sábado, 16 de mayo de 2020

La Nueva Normalidad

"Lo bonito de esta Nueva Normalidad, es que el enemigo no es otro ser humano y menos un compatriota. Es un agente extraño, invisible, que no discrimina, aunque puede resultar letal para los más vulnerables. Esto nos obliga a estar unidos y ser solidarios. Cuidándome estoy cuidando también a las demás personas, especialmente a las que están más cerca de mí."

Cuando el gobierno en una declaración pública habló de la Nueva Normalidad, rápidamente tuvo que explicar el concepto por la avalancha de críticas y ante la persistencia de estas, decidió cambiar la expresión por la de Regreso Seguro.  Ambas actitudes me parecieron curiosas, la del gobierno por modificar una expresión que considero a todas luces correcta y la de los críticos por negarse a aceptar o entender el concepto de Nueva Normalidad. Pero, antes de dar una opinión, veamos lo que dice la Real Academia de la Lengua, nuestra mayor autoridad: Normalidad es la cualidad o condición de normal, y según el sitio www.defincion.de, es lo que se ajusta a las normas. En este sentido, hablar de Nueva Normalidad es hacer referencia a seguir un comportamiento de conformidad con nuevas normas o diferentes a las comúnmente conocidas.

Una Nueva Normalidad no hace referencia a un estado positivo o mejor del que se tiene, sino al cambio de uno conocido por otro menos conocido y que es o que se pronostica como no pasajero ni temporal, sino que durará un tiempo importante o impredecible. Es el caso de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, que acompaña al planeta tierra desde noviembre del 2019 y  por lo que se ha estudiado de su comportamiento y evolución, se sabe que ha llegado para quedarse, por lo tanto, los seres humanos debemos aprender a convivir con él. En este sentido, será normal saber de su existencia y tomar las medidas adecuadas para protegernos de su contagio y sus consecuencias. Pero, ¿por qué razón hubo personas de reconocido liderazgo nacional, que salieron a criticar al gobierno por haber utilizado esta expresión de Nueva Normalidad? Personalmente, no creo que haya sido por ignorancia, el único denominador común de estas personas es su condición de actores políticos, muchos con aspiraciones a cargos públicos para ellos o para sus copartidarios. Me pareció ver otra de tantas oportunidades que tienen los detractores del gobierno de turno para criticar sus acciones, en una antigua y mediocre estrategia, que apunta a desprestigiarlo para poder ocupar su espacio en el futuro… Es parte de una "Vieja Normalidad", porque hace mucho tiempo que ya nadie gana el poder por tener mejor programa ni méritos, sino por conocer más “copuchas y chascarros” con las cuales desprestigiar a sus oponentes. Lamentablemente, esta estrategia anula la credibilidad de la oposición en sus propuestas y en sus intenciones en momentos tan difíciles como los que atraviesa nuestro país desde el mes de octubre pasado, lo que hace más difícil cualquier posibilidad de acuerdo para una salida o solución inteligente y sensata de los graves problemas que tenemos. 

Pero, volviendo al tema, hablar de una Nueva Normalidad, no es algo nuevo, la hemos conocido cientos de veces y vivido en más de una oportunidad. En lo personal tengo un par de anécdotas que confirman estos estados de vieja o nueva normalidad. Nunca olvidaré lo que me costó acostumbrarme en Chile a tener ropa o vestuario diferente, es decir, para cada estación climática del año. Durante toda mi vida anterior en Colombia, lo normal para mí era usar ropa según la ocasión y no el clima, y ésta la podía utilizar durante todo el año.  Cuando estudié en Israel no fue para mi tan sorprendente el cambio de vida por ver militarizado el país, lo cual era normal en Colombia, sino por tener que acudir a los constantes llamados para protegerme en los refugios por los atentados o eventuales amenazas de ataques de enemigos del país. Otro ejemplo: ¿Quién puede negar que el sistema de vida que tenían los millones de venezolanos hasta el año 1999, cuando Hugo Chávez subió al poder no cambió para ellos de manera brutal? Adicionalmente, quién puede negar, que las personas menores de diez años y los que han nacido en la era del chavismo, no encuentran “normal” el actual sistema de vida de hambre y miseria que ahora tienen? Claro que es la estrategia de los regímenes totalitarios para perpetuarse en el poder. De hecho, para facilitar y acelerar el proceso de acostumbramiento a la “Nueva Normalidad” que pretenden instalar, cierran fronteras y medios de comunicación, envían a la cárcel, al exilio o al cementerio a los opositores y se quedan con los más leales y vulnerables, negándoles en adelante, el derecho a conocer otras "Normalidades". No voy a dar ejemplos, para no herir susceptibilidades al mencionar unos países y dejar involuntariamente por fuera de la lista a otros.  

Sin embargo, lo extraordinario es la capacidad de nosotros los seres humanos, para acostumbrarnos a los nuevos estilos de vida o Nueva Normalidad a pesar que algunos cambios de estado puedan resultar chocantes o incomodos en un principio. Durante el primer año en que llegue a Chile, no sabía el motivo de mi sensación de ansiedad. Me sentía extraño. Obviamente, muchas cosas habían cambiado en mi vida, pero había algo especial que no lograba descubrir, pero que mi cuerpo y mis emociones sí lo advertían. Se sorprenderán si les digo que esa extraña sensación era consecuencia de la paz que estaba respirando en Chile, porque toda mi vida en Colombia había vivido en medio de la guerra y la violencia, la que tampoco cambió cuando me fui a estudiar a Israel ni al País Vasco en España, en pleno apogeo de los atentados provocados por el grupo terrorista ETA. Ahora en Chile, sin atentados con bombas, ni secuestros, ni masacres, ni cuerpos muertos en las calles. Sin noticias de violencia, ni crímenes atroces, todo mi ser se sentía extraño, porque estaba en el mismo Paraíso... De todas maneras, aquí la Nueva Normalidad fue para bien y resultó mejor, aunque hoy me duele saber que sea tan frágil y vulnerable. 

Con frecuencia escuchamos decir: “Todo tiempo pasado fue mejor”, para recordar mejores épocas de normalidad y no momentos únicos o puntuales. Para estos, utilizamos expresiones como: “Nunca olvidaré aquel acontecimiento” como cuando todo Chile se unió en un solo grito de emoción para celebrar el rescate de los 33 mineros o el gol del Niño Maravilla que nos dio el título de Bicampeones de América. Fueron momentos muy importantes, pero nunca fueron estados de Normalidad de nuestro país, porque no duraron mucho tiempo. ¡Qué más hubiéramos querido! ¿Verdad?

Pero ahora es diferente, porque estamos entrando en una etapa que durará un tiempo indefinido, que nos obliga a conocer y aceptar nuevas reglas y a estar más atentos y ser más cuidadosos con nuestras medidas de higiene, cuidado personal y de salud. Es sin lugar a dudas una Nueva Normalidad, porque a esos comportamientos debemos acostumbrarnos e incorporarlos a las demás rutinas de nuestra vida, toda vez que serán normales. Hace unos pocos meses atrás, me parecía extraño ver en la calle o en el sistema de transporte una persona usando una mascarilla. Nunca lo dije en voz alta, pero debo confesar que me producía cierto temor, porque veía en ellas a alguien enfermo y seguramente de algo contagioso, pensaba para mis adentros. Hoy, lo que me extraña es no ver a alguien con mascarilla y prefiero distanciarme de todo el mundo, pero especialmente, de quien no la lleva puesta.

Lo bonito de esta Nueva Normalidad, es que el enemigo no es otro ser humano y menos un compatriota. Es un agente extraño, invisible, que no discrimina, aunque puede resultar letal para los más vulnerables. Esto nos obliga a estar unidos y ser solidarios. Cuidándome estoy cuidando también a las demás personas, especialmente a las que están más cerca de mí.

Finalmente, quisiera hacer un humilde llamado a la clase política y a los dirigentes sociales, especialmente a aquellos que no están en el poder o no gozan de sus beneficios: Sería maravilloso que también aprendieran de esta enorme crisis sanitaria y dejaran atrás ese odioso comportamiento oportunista e insolidario, que los lleva a una especie de trinchera y los mueve a estar únicamente en la vereda de la crítica negativa, que no es para nada constructiva, porque de todas maneras, nada les será creíble. Mejor entrar en una nueva forma de hacer política, con honestidad y auténtica vocación de servicio público, pensando en el bienestar de todo el territorio nacional y no solamente en el de sus pequeñas parcelas. Entierren también con el COVID esa “Vieja Normalidad” de hacer política, nefasta y traicionera y entren en una “Nueva Normalidad,” de Democracia Participativa con real Participación Ciudadana, que sin lugar a dudas será mejor para ustedes, para Chile y para todos los chilenos. RDS