jueves, 17 de marzo de 2022

Una Visita No Esperada

El día de ayer, martes 15 de marzo, la Comitiva del Gobierno que fue a la Región de la Araucanía, encabezada por la Ministra del Interior Izkia Siches, recibió el rechazo de los grupos armados quienes le manifestaron, una vez más, su desprecio a la presencia del Estado en la zona que ellos reivindican como propia y sobre la cual tienen varias demandas. Fue vergonzoso ver retroceder la Comitiva de Ministros y bochornoso ver flamear una bandera por parte de un integrante de la misma, en una especie de acto de suplica a los violentos por el respeto a sus vidas.

Por supuesto que no me alegra lo previsiblemente sucedido. Por el contrario, me produce tristeza confirmar tan tempranamente, la ingenuidad e ignorancia de un gobierno sobre el que pesan tantas expectativas. Y aunque siento pudor por lo elemental y básica de mi reflexión, igual la voy a hacer, porque he notado que las cosas que son obvias para una inmensa mayoría de personas, no parecen serlo para muchos de nuestros respetados gobernantes.

Tengo claro, que la violencia que existe en Chile y en el mundo, siempre es por algo o a consecuencia de algo y saberla leer, debe ser el primer paso para enfrentarla y encontrar la solución definitiva o para contenerla, porque la contención de la violencia, aunque muchos no lo crean, es también una alternativa válida, especialmente cuando la violencia no para o las demandas de los violentos son de difícil o imposible solución, porque debemos reconocer, que no todos los problemas son siempre de fácil solución, ni culminan con las partes aceptando, de buenas a primeras, todas las demandas.

Por lo anterior, debemos entender que la contención de la violencia no sólo es una alternativa, sino también una obligación del Estado que debe garantizar la convivencia pacífica en todo el territorio nacional, velando además, porque la contención no se salga de control y se transforme en abuso del poder... No se ve fácil. Verdad? Claro que no. Es por ello, que gobernar un país, no debe estar en las manos de cualquier ciudadano.

La violencia es inaceptable en todas las sociedades, mucho más en aquellas que se presumen y abogan por la democracia y la convivencia pacífica, como la nuestra. Pero, siendo impredecible e inevitable la reacción humana frente a sus aflicciones, es la razón por la cual todo gobierno debe prestar atención oportuna a las demandas ciudadanas, para evitar que la desesperación se apodere de las personas y las comunidades, escalando en sus manifestaciones la rabia y los actos de violencia con impredecibles consecuencias.

Deberíamos saber, que quienes optan por la violencia no les interesa dialogar, quieren soluciones a su medida. Es una falta de respeto o de asaz ignorancia del gobierno, llamar a dialogar a un grupo que ya optó por la violencia y que lleva años sosteniendo una lucha por una causa en donde las demandas son públicas, conocidas y tan claras como el agua. Ellos están esperando una solución a sus demandas y sólo de la respuesta que les den, dependerá el fin o la continuidad de su estrategia violentista. Esto no significa, que las puertas del diálogo se cirren, ni que las partes no puedan sentarse a dialogar en cualquier momento, pero para evitar sorpresas o bochornos, como el ocurrido el día de ayer, hay que respetar la contraparte y reconocer sus demandas y en ese nivel, todo encuentro de las partes tiene que ser planificado, ya no puede ser un acto unilateral ni voluntarista, ni mucho menos arrogante. Peor aún y lo considero de la mayor gravedad, pretender desconocer estos grupos violentos, anunciando después del atentado, con seguir promoviendo la realización de encuentros sin su presencia y en la zona que ellos consideran de su propiedad e influencia, porque esto sólo aumenta la rabia y pone en peligro la integridad de las personas y familias pacíficas que allí habitan y que deberán seguir conviviendo con estos grupos violentos después que termina cada encuentro.

Finalmente, creo que todo gobierno, nacional, regional o local, debe dar una respuesta clara y oportuna a toda demanda ciudadana y no esperar el día de furia, ni la inmolación de alguien para actuar. -RDS