sábado, 2 de marzo de 2013

Los Patrones del Mal

"Enderezar a Colombia no parece tarea fácil. Es más; ni aún en el caso de llegar a concretar la paz con los jefes de los focos mayores de violencia, el narcotráfico y la guerrilla, se acabará el derramamiento de sangre. Existen tantos cabos sueltos, muchos de ellos que actúan únicamente por el deseo de venganza, que pasarán generaciones antes de dominarlos." – Diario El País de Colombia. Edición del 24 de Febrero de 1991

No puedo ocultar la tristeza, el dolor y la vergüenza que me produce ver la teleserie "Pablo Escobar. El Patrón del Mal", por tener que recordar aquellos años de incertidumbre vividos en Colombia. Los cuales, además del terror que causaron en la población, provocaron una de las crisis económicas más grandes de la historia del país.

Recuerdo que al principio, la relación entre la sociedad y los capos de la droga, fue una verdadera “Luna de Miel” El dinero de la mafia tocó prácticamente todas las esferas de la sociedad, que haciéndose la “vista gorda” parecía alucinada con tanto derroche y excentricidad.

Disfrazado de Roobin Hood, Pablo Escobar y sus secuaces, reclutaban gente para su negocio. Fue así como solucionaron el problema de vivienda a muchas familias humildes e hicieron realidad el sueño de otras que aceptaron trabajar en el negocio del narcotráfico, servir de guardaespaldas, cuidadores de sus propiedades, choferes de sus vehículos, etc, a cambio de un atractivo sueldo, que difícilmente podía pagarse en el Estado, la industria o el comercio.

Trabajar para el “Patrón” llegó a ser motivo de orgullo para muchas familias y también la razón por la cual se destruyeron muchas de ellas. El salario del jefe del hogar se volvió ridículo e innecesario, gracias al “abultado billete” que llevaban a casa los que trabajan para los narcotraficantes.  

La propiedad inmobiliaria se sobrevaloró gracias a las apetitosas ofertas que hacían los “narcos” y la sociedad comenzó a vivir en un mundo de fantasía en donde hasta quienes estábamos más alejados de éste boom, llegamos a disfrutar de las invitaciones a sus opíparas fiestas en majestuosas propiedades... Quién hoy diga en Colombia que no fue tocado por el dinero del narcotráfico es un mentiroso o no perteneció a esa generación, porque la verdad, es que los narcotraficantes contaminaron absolutamente todo!

Pero, éste mundo de fantasía duro muy poco. Hasta que afloró la naturaleza criminal de esta lacra social, obsesionada con llegar al poder del Estado y convencida que podía comprar a todos los colombianos o asesinar a quienes pudieran convertirse en un potencial enemigo... "Me comprometo a pagar la deuda externa de Colombia con mi dinero"...“En el mundo solo hay dos personas importantes: El Papa y Yo” decía, Pablo Escobar, sin ningún atisbo de vergüenza…

Así, de la noche a la mañana, comenzamos a vivir en un infierno, cuando los capos declararon la guerra a sus enemigos y les exigieron a todos sus protegidos el pago de sus favores.

Siendo el Estado uno de sus principales objetivos y los gobernantes de turno los comunes enemigos del “Patrón” no tardaron en firmarse las alianzas con otras organizaciones nacionales e internacionales inescrupulosas y de criminales, que también han patrocinado y tienen dentro de sus filas, aunque de manera solapada, grupos violentos y desestabilizadores.

La teleserie, solo muestra una mínima parte de las atrocidades que se vieron y conocieron en aquella oscura época, en donde todas las lacras se juntaron para "pescar en río revuelto" y aterrorizar a los colombianos y exigir al Estado, manejado por una mayoría de cobardes y corruptos, toda clase de libertades, impunidades y privilegios…

Por suerte, fue la misma crueldad de Pablo Escobar, la que hizo el milagro y provocó que el invocado Niño Jesús de Atocha, le diera la espalda a este criminal que murió en su ley: “Prefiero una tumba en Colombia que una cárcel en los Estados Unidos”…

La teleserie ha sido como una catarsis para mí, que nunca imagine tener que salir de mi país en busca de mejor bienestar para mí y para familia... Testigo y sobreviviente de aquella época, quiero rendirles un homenaje a los amigos y conocidos que murieron inocentes, en alguno de aquellos cobardes atentados. Especialmente, del que "compartimos" en la ciudad de Medellín en la fatídica tarde del sábado 16 de febrero de 1991, en donde hubo más de 120 víctimas, entre muertos y heridos de gravedad por la bomba de 150 kilos que puso esta lacra a la salida de un evento popular...Paz en sus tumbas y en sus corazones para todos ellos y para sus familias...

En su memoria, invito a quienes me siguen en FB a leer este artículo del archivo de prensa del diario El País de Colombia del año 1991, que da cuenta de aquella noticia y de la confusa situación que se vivía en aquel entonces, en que todos los asesinos se juntaron para “pescar en río revuelto” e imponer su ley. (http://elpais.com/diario/1991/02/24/internacional/667350009_850215.html)