentual que aparece en la tabla. Sería interesante poder conocer el resultado de dicho análisis.

jueves, 9 de agosto de 2012

¿POR QUÉ TANTA VIOLENCIA?

Por qué tanta violencia, si ésta no atrae a la ciudadanía ni convoca ninguna mayoría? Por qué no cambiar la estrategia, por qué no aprender de la "Campaña del NO"? Chile pasará a la historia por haber derrocado una dictadura con un plebiscito.

Qué tristeza, no quedaron herederos de aquella convocatoria inteligente y en cambio se mantienen y se fortalecen los herederos de la anarquía y el terrorismo. Asistimos a un espectáculo deprimente en donde las nuevas generaciones solo son idiotas útiles de los criminales. Se esfumó la inteligencia y tenemos que conformarnos con ir al cine para recordar la chispa de una generación que cambió pacíficamente un sistema dictatorial con una campaña publicitaria!

Los dirigentes de los movimientos sociales, están a tiempo de poder elegir Presidente en las próximas elecciones a un candidato que se comprometa con un “nuevo modelo social” si es lo que desean ...y si no les gusta ninguno de los actuales candidatos, pueden proponer otro que sí les guste!...No es posible que entre tanto inconforme, no haya un candidato para postular?...Si las mayorías están con ustedes, por qué no van a ser capaces de juntar los votos para llegar al poder? No necesitan de un partido político para inscribir un candidato, solo deben recoger firmas… Franco Parisi, las está juntando y en las elecciones pasadas las juntó Marco Enríquez-Ominami...En dónde está el problema?...Por qué tanta flojera y mediocridad?...

Nuestra sociedad no necesita de la violencia, ni de los muertos para entender que se debe combatir la injusticia social. Ninguna guerra por violenta que haya sido ha terminado con el enemigo ni ha solucionado ningún problema…  La bomba atómica no acabó con los japoneses, los alemanes no tuvieron balas para acabar con los judíos.  Los españoles no pudieron con los mapuches. ETA no pudo en España, las FARC no ha podido en Colombia…

La violencia solo conduce a más violencia. Es el negocio de los mercaderes de la guerra y son ellos quienes PROMUEVEN y PATROCINAN los movimientos sociales y los conflictos nacionales e  internacionales para que el negocio de las armas sea cada vez más rentable. Nuestra ignorancia y fragilidad son su mejor “caldo de cultivo” porque los traficantes de armas, al igual que los traficantes de drogas, son los únicos que se benefician y enriquecen de los conflictos y debilidades sociales!

Como sociedad debemos parar en seco y dejar de pelearnos por un pasado que nadie puede regresar y del cual nadie está convencido que haya actuado de mala fe. Un mejor camino o un nuevo modelo social no están ni a la izquierda ni tampoco a la derecha. Una sociedad  capitalista, comunista, socialista o religiosa,  solo existe en la mente y en los escritos de los idealistas. La humanidad ha tenido y conoce todos los sistemas socio-económicos y ha sufrido y sigue sufriendo en todos ellos por causa única y exclusiva del fanatismo que promueven sus nefastos líderes...

Arriba Chile! Si nuestra “loca” geografía y naturaleza “implacable” no ha podido doblegar nuestra cerviz, por qué habría de lograrlo una minoría de personas con su actitud temeraria y violenta?

Tenemos un país con gente maravillosa, de una solidaridad conmovedora y de un espíritu guerrero admirable. Debemos abrir nuestra mente y darnos una nueva oportunidad para que juntos logremos para las futuras generaciones, la de nuestros hijos, nietos y sobrinos, la sociedad que todos soñamos!

viernes, 3 de agosto de 2012

SI QUEREMOS AVANZAR, DEBEMOS CAMBIAR!

Al igual que la inmensa mayoría de personas, estoy convencido que en el mundo hay mucha injusticia social. Sin embargo, también estoy convencido que la sociedad, al igual que todos los países del mundo, tienen los gobiernos que se merecen...Por ejemplo, si llamas a tus vecinos a una reunión, para resolver un problema comunitario, debes sentirte contento de que asista el 20% de los invitados y si les pides una cuota para resolver un problema común, no te extrañes si te quedas solo en el salón.

Cuesta mucho rodearse de gente emprendedora y comprometida, capaz de jugársela por una causa. Pero, cuesta mucho más deshacerse de la gente mediocre e irresponsable. Vivimos en un mundo muy frágil, rodeados de gente buena, pero en su mayoría floja y limosnera. Con facilidad, adulamos a quienes tienen dinero o creemos con algún poder, y con esa misma facilidad, somos capaces de abandonar hasta a quienes nos dieron la vida, cuando les llega la vejez o simplemente caen en desgracia.

Si de verdad estuviésemos interesados en terminar con la injusticia social, deberíamos “comenzar por casa”, cambiando nuestras actitudes y dando señales que nos hagan más creíbles a quienes nos rodean. Si queremos avanzar como sociedad, debemos cambiar como personas.

Aquí van algunas recomendaciones o mejor, unas recordaciones para hacer de ese cambio personal una realidad. Al fin y al cabo no diré nada nuevo. Recuerde que "más sabe el diablo por viejo que por diablo":

1.- Juegue y respete las reglas que tiene establecida su familia, su comunidad y su país. No olvide que las reglas existen porque somos seres humanos que podemos actuar y pensar diferente. De lo contrario, viviríamos como los animales...pastando y sin reglas!

2.- Proponga cambios en las reglas, si no le gustan las existentes.

3.- Participe activamente e interactúe con los miembros de su familia, su comunidad y su país. Nadie es dueño de la verdad y siempre hay que aprender de los demás.

4.- Respete la opinión de los demás y acate las decisiones de las mayorías tomadas de acuerdo con las reglas.

5.- No sea impaciente, si las mayorías no aprueban sus ideas, revise las razones. Puede ser que sus argumentos sean débiles o que haya otras propuestas más atractivas.

6.- Si quiere protestar... hágalo, pero respete los derechos de quienes no quieren protestar.

7.- Sea creativo al protestar o dar a conocer sus ideas. No se comporte como un criminal. No confunda la pasividad ni la paciencia de quienes no participan de su causa con la debilidad.

8.- No generalice. Es la mayor demostración de nuestra ignorancia. Aunque nos cobije un mismo apellido o una misma bandera o un mismo credo, los seres humanos somos diferentes porque nacemos en distintos tiempos, y vivimos y aprendemos de manera diferente. En el fondo la única división que no tiene objeción para la humanidad está relacionada con la vida y la muerte.

9.- No viva del pasado. Es una estupidez. Nadie puede regresarlo y tampoco creo que consiga nada volviendo al origen de la humanidad. Mejor, aprenda del pasado y construya un nuevo futuro, aún con sus enemigos cuando llegue la tregua. Si abre el corazón, se dará cuenta que todo es coyuntural, que no hay enemigo pequeño y que entre la paz y la guerra hay la misma distancia que entre la vida y la muerte.

10.- Tenga claro en dónde está y en dónde quiere estar y trabaje solo o acompañado para lograr sus sueños.

11.- Recuerde que la calidad no es un bien que se compra con dinero. La calidad es algo inherente a la persona humana y es consecuencia de un comportamiento y actitud constante y consistente.

12.- No pida cosas gratis a nadie, ni exíja derechos sin exponer primero sus obligaciones. En el primer caso puede convertirse en un limosnero y en el segundo en un esclavo.

13.- Si usted es un líder político o religioso, dirigente social o empresarial, profesor o padre de familia,... recuerde siempre que su responsabilidad es aún mayor porque la sociedad que le escucha, tiene los ojos puestos en usted y por convicción, ignorancia o flojera, seguirá sus directrices.

14.- Respete la gente humilde, no se burle de su ignorancia manipulándola, no le mienta ofreciéndole lo que no puede cumplir, y menos la ofrezca como "carne de cañón" para vencer a sus enemigos.

15.- Recuerde que los sistemas democráticos no existen para que los ciudadanos "ganen o pierdan" sino para que vivamos en PAZ!

Finalmente, creo que los resultados positivos que está teniendo el gobierno de Sebastián Piñera en muchos campos sociales y económicos, a pesar de los malos pronósticos y zancadillas provenientes de todos los bandos, incluyendo sus partidarios, me confirman que en Chile ya no debería haber gobiernos de izquierda ni de derecha. Ni de empresarios ni de trabajadores. Aquí ya no caben los modelos socialistas ni capitalistas. La Concertación y la Alianza están muertas y solo viven en las mentes nostálgicas de algunos políticos...

Creo que la sociedad y la política de hoy requieren de otro tipo de líderes y políticos, que tienen el desafío y la obligación de tener planes y propuestas concretas que nos conduzcan a una sociedad con:

• Reglas claras con fiscalización efectiva.
• Igualdad en las oportunidades con equidad en la distribución del ingreso o la riqueza.
• Crecimiento socio-económico con metas alcanzables y sostenibles en el tiempo.
• Unidad nacional con autonomía étnica y regional.
• Respeto a las instituciones del Estado con atención oportuna de las necesidades sociales.
• Unidad de los chilenos con respeto de las diferencias del pasado.

Y para lograr el cumplimiento de los promesas de los políticos, los ciudadanos debemos introducir el concepto de la “Revocatoria del Mandato” para asegurar la salida oportuna de aquellos dirigentes que no cumplen en un tiempo razonable con sus metas y promesas.