jueves, 11 de noviembre de 2021

Chile. Un País con Democracia Participativa


 
(Compartimos la presentación en la Convención Constitucional realizada por los Directores de FUNDESCOCHILE en la Comisión Temática sobre Sistema Político, Gobierno, Poder Legislativo y Sistema de Elecciones. La audiencia se realizó el jueves 11 de noviembre de 2021)

   Honorables Convencionalistas:  Me dirijo a ustedes y de manera especial, a los chilenos de sangre, nación y corazón que se definen como tal y que habitan este planeta tierra reconociendo como territorio propio la actual República de Chile, porque ninguno debe quedar excluido.

   Todos, todas y todes sin excepción, con sus virtudes y defectos, sus éxitos y fracasos, sus pecados y bondades, sus aciertos y sus errores, sus limitaciones y excesos, desde la primera fila hasta la última, los que compartimos esta misma identidad y que nos debemos acoger a la futura Carta Constitucional que ustedes nos van a proponer, de ser aprobada en el plebiscito de salida.

   Hablo en nombre propio y de FUNDESCOCHILE[1], una organización de la sociedad civil, que nació hace dos años para contribuir a la generación de una cultura de Participación Ciudadana más Inteligente, más Inclusiva y más y mejor Informada, comprometida en colaborar en la Gestión y la Fiscalización Pública desde las organizaciones sociales y comunitarias, porque también entendemos nuestra responsabilidad en los éxitos y fracasos del país. Por ello nuestra petición a la Convención fue, previa a esta audiencia, traducir nuestro mensaje en las lenguas de nuestros Pueblos Originarios y en Creol, para integrar también a nuestros hermanos haitianos. No creemos que nadie sea más chileno que quien se cree chileno y está dispuesto a dar su vida por hacer respetar la identidad, la diversidad cultural y el medio ambiente que la naturaleza nos ha prodigado en este rincón y pequeño espacio del mundo.

   Voy a hablar con la fuerza de mi corazón y el amor que siento por esta patria que me duele hasta los huesos. En FUNDESCOCHILE, no nos preocupa ningún modelo socio-económico, ni de gobierno, ni sistema político que nos rija, porque siendo importantes, nos preocupa mucho más la probidad e idoneidad de los líderes, la forma de acceder al poder y de mantenerse en él. Nos preocupa la oportunidad, la transversalidad y la suficiencia con que llegarán las soluciones a los problemas sociales. Y es en este punto en donde creemos que es el momento de incorporar a nuestro sistema político la Democracia Participativa, como la necesaria apertura de la Democracia Representativa que debe integrar instituciones que permiten una mayor colaboración de los ciudadanos en la actividad pública[2], como una estrategia para acelerar la solución de las demandas sociales que se estancan y eternizan en las oficinas públicas y en los centros de decisión del país tanto a nivel local, regional como nacional y lleva, como respuesta, a la pérdida de credibilidad y confianza de la ciudadanía en las autoridades y en la clase política que nos representa.

    Proponemos la incorporación de la Democracia Participativa como una estrategia para contribuir a combatir el abuso del poder y la corrupción, que son los principales causantes de la desigualdad, la injusticia y la rabia social.[3]

    Proponemos la Democracia Participativa como una estrategia para que los ciudadanos también tengamos injerencia vinculante desde los territorios en la Gestión Pública, en la Fiscalización de las decisiones de las autoridades y en el cumplimiento de las propuestas de quienes nos representan...[4]

   Nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos, ya no debe estar únicamente en las manos de unos pocos que se creen con derecho irrevocable a gobernar con total libertad y recibiendo la eventual fiscalización de entes estatales, que también son susceptibles de ser manipulados como ha ocurrido en el presente.

   Sabemos que la experiencia de la Democracia Participativa en América Latina no ha sido tan positiva como los promotores lo deseamos. Sin embargo, les desafiamos a revisar la extensa bibliografía[5] que compartimos como anexo, para que descubran y digan: ¿Cuál ha sido la actitud y el aporte en materia de educación ciudadana de los gobiernos, los partidos políticos, los centros de formación básica, media y superior, los gremios y los movimientos y organizaciones sociales, para que la Democracia Participativa se desarrolle en esos países como debe ser?... Nuestra conclusión es que ha sido un aporte muy insignificante y en algunos países, derechamente ha sido una burla a la ciudadanía, al pueblo. Les entregaron la caña de pescar, pero a nadie le enseñaron a pescar. Y era obvio, ninguno quería dejar de venderle la "pescada" al pueblo.

  Por lo anterior, para que no se repita la historia y para conjurar a los detractores de la Democracia Participativa que nos llenan con argumentos de fracasos de este sistema, una Nueva Constitución para Chile no solamente debe declarar un sistema de Democracia Participativa, sino incluir el derecho y la obligación de promover una Educación Cívica 2.0 o mejor aún, promover una Formación Ciudadana para el siglo XXI que incluya a las personas desde que tienen uso de razón hasta el día de su muerte. Porque la soberanía reside en los ciudadanos y estos deben estar a la altura de la evolución y complejidad del Estado y sus instituciones para invocarlas y utilizarlas.[6]

    Creemos que, más importante que una bonita declaración de principios, debe ser el comportamiento ciudadano informado, coherente y permanente, porque la Participación Ciudadana es para ejercerla y no sólo para declararla. Queremos una ciudadanía que haga uso oportuno e inteligente de los Mecanismos de Participación Ciudadana vinculantes, democráticos y pacíficos, como la Iniciativa Legislativa Popular, los Plebiscitos, los Referéndum Revocatorios y las Veedurías Ciudadanas entre otros...

   La Democracia Participativa y sus Mecanismos de Participación no son un capricho ciudadano, sino la forma de Democracia para el siglo XXI que ciudadanos más informados, más educados y más conectados necesitan y exigen. Es la alternativa pacífica de solucionar las controversias en una sociedad que ha sido constantemente engañada por la clase política y que ha tenido que salir a la calle para inmolarse y recibir al menos su atención, no necesariamente la solución, la cual muchas veces ha sido "chutiada pa delante"...

   Finalmente, quiero cerrar esta intervención agradeciéndoles el esfuerzo que hacen y el difícil desafío que asumieron y reafirmar, que la Democracia Participativa no elimina ningún cargo, ni desconoce la importancia de la representación a pesar de su fracaso. Por el contrario, la Democracia Participativa es un complemento de la Democracia Representativa y puede rescatarla de la crisis,[7] contribuyendo a recuperar la confianza ciudadana en las autoridades y mantener en alto el prestigio de nuestras instituciones.

   La Democracia Participativa es un proceso complejo[8] que tiene un alto costo, es cierto, pero nunca tan alto como los costos de la corrupción y de cualquier estallido social. Además, jamás será causante de la autodestrucción de la sociedad ni de las lágrimas que han derramado en las calles cientos de personas por reclamar sus derechos. 

   Los Mecanismos de Participación Ciudadana de carácter vinculante que se incorporen,[9] permanecerán latentes y se activaran de manera complementaria, cuando las instituciones del Estado, las autoridades de gobierno o los representantes en el poder, dejen de cumplir el mandato para el cual fueron elegidos. Son previsibles los errores que ocurrirán en su implementación, pero se superarán con formación ciudadana y con el fortalecimiento de alianzas co-creativas y co-productivas entre las Organizaciones de la Sociedad Civil-Los Centros de Formación Superior y las Entidades del Estado.

    Con una Democracia Participativa como principio, con mecanismos activos de participación y con autoridades de gobierno y representantes responsables, tendremos leyes más oportunas y gestión pública más eficiente. Terminaremos con el bloqueo y el obstruccionismo de los políticos irresponsables y oportunistas. Habrá control a la desigualdad y a la injusticia social. Habrá mayor freno al abuso del poder y a los actos de corrupción. Las comunidades tendrán más injerencia en las decisiones que los afectan. Disminuirá la rabia y no tendrá sentido la paralización de las actividades del país, la destrucción de los espacios públicos, la autodestrucción de la sociedad, ni la inmolación de ningún ciudadano desesperado, ni el enfrentamiento de la ciudadanía con las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública. Un enfrentamiento irracional que sólo deja más víctimas y nos polariza cada vez más...

    Una última reflexión para destacar la importancia y la vocación inclusiva que envuelve la democracia participativa. No creo que alguien con mediana inteligencia, desconozca que somos un país multicultural. Cuando estoy viendo un partido de fútbol de la selección de Chile, de nuestra Roja querida, como el que jugará hoy en Paraguay, pongo mi energía y mi corazón en ella.... y al final, después de una larga espera y una profunda angustia, cuando llega el gol de Chile, el corazón se me quiere salir y dejo escapar ese grito de alegría y de emoción que me puede durar mucho tiempo después. Lo más increíble es que jamás me ha preocupado el origen del autor o autores de los goles. Si vienen de mi equipo favorito o del archirrival. Ni siquiera me importa dónde nacieron, ni quiénes son sus padres. Solo me importa que son un seleccionado nacional y que pusieron alma, vida y corazón en la cancha. Todos traen lo mejor de su vida, su experiencia y su entorno para ponerlo a disposición de los chilenos que amamos el fútbol...

   Esto es lo que extrañamos de la clase política y de ustedes en esta Convención. Hay veces que no parece que estuvieran jugando para el mismo equipo, para el mismo país. Se debe revertir con el ejemplo esa extraña sensación de exclusiones que hay en el ambiente: ¡Cómo duelen los proyectos sociales que traen solución a las comunidades y que luego son rechazados, al parecer por autoridades inescrupulosas, cuando no ven, por ejemplo, en los promotores o beneficiarios a sus compadres! ¡Cómo duelen estas campañas electorales cuya financiación, deja la sensación de no alcanzar para promover la experiencia, la formación y la sensatez de la mayoría de los candidatos y sea sólo suficiente para que algunos puedan continuar en el poder!... Por ello, no es extraño ver la remontada de algunos candidatos que, sin ninguna sustancia, pero con suficiente desfachatez e inmediatez, flotan como espuma nociva en las RRSS, para finalmente sorprendernos al capturar el voto de una masa desinformada.

   Necesitamos recuperar el rumbo o iniciar un nuevo camino en donde la Participación Ciudadana sea mucho más que depositar un voto en las urnas, el cual debe ser voluntario, para que sea el termómetro que mida el éxito o el fracaso de nuestro sistema político y no un voto obligatorio, que oculte la decepción ciudadana y contenga la rabia social como en una olla a presión. RDS


“Promovemos una Participación Ciudadana más Inteligente, más Inclusiva y más y Mejor Informada, comprometida en colaborar en la Gestión Pública y en la Fiscalización de las Instituciones del Estado” 



[1] FUNDESCOCHILE: P.J. N°290386 con fecha 03-06-2019

[2] Soto Barrientos, Francisco. 2013. El Desafío de la Participación. Referendo e Iniciativas Legislativa Popular en América Latina y Europa. Ediciones LOM. Chile. Pág.237    

[3] Recomendamos la lectura del libro de Carlos Peña “Pensar el Malestar. La Crisis de Octubre y la Cuestión Constitucional”

[4] Chile firmó en el 2009, junto a otros 15 países la Carta Iberoamericana de Participación Ciudadana en la Gestión Pública.

[5] Compartimos un archivo Excel con o una relación bibliográfica sobre Democracia Participativa y temas conexos que fundamentan y profundizan esta presentación. 

[6] Ese saber nos debe permitir comprender aquello que nos caracteriza, como bien lo afirma el poeta colombiano William Ospina: «Ante cualquier afirmación, ante cualquier verdad, ante cualquier prestigio, siempre habrá un colombiano vehemente que se niegue, que refute, que se oponga. Ello puede ser visto como algo odiosamente negativo por los entusiastas de la autoridad, por quienes piensan que la sociedad no es viable si no se funda en la fuerza; pero hoy podemos verlo como desafió para la imaginación, en la búsqueda de un tipo de democracia donde ser ciudadano no signifique ser un eterno subordinado, ese anodino personaje de Kafka que padece con sumisión las arbitrariedades del Estado, las pequeñas tiranías de los funcionarios, las profusas manipulaciones del poder».

[7] Boaventura de Sousa Santos, Reinventar la democracia. Reinventar el Estado, Buenos Aires, Consejo

Latinoamericano de Ciencias Sociales, 2006, p. 51.

[8] Un buen análisis de las complejidades de la Democracia Participativa y de las estrategias utilizadas para su implementación se puede leer en diferentes investigaciones como la de Eloísa del Pino y Cesar Colina en diferentes países de Europa. Ver referencia bibliográfica.

[9] Recordamos que en Chile existen mecanismos de participación ciudadana desde el 2008 que en su mayoría son de carácter informativo y consultivo promovidos y regulados por diferentes leyes como la de Transparencia (L.20.285/08), del Lobby (L.20.730/14) y de Asociación y Participación Ciudadana en la Gestión Pública (L.20.500/11), de Formación Ciudadana (L.20.911/16).


martes, 31 de agosto de 2021

El Cuarto Retiro. Otro préstamo de los Trabajadores al Estado

    Los ahorros acumulados por los trabajadores en las AFP han sido objeto, durante esta crisis sanitaria, de la más injusta y arbitraria manipulación por parte de una clase política irresponsable. Es verdad que la ayuda económica de emergencia que ha debido llegar a las personas y familias vulnerables y a los sectores de la economía más afectados, de manera oportuna y suficiente por parte del Estado, tardó y fue  insuficiente. Claro que esto no es una novedad y generalmente sucede por una constante pugna. De una parte está la actitud mezquina de unos, acostumbrados a que cada cual se "rasque con sus propias uñas" y de otros, que son los oportunistas de siempre, acostumbrados a sacar ventaja económica, colandose en la fila de las víctimas y damnificados.

   Al final, por la irresponsabilidad compartida de gobierno y parlamentarios, seremos los trabajadores los que pagaremos la pandemia con el ahorro de nuestras pensiones y como si esto no fuera suficiente, además, tendremos que asumir las consecuencias del "recalentamiento" de una economía que encarece el costo de vida causado por la entrega a "diestra y siniestra" de dineros a una ciudadanía que tampoco tiene una educación en el manejo de las finanzas personales.

   Está claro que el futuro gobierno y parlamento, deben hacerse cargo del enorme desafío de recuperar la economía del país, pero creo que igualmente deben pensar seriamente en la forma como devolverán el ahorro de las pensiones de los trabajadores, cuya entrega en pandemia debe entenderse como un préstamo hecho por el pueblo o la clase trabajadora al Estado, para salvar la ineficiencia y la irresponsabilidad de los representantes que además, han puesto en peligro la existencia del actual sistema de AFP sin tener un sistema alternativo aprobado, ni una fórmula para el pago de las pensiones a los chilenos...

   Frente a tan dolorosos hechos y estando en tiempos de campaña electorales, caben algunas preguntas de reflexión: ¿Por qué insistimos en elegir personas sin preparación o formación profesional adecuada para que nos gobiernen y representen, si cobran lo mismo que las personas inteligentes y preparadas? ¿Por qué seguimos desconociendo los estudios e investigaciones de profesionales y aceptamos como verdades las "arengas" de personas inexpertas vestidas con disfraces de tiendas comerciales para atrapar inocentes? Ya está bueno de seguir eligiendo personas "analfabetas" mientras aumentan en las calles los profesionales, magister y doctores...

   Abogemos por una Participación Ciudadana más Inteligente, más Inclusiva y más y mejor Informada y una Participación Ciudadana en la Gestión y la Fiscalización Pública. -RDS

viernes, 27 de agosto de 2021

¡Qué Terrible Decepción!

   Cansados del abuso del poder, la corrupción, la codicia, la lentitud de las respuestas y soluciones a las demandas ciudadanas, la desigualdad y la injusticia social, aprobamos por una inmensa mayoría, en un momento de desesperación, convocar "el pueblo", al soberano, para reescribir las reglas de nuestro país, que faciliten los cambios y ajustes que por décadas han suplicado los ciudadanos a nuestros "sordos" representantes.

   Para cumplir tan extraordinaria misión se convocó al pueblo y por ello a nadie se le exigió títulos profesionales, ni de origen, ni experiencia, ni apellidos, ni solvencia económica, ni creencias particulares de ninguna clase, ni de género... Votamos por tener una Convención Constitucional pluralista, paritaria, inclusiva y abierta.
        
   Apostamos por la sabiduría, la sensatez, la humildad y la honestidad en el comportamiento de los elegidos. Tal vez, lo quisimos así, porque apelamos a las Reservas Morales como el único y último bastión de nuestro país, capaz de rescatar la legitimidad de nuestras instituciones y recuperar la confianza en nuestros futuros gobernantes y representantes.

   La inmensa mayoría de los Convencionalistas son independientes. Casi como salidos de cientos de marchas y protestas legitimas, desconectados de partidos políticos tradicionales y críticos, como el que más, del actual sistema de partidos y del modelo socio económico...
   
   Sin embargo, en menos de dos meses, hemos sido testigos de comportamientos, propuestas, entrevistas y comentarios de los elegidos, que sólo han aumentado la incertidumbre por el país y el futuro que nos esperan de no aflorar la sensatez al interior de la Convención.

   En menos de dos meses nuestros "honorables constituyentes" se aseguraron un futuro económico millonario, injusto y desproporcionado, se han ido desmarcando de toda la institucionalidad vigente que les rodea, han asumido roles de todos los poderes del Estado, sembrando un manto de duda en toda la ciudadanía por su carácter de "suprapoder". Algunos han ido declarando la autonomía de la Convención con características de "grito de independencia",... y sin pensarlo, nos han ido llevando por un camino de lenguajes desconocidos y definiciones y expresiones bien distintas a las de uso corriente, en donde por ejemplo, la inclusión es importante, pero excluyendo a otros. La libertad de expresión la defienden, pero no para decir lo que no se quiere escuchar, y en donde el plenario de la Convención tiene la última palabra, pero siempre y cuando todo lo que apruebe les convenga, de lo contrario tienen la alternativa del plebiscito, para hacer mal uso de esta herramienta de participación ciudadana y revertir las decisiones y lograr lo que quieren...

   Lo más grave de todo, de nuevo y en mi opinión, es que los protagonistas de esta "cueca empelota", no son los supuestos "infiltrados" en la Convención de la clase política tradicional, sino ¡Nuestras Reservas Morales! las cuales nos despiertan cada mañana y nos despiden cada noche, con un nuevo exabrupto, que nos distrae de todo lo que pasa en el país y en el mundo y nos aleja cada vez más, de ese sueño del Chile como "La Casa de Todos" y de las cientos de demandas que en enormes pancartas se reclamaron a lo largo y ancho del país aquel inolvidable 18 de octubre.

   La "guinda de la torta" la ha puesto la "Lista del Pueblo", que es un movimiento social, que se levantó como paladín de la superioridad moral y el que paradójicamente ha marcado la diferencia con una clase política y empresarial que desprecian por sus malas prácticas pero que, con sus actuaciones, está dejando como "niños de pecho" a cualquier persona, partido o movimiento social, que haya sido acusado de actos de abusos de poder y corrupción... Las disculpas atribuidas a la inexperiencia y desconocimiento del sistema, solo agravan sus actos, porque confirman, lo que siempre se ha denunciado: que el aumento de la corrupción en nuestro país es justamente por la gran experiencia ("viveza"), de quienes saben cómo evadir la fiscalización, construir redes estables de protección y dilatar las investigaciones hasta que los casos prescriben.

   Los chilenos debemos despertar e impedir que la indiferencia destruya lo que que con sacrificio se ha construido y nos impida avanzar en igualdad y justicia social.

   Por una Participación Ciudadana más Inteligente, mas Inclusiva y más y mejor Informada, con injerencia en la Gestión y la Fiscalización Pública. ¡Despierta Chile!. RDS







miércoles, 4 de agosto de 2021

¿Dónde Están?

¿Dónde Están Quienes Empatizan con los Ciudadanos que
Padecen las Consecuencias de la Violencia?


La historia de la extrema izquierda y la extrema derecha en el poder en América Latina y el mundo es similar en odio, persecución, represión y venganza. Sus regímenes sólo son grandes en armamento y fuerzas de defensa, en donde sus líderes son protegidos por una temida guardia pretoriana. Estos regímenes, que generalmente son criminales, privilegian y priorizan su seguridad antes que la superación del hambre y la miseria de sus pueblos.

Claro que esto a nadie debe extrañar: son regímenes criminales con muchos enemigos. Lo que nos debe extrañar es el comportamiento de los candidatos aspirantes a déspotas, antes de llegar o tomarse el poder, porque es aquí en donde la extrema izquierda gana el "oro" Olímpico y se diferencia de cualquier otro régimen, porque son mentirosos e incoherentes mientras están en campaña. Todos se revisten de una falsa autoridad moral para rechazar y condenar toda presencia y acción militar por considerarla atentatoria y violadora de los derechos humanos. No les importar el aumento de la delincuencia, la que ven como producto de las injusticias del sistema, ¡qué son ellos mismos!, ni las consecuencias de los hechos graves de violencia callejera cometidos por delincuentes infiltrados en marchas y protestas, a las que legitiman, sin vergüenza alguna...

El reciente comportamiento del Diputado y Candidato a la Presidencia, Gabriel Boric en el Penal Santiago Uno, confirma una vez más lo dicho, no por pretender visitar un prisionero en una cárcel, lo cual siempre debe considerarse un bonito gesto de humanidad al margen de los crímenes que haya cometido el reo, sino por su gesto en favor de perdonar y premiar a las personas que destruyeron, vandalizaron, saquearon, incendiaron y arruinaron la vida y el ahorro de miles de personas y familias chilenas.

Gabriel Boric también abusó de su pequeño poder, dio mal ejemplo a sus seguidores y enloda sus aspiraciones políticas, al haber encarado en otro episodio anterior a las Fuerzas Especiales cuando se encontraban cumpliendo su deber en una manifestación que, por culpa de delincuentes infiltrados y algunos manifestantes, se salió de control. El uso de la violencia como medio para alcanzar objetivos no se debe aceptar, por muy legítimas que sean las demandas. Recordemos que aún en las familias más humildes, no se aprueban las pataletas ni rabieta de los hijos. Esta es una actitud que toda persona sensata debe reprobar y mucho más quienes aceptamos vivir en un Estado de Derecho. No creo que se requiera ser un Mandela para condenar el camino de la violencia, por ello, desde mi humilde morada escribo esta nota, que implora una vez más a quienes me lean, me sigan y me escuchen, el fin de la violencia y el respeto de las reglas de convivencia y al Estado, demando el cumplimiento de sus deberes. Para eso los elegimos y pagamos los impuestos.

Entonces, dicho lo anterior, le pregunto al Diputado Gabriel Boric y a todos los políticos que piensan como él: ¿Por qué tanta empatía y magnanimidad con quienes de manera constante ponen en peligro la vida y el patrimonio de quienes creemos en la democracia, el Estado y sus instituciones?

¿Por qué condenar e impedir la acción de Carabineros de Chile o de las FFAA, por las malas acciones que pueden cometer algunos de sus miembros? Sería como pretender bloquear la acción del Congreso, la Justicia o el Gobierno, por la mediocridad, el abuso y la corrupción que acumulan algunos honorables.

¿Por qué condenar a la miseria y al dolor a la señora Juanita, a la sociedad chilena, que lucha y ha logrado superar la pobreza alcanzando muchos de ellos un buen nivel de autonomía económica a pesar de la mediocridad, el abuso, la corrupción y el enriquecimiento fácil de algunos?

Piense: Usted y la gran mayoría de personas de su generación y posteriores, son los únicos y verdaderos privilegiados de toda América Latina, porque no conocen el hambre, la miseria, la violencia, el secuestro, el terrorismo, la violación de los derechos humanos, el exilio, la inestabilidad de gobiernos autoritarios o secuestrados por grupos armados, guerrilleros, paramilitares y/o narcotraficantes, que por décadas han tenido que padecer y soportar los jóvenes de los demás países de la región, que además, se amontonan en las fronteras de nuestro país.

Por favor, señores de extrema derecha y de extrema izquierda, aprendices y aspirantes a dictadores, no nos hagan más difícil la vida manipulando la ciudadanía y aprovechándose de nuestra ignorancia. Disfruten el dinero que mes a mes les pagamos y que es superior en más de cincuenta veces a lo que nosotros ganamos con sudor y sacrificio. Mejor, cuando tengan un poco de tiempo y recuerden quién les paga sus privilegios, solucionen uno de nuestros problemas y no aumenten los que ya tememos. ¡Dios y la Patria no se lo agradecerán porque no hablan ni sufren, pero nosotros los chilenos, sí! RDS 

"Participación Ciudadana en la Gestión y la Fiscalización del Estado y las Instituciones"

domingo, 1 de agosto de 2021

El Primer Mes de la Convención Constitucional

El 4 de agosto se cumple el primer mes de la Convención Constitucional, la cual creo que ha cumplido con las expectativas de sus fanáticos e incondicionales seguidores y paradójicamente, también de quienes no creen que saldrá nada bueno de ella. En otras palabras, el fiel de la balanza mantiene los pesos y contrapesos en el punto "0". Esto debe considerarse positivo, mientras la confianza y la esperanza en todo el proceso no decaiga en la mayoría de los ciudadanos.

De todas maneras, debemos reconocer la complejidad inicial de este proceso, el cual me recuerda mi experiencia como profesor universitario. Los primeros días de clase no era posible avanzar en contenidos por la disparidad y heterogeneidad de conocimientos, experiencias y expectativas con que llegaban los estudiantes. Siempre había que dedicar tiempo para nivelar el grupo y por supuesto había que hacerlo por lo bajo. Había que descubrir los mejores estudiantes y los más voluntariosos para avanzar y poder desarrollar y completar el programa, lo cual no siempre se lograba ni se cumplía porque, además había otras variables con los cuales se debía competir, siendo las peores las asambleas estudiantiles y los cierres de la universidad, que por supuesto, siendo previsibles, no formaban parte del calendario académico.

Por lo anterior, creo estar en mejor posición para comprender lo que ha estado sucediendo al interior de la Convención Constitucional este primer mes. Porque la Convención es un cuerpo colegiado con mayor heterogeneidad, diversidad de origen de sus miembros y formación profesional de los constituyentes, con diferentes expectativas e intereses que los motivan, por lo que les debe resultar mucho más complejo ordenarse y conducirse, si además tenemos en cuenta que no parten de un reglamento común...

Lo anterior, no significa que sus actuaciones en el primer mes no deban ser sujetos de crítica. Al fin y al cabo, todos los ciudadanos estamos expectantes de lo que pueda resultar de este "experimento" como le llaman algunos y que además es inédito.

Mis primeras críticas no son a los procedimientos ni a la gobernanza, sino al comportamiento de algunos constituyentes, que no logran ubicarse en la magnitud de la tarea que les hemos encomendado. No se visualizan a 10, 20 ó 30 años en el futuro ni en el legado que dejarán a sus hijos y nietos. Todos pasarán a la historia y serán recordados por su aporte en la elaboración de una Constitución que a todos nos regirá para bien o para mal, y aunque deseo que sea para bien y que todos pasen a la historia por su dedicación y aporte positivo, de no cambiar la actitud y el comportamiento de algunos, creo que serán recordados por sus "chascarros" para decirlo políticamente correcto.

Por lo anterior, la invitación a los constituyentes es a concentrarse en el mandato ciudadano y dejar lo mejor de sí mismos en la Convención, teniendo presente que la historia de sus actuaciones no se escribirá ni se leerá por las futuras generaciones, sino que la verán a través de las decenas de videos que desde el día uno está registrando todo lo que pasa al interior de la Convención. Nadie podrá escudarse en la pluma vengativa de algún historiador hostil y manipulador, al estilo de los que ya conocemos.

Finalmente, también invito a la ciudadanía a seguir con atención este proceso de cambio constitucional, porque si bien es cierto, una Nueva Constitución no resolverá nuestros problemas personales del presente, sí definirá la forma como nuestros hijos y nuestros nietos deberán enfrentar los problemas del futuro.

Tengamos siempre presente, que la Participación Ciudadana no termina con la redacción y aprobación de la Nueva Constitución, por el contrario, la consolida después de más de tres décadas de empoderamiento ciudadano en América Latina, invitándonos a involucrarnos cada vez más en la vida del país, porque se abrirá un abanico de oportunidades para que todos los ciudadanos podamos ser actores y protagonistas en la gestión y la fiscalización del Estado y sus instituciones. Tengo la esperanza que estaremos muy cerca del comienzo del fin del abuso del poder, la corrupción y la ineficiencia del Estado y sus autoridades, principales causantes de la desigualdad y la injusticia social. Por ello, el desafío es perseverar y promover una mayor formación ciudadana o cívica, que nos impida seguir llevando al poder o votando por nefastos líderes, mediocres, manipuladores y populistas. Los ciudadanos debemos estar a la altura del siglo XXI y del nuevo Chile que nos espera. Un abrazo y hasta otra oportunidad. RDS

lunes, 26 de julio de 2021

¡Hagamos una Dieta sin Odios ni Venganza!

¡Hagamos una Dieta sin Odios ni Venganza!

“Hagamos una tregua o hagamos una dieta sin odio ni venganza, que ojalá sea de duración indefinida y pongámonos a trabajar aportando cada cual lo mejor de nuestra experiencia y conocimiento en beneficio de los demás. Nadie es tan malo que no quiera lo mejor para su familia ni para sus seres queridos, ni nadie es tan bueno que no haya cometido alguna vez un acto de abuso o no tenga algo de que arrepentirse.”

    Quiero hacer alcance a un mensaje escrito en el cual dije que en Chile nadie se muere de hambre, porque siendo esto verdad, debo reconocer que en el país sí hay hambre, pero es de venganza y con mucho odio... ¿Cómo no verla en esa expresión de odio acumulado y reprimido que se concentra y manifiesta en algunas personas, que son animadas por falsos líderes, oportunistas y resentidos, en diferentes espacios de nuestro largo y estrecho territorio?

    Es un hambre incomparable con la que hay en el resto del mundo, porque la nuestra parece insaciable. Algunos que la padecen, poco menos que exigen regresar al pasado 50, 100, 200 ó 500 años atrás para calmarla. Algo absurdo, porque no es un mito que la historia de la humanidad arrastra una larga y casi interminable lista de abusos, egoísmos y actos criminales, que son los causantes principales de la rabia que todos en algún momento hemos tenido, pero que a diferencia de lo que pasa en Chile, en otros países hacen ingentes esfuerzos para calmarla y superarla y crear mecanismos que eviten volver a caer en ella. Aunque, no creo que exista raza, etnia, ni familia, ni individuo que haya escapado al dolor de la discriminación y la humillación por parte de personajes abusadores, a menos que sea uno de ellos, con los cuales podemos topar en cualquier parte, desde la ventanilla de una oficina hasta en el más alto cargo de cualquier institución pública o privada.

    El mayor problema en nuestro país se presenta porque sólo hay hambre de venganza y no sed de justicia, la que por supuesto nunca ha llegado y sólo se ha alternado la venganza. Quienes la padecen y llegan a algún centro de decisión o tienen la posibilidad de ejercer algún poder, por pequeño que sea, hacen uso de él para causar daño a otros, aunque no sean culpables directos de su frustración y desgracia, alargando de esta manera la espiral de odio y venganza que se traspasa de generación en generación. Porque es más fuerte la rabia acumulada que el deseo de superarla y alcanzar la paz interior. No tenemos resiliencia. Por eso vivimos en una especie de "Montaña Rusa" en donde se asciende muy lentamente, pero se cae con velocidad, destruyendo a su paso lo construido con sacrificio y lucha social, aumentando la polarización de la sociedad. Hay quienes incluso, disfrutan del "vértigo" que otros llegan a sentir y no temen expresar su complacencia de saber que también han recibido la misma fatal experiencia...

    ¿Cómo salir de esta espiral de odio y venganza acumulada? Esa es la pregunta importante que debemos hacernos los ciudadanos, y aunque la respuesta es super fácil, tristemente no lo es la adopción de las recomendaciones, porque debemos negarle el voto o descartar en todo proceso de elecciones aquellos candidatos que tienen un pasado de conflictos no superado o están cargados del dolor y la presión excesiva de sus seguidores o representados, que se atrincheran en las puertas de su residencia para exigir venganza. El problema con estos candidatos es que gobiernan más con la emoción y la presión que con la razón, generando o aumentando el desequilibrio, en una sociedad desprotegida y permanentemente atemorizada. Daré un ejemplo para reafirmar lo dicho y lo ubicaré en el exterior para no herir algunas susceptibilidades en nuestro país. Es el caso del ex presidente Álvaro Uribe Vélez en Colombia, quien siendo el único candidato que llegó a ser Presidente de Colombia en primera vuelta y pudo permanecer en el poder dos mandatos consecutivos, recibiendo una aprobación popular por encima del 70% la cual mantuvo de principio a fin, no logró cambiar la percepción de los colombianos de haber sido influida su relación y la política de manejo del conflicto armado de Colombia, por el dolor que le provocó el secuestro y cobarde asesinato de su padre por un grupo de guerrilleros. Su manejo del conflicto se caracterizó por su beligerancia y múltiples enfrentamientos con muchas pérdidas de vidas, que han mantenido polarizado y secuestrado el país por un sin número de grupos armados que claman venganza. En otras palabras, la llegada de Álvaro Uribe a la presidencia de Colombia no sirvió para alcanzar la anhelada paz de los colombianos y poner fin a un conflicto armado que tiene en permanente sufrimiento a los colombianos hace más de sesenta años.

    Chile y el mundo viven tiempos complejos por la pandemia del COVID-19 y las graves consecuencias económicas y sociales que arrastra. Lo ideal sería contar con la sensatez y el comportamiento solidario de quienes ocupan cargos de liderazgo. Sin embargo, estos se mantienen distraídos cocinando más odio, porque no está bien el comportamiento obstruccionista, oportunista, revanchista, divisionista y vengativo, que sólo han mostrado la peor cara de la política chilena en esta tragedia. Siendo lo más grave la mezquindad, la ambición y la codicia de algunas personas, que tristemente ocupan cargos de importancia en instituciones clave del país. Sin embargo, deseo ser optimista, porque creo que todavía estamos a tiempo y porque nunca es tarde para comenzar un proceso de reconciliación nacional y para promover una convivencia pacífica entre los chilenos, los cuales debemos abstraernos o alejarnos de aquellos candidatos a la presidencia, al congreso y a los cores, que representen o arrastren un pasado cargado de odio, con sentencias o acusaciones judiciales pendientes, porque aún, siendo legitimas sus candidaturas, no nos ayudarán como país a superar los odios del pasado, ni a solucionar los problemas acumulados, ni a superar las crisis sanitaria, social y económica que enfrentamos, ni menos, podrán construir un mejor futuro para nuestros hijos y para nuestros nietos.

    Hagamos una tregua o mejor hagamos una dieta sin odio ni venganza, que ojalá sea de duración indefinida y pongámonos a trabajar aportando cada cual lo mejor de nuestra experiencia y conocimiento en beneficio de nuestro país. No olvidemos que nadie es tan malo que no quiera lo mejor para su familia ni para sus seres queridos, ni nadie es tan bueno que no haya cometido alguna vez un acto de abuso o no tenga algo de que arrepentirse. -RDS


"Participación Ciudadana más Inteligente, Inclusiva e Informada"

"Participación Ciudadana para el fortalecimiento de la Gestión de las Organizaciones Sociales y Comunitarias"

"Participación Ciudadana en la Gestión y la Fiscalización del Estado"



sábado, 24 de julio de 2021

¿Vivimos en un País Pobre?

 

¿Vivimos en un País Pobre?

"Qué nadie te confunda, una cosa es querer estar en mejores condiciones y exigir un mayor emparejamiento de la cancha para todos y otra muy distinta es querer destruir lo que con trabajo, esfuerzo y lucha social de las generaciones anteriores se ha logrado construir para todos nosotros." 

En Chile hay pobreza qué duda cabe. Al igual que la hay en todos los países del mundo. Obviamente, los hay con mayor y con menor pobreza que el nuestro, y es el desafío de todo gobierno sensato reducirla y ojalá eliminarla de su territorio, lo cual, por supuesto, es imposible, aunque haya quienes digan que tienen la fórmula para lograrlo. Lamentablemente, su afirmación es sólo la estrategia para asaltar la buena fe de personas ignorantes y desesperadas y así llegar al poder, en donde por supuesto, no pueden cumplir su promesa. 

Por ejemplo, Argentina, Cuba y Venezuela, antes de caer en manos de gobiernos populistas y mentirosos, eran países muchísimo más ricos y poderosos que Chile en su mejor momento. Sin embargo, hoy son países cuya población está más empobrecida, mucha de ella crece en el exilio y al interior sus habitantes no reciben lo básico y ni siquiera el mínimo que hoy reciben los chilenos y carecen de todo lo que les sobraba en el pasado. Todas las personas mayores de edad en esos países recuerdan con nostalgia un pasado que fue abundante y lleno de gloria y que hoy añoran para sus hijos y para sus nietos, porque ellos jamás lo volverán a tener...

De todas maneras, con todo lo pobre que creamos que puede ser Chile, nadie se muere de hambre, ni siquiera los que voluntariamente hacen huelga de hambre, aunque parezca extraño. En la crisis sanitaria provocada por la pandemia del COVID-19, gracias a la actitud solidaria de los chilenos, se dice que hay personas que se dan el lujo de llamar a quienes presiden las "Ollas Comunes" para preguntarles, cuál es el menú. Qué nadie te confunda, una cosa es querer estar en mejores condiciones y exigir un mayor emparejamiento de la cancha para todos y otra muy distinta es querer destruir lo que con trabajo, esfuerzo y lucha social de las generaciones anteriores se ha logrado construir para todos nosotros. Debemos seguir ascendiendo, pero sobre las bases que construyeron nuestros padres y abuelos. RDS

 "Participación Ciudadana más Inteligente, más Inclusiva y más y mejor Informada"

"Participación Ciudadana para el fortalecimiento de la Gestión de las Organizaciones Sociales y Comunitarias"

"Participación Ciudadana para la Gestión y la Fiscalización Pública"


sábado, 10 de julio de 2021

¡Qué Nadie nos Arrebate Nuestro País y Nuestros Sueños!


"En este escenario de desprestigio de la clase política tradicional y de revanchismo y oportunismo de la clase política emergente, a los ciudadanos sólo nos queda un camino: luchar por una mayor injerencia o Participación Ciudadana en la Gestión y la Fiscalización Pública."

Lo que está pasando en la Convención Constitucional, es el reflejo del abandono que por años ha tenido la clase política tradicional, léase partidos políticos de la coalición de “Chile Vamos” y de la otrora “Concertación”, ambas autodenominadas de centro derecha y centro izquierda respectivamente, de una ciudadanía que a base de marchas, gritos y protestas ha logrado cambiar las prioridades de los planes y programas de los gobiernos de turno. Programas ambiciosos y exitosos en el crecimiento y el desarrollo económico, pero cuyos resultados no llegan oportunamente, ni con justicia ni equidad, a una gran parte de la población que crece y se expande por todo el territorio nacional en número, sueños y ambiciones.

Todos los partidos de ambas coaliciones sin excepción, no obstante haber gobernado, legislado y participado del poder judicial en los últimos treinta años, no se han ocupado de construir un modelo social, económico y político estable para Chile, que hoy amerite ser defendido por la ciudadanía la cual, a pesar de su decepción, en cada convocatoria a elecciones, les ha dado una y otra vez una nueva oportunidad, sin dejar de dar señales de malestar con la creciente abstención que va llegando al 80% del potencial de electores y que en cada encuesta de opinión no deja de ratificar con una aprobación que no llega a dos dígitos.   

La estrategia de la clase política para llegar al poder, ha sido mantenerse unidos en coaliciones de partidos debido a que son cada vez más frágiles, fragmentados por las luchas internas y por la defensa de causas específicas y de interés particular y no por propuestas de cobertura nacional, que apunten a dar respuesta a los grandes desafíos del país y demandas sociales. Pero, quizás la estrategia más cruel y nefasta de los partidos políticos para llegar al poder y mantenerse en él, ha sido aumentar el número de militantes y simpatizantes sobre la base de polarizar la sociedad, demonizando los orígenes de los partidos de oposición y sus ideologías, manteniendo vivo y estático sus pasados de fracasos y crímenes. Todos reclaman el regreso al pasado para recuperar lo perdido, como si se tratara de un viaje en “micro”. Por lo demás, ni siquiera coinciden en cuál debe ser el punto de retorno.

Esta estrategia de polarizar, de ver al adversario político como un enemigo al que hay que someter o eliminar, ha transformado a los chilenos en enemigos permanentes entre sí y ha cubierto el país con un manto de desconfianza, odio y resentimiento generando, además, una profunda brecha económica. Así, cuando el Estado aprueba apoyos y beneficios para todos, es muy triste ver que, en la práctica, hay gobiernos locales que los niegan o retrasan a las personas y familias que son identificadas como militantes o simpatizantes de partidos diferentes a quienes ocupan la alcaldía. Hasta en algunos fondos concursables no escapa la influencia de los políticos en la adjudicación de los recursos a los proyectos presentados por las organizaciones sociales... 

Hoy, esa clase política tradicional ve con angustia como el poder se escapa de sus manos. Los resultados de las últimas elecciones y el comportamiento de los constituyentes en la Convención Constitucional, ha dejado en evidencia su precaria condición y hegemonía, porque ni siquiera uniendo las dos Coaliciones, alcanzan el tercio de los votos en la Convención para impedir su debacle, la que lamentablemente, nos afectará a todos los chilenos, porque la alternativa no parece mejor, toda vez que han sido los movimientos sociales, capturados por dirigentes radicales y políticos oportunistas, quienes parecen encumbrarse. Ellos han venido siguiendo y transmitiendo con fervor y paciencia las recomendaciones y lecciones estratégicas de foros internacionales y de intelectuales de dudosa intención.

Estamos frente a una encrucijada que nos involucra a todos y que no parece tener reversa, porque esta clase política tradicional es egoísta y se niega a aceptar su fracaso y su responsabilidad. Es fácil para ellos y con razón están convencidos, que todavía son la mejor alternativa para los chilenos. No reconocen la fuerza que ha tomado la ciudadanía, la que sólo ven como una montonera de votos. No aceptan su demanda por mayor injerencia en la formulación de las políticas públicas y en la gestión y la fiscalización de las instituciones del Estado, que han sido capturadas por su irresponsabilidad, por la incompetencia, el abuso del poder, la corrupción y el despilfarro de los recursos públicos. Una clase política que ha sido incapaz de ver y menos reconocer su desprestigio y el creciente desprecio de la gente.

Ya nos cansamos de votar por los “menos malos”, porque parece que todos son iguales y votar por miedo ya no es una opción cuando los ciudadanos hemos estado tan cerca de caer en la "Fuenteovejuna", para hacer justicia frente a una delincuencia cada vez más temeraria y asesina que crece sin control. Ninguna autoridad, ni nacional, ni regional, ni local, ha demostrado tener el coraje de hacer respetar la ley ni el Estado de Derecho. Ni siquiera tuvieron la autoridad moral para asistir y ponerse de pie en la instalación de la Convención Constitucional.

Lamentablemente, lo que nos espera no es nada bueno. Los regímenes de extrema, sean de izquierda, derecha o independientes, han dejado hambre y miseria en los países en donde se han instalado. Cárceles, hospitales y cementerios han sido ocupados por los dirigentes y líderes de la oposición, junto a una larga estela de emigrantes que vagan por las calles de muchas ciudades del mundo. Los grupos armados que se forman y crecen a su alero para sostenerlos en el poder, al final se transforman en sicarios y mercenarios, porque ningún gobierno es capaz de sostener el nivel de vida ni de privilegios que han tenido dentro de estos regímenes corruptos y abusadores.

La extrema izquierda chilena está a punto de hacerse con el poder, no porque tenga un mejor programa de gobierno para el país, sino porque está demostrando ser más capaz de juntar muchos enemigos contra la clase política tradicional. Porque eso es la política chilena, una "guerra" de declaraciones y acusaciones mutuas, animadas por unos medios de comunicación sedientos de "sangre" y rating. No existe un debate de propuestas y programas responsables.

Así las cosas, la salida de esta encrucijada no ocurrirá dando una oportunidad a la clase política de extrema, ni tampoco otra nueva oportunidad a la clase política tradicional, porque el fracaso no es de los modelos sociales ni económicos, sino del comportamiento egoísta y de malas prácticas de una clase política que equivocó el rumbo, que se olvidó de su misión y que ha dedicado su tiempo e influencia a erosionar las arcas del Estado, desacreditar, obstruir, bloquear e impedir que tenga éxito cualquier oposición que llegue al poder.

En este escenario de desprestigio de la clase política tradicional y de revanchismo y oportunismo de la clase política emergente, a los ciudadanos sólo nos queda un camino: luchar por una mayor injerencia o Participación Ciudadana en la Gestión y la Fiscalización Pública. Promover una Participación Ciudadana más Inteligente, más Inclusiva y más y mejor Informada, para contener la manipulación, porque la lucha callejera, habiendo sido importante, sólo ha servido para cambiar la prioridad de algunos pequeños puntos de las agendas de los gobiernos. La realidad, es que sólo nos ha dejado mayor miseria y pobreza, muertos, ciegos, tuertos y resentidos sociales. 

En este sentido, una Formación Ciudadana a la altura del siglo XXI, más allá del conocimiento de los poderes del Estado y el amor por los símbolos patrios, es clave para contar con una mayor y mejor Participación Ciudadana, porque debe ser preocupación de la sociedad evitar la manipulación y las propuestas populistas de políticos inescrupulosos a las personas más vulnerables; como también nos debe preocupar el abuso del poder, especialmente el de “ventanilla” que es ejercido por el funcionario público de la “primera línea”. Todo lo cual ocurre por la ignorancia de la ciudadanía en sus derechos y deberes y de su incapacidad de hacer uso de los instrumentos legales que le permiten ejercerlos y hacerlos respetar. Un capítulo aparte merece la estrategia de la formación ciudadana.

La recuperación de nuestra democracia y sus instituciones no será una tarea fácil ni rápida, ni siquiera estamos seguros, que nuestros nietos puedan disfrutarla, porque el daño es muy grande; hay demasiada desconfianza en las autoridades, las instituciones del Estado, y la clase política, empresarial y social. Por ello, debemos hacer un llamado y apelar a la buena voluntad y la sensatez de todos los chilenos, principalmente del ciudadano medio, de aquel que no forma parte de ninguna élite de privilegiados ya mencionados, aunque nos consta que hay personas no contaminadas y muy buenas dentro de estas élites y confiamos que ellos sigan aportando con su experiencia e inteligencia en este nuevo Chile. Tampoco forma parte de este primer llamado, el conjunto de personas que han sufrido de primera mano y de manera permanente la ausencia del Estado, razón por la cual han perdido toda credibilidad en promesas y discursos. Para todos ellos, sólo cabe la respuesta concreta, oportuna, suficiente y permanente; y por supuesto que seguiremos siendo testigos de su desconfianza por mucho tiempo más, para la cual la comprensión y la paciencia será el mejor aliado.

Por supuesto debemos esperar y estimular el comportamiento sensato de todos, especialmente de aquellos ciudadanos que están por fuera de aquellas élites y clase vulnerada, porque en adelante sólo podremos avanzar como sociedad si contamos con una mayoría de personas sensatas, de buen juicio y capaces de empatizar con las demandas y preocupaciones de los demás, sin importar su orientación política, creencias, origen y género. Personas que, por su comportamiento coherente y honestidad, sirvan de referentes y ejemplo para los demás. Y es aquí en donde los Convencionalistas tienen una gran oportunidad para liderar un nuevo comienzo que nos involucre a todos y en donde los chilenos hemos puesto nuestra esperanza… 

En resumen, con una Formación Ciudadana permanente y sistemática, es posible tener una Participación Ciudadana más Inteligente, más Inclusiva y más y mejor Informada. De esta manera, el sueño de la Democracia Participativa será realidad al tener sentido y ser posible la injerencia de los ciudadanos en la Gestión y la Fiscalización Pública, con lo cual se ordena y controla el Estado y sus instituciones, porque no se trata de poner fin ni desplazar a la representación democrática. Por el contrario, se trata de rescatarla y recuperar la confianza en ellas, las autoridades y las instituciones del Estado. Queremos volver a sentir orgullo por quienes nos representan. RDS

Rubén D Solano S
Presidente Fundescochile

 

 Abogamos por:

 “Una Participación Ciudadana más Inteligente, más Inclusiva y más y mejor Informada y por

Una Participación Ciudadana en la Gestión y la Fiscalización Pública” 




lunes, 5 de julio de 2021

El Palacio Pereira, ya tiene "Dueña de Casa"

 

Palacio Pereira. Sede de la
Convención Constitucional
Después de ver la Instalación de la Convención Constitucional, creo que la derecha chilena no tiene nada que hacer en ella. No porque no tenga ideas que aportar, sino porque no parece tener interlocutores con los cuales formar las mayorías que necesita para impulsarlas.

Los convencionalistas de derecha no lograron sumar ni un solo independiente para la Instalación de la Mesa Directiva, ni capacidad para salir de su trinchera y sumarse en la segunda vuelta a una de las candidaturas con más opción. Creo que hubiera sido un bonito gesto de unidad nacional y señal internacional, haber elegido por unanimidad como presidenta de la Convención Constitucional a Elisa Loncón, representante de nuestros pueblos originarios.

Los convencionalistas se mostraron en sus bloques claramente definidos y unidos a la hora de inclinarse por un solo nombre. Sin embargo, la derecha se mantuvo en su inútil trinchera, la que fue innecesaria en la segunda vuelta para alcanzar la mayoría absoluta en la presidencia y en la tercera para definir la vicepresidencia.

Realmente, fue una verdadera demostración de fuerza lo que hizo la extrema izquierda, que juntó las mayorías para imponer su voluntad en la instalación de la Convención y desconocer a la derecha, cuya soledad e inutilidad quedó en evidencia, confirmando de paso, que tampoco serán necesarios sus votos para conformar los dos tercios en una decisión cualquiera.

Con este escenario y de no cambiar la actitud y la estrategia, es muy probable que la derecha desaparezca en la elaboración de la Nueva Constitución y lo que resulte será efectivamente un nueva e impredecible carta de navegación para Chile.

Creo que a las viejas izquierda y derecha les queda rebuscar en su baúl e identificar cuáles son las cosas mínimas que pueden unirlas para que juntas puedan salvar algo de su dignidad y de su legado de 30 años, porque el hecho incuestionable es que la extrema izquierda es la "Dueña de Casa" en el Palacio Pereira. RDS

martes, 29 de junio de 2021


Santiago de Chile, 29 de junio de 2021

 

C O M U N I C A D O[1]

 

Esta semana comienza un nuevo ciclo en nuestras comunas. Los Alcaldes y Concejales elegidos asumen sus cargos. Son tiempos difíciles, presionados por un conjunto de crisis que parten por la propia crisis institucional y de perdida de la credibilidad de la ciudadanía en las propias autoridades, la clase política, empresarial y social.

Sobre este nivel, nuestras nuevas autoridades de gobierno local deben continuar enfrentando los desafíos de superar una crisis sanitaria, económica y social, que ya va por el segundo año consecutivo y que tiene al borde del colapso a muchas personas y familias.

Lo anterior, nos motiva a expresarles toda nuestra solidaridad y apoyo en esta etapa que recién comienzan e invitarles a sumar a su labor la fuerza de las Organizaciones Sociales y Comunitarias, partiendo por promover y apoyar su reactivación y profesionalización.

Desde Fundescochile, renovamos nuestro deseo de contribuir al éxito de sus planes y programas en beneficio de la superación de los problemas que a todos nos agobian y del crecimiento y desarrollo integral de nuestro país.

 

Rubén D Solano S

Presidente Fundescochile

 

  

“Abogamos por una Participación Ciudadana en la Gestión y la Fiscalización Pública”



[1] Este Comunicado está dirigido a las personas de toda tendencia política, ideológica y género.

jueves, 24 de junio de 2021

Hacia una Participación Ciudadana en la Gestión y la Fiscalización Pública. Primera Parte. Los Síntomas que Nadie Menciona

 

“La ineficiencia e incompetencia de las autoridades, sumado al abuso del poder y la corrupción han sido los “puncetazos en la güata” que hemos soportado por años en Chile, convencidos que son el mal del mundo al cual ningún país escapa y que siempre consideramos no es tan grave, como el que observamos que padecen nuestros países vecinos…” 


Me han pedido que participe en un ciclo de conversaciones que nos permita reflexionar sobre la crisis que padece nuestro país, analizando por etapas, desde los síntomas que nos aquejan, hasta llegar a una propuesta que dé luces para la superación de nuestras diferencias y problemas, nos devuelva la paz y nos encamine hacia un crecimiento sostenido y sostenible.

Como se trata de juntar la visión de varias personas, haré lo posible por distanciarme de las apreciaciones sobre los síntomas de las crisis que vivimos, que considero más visibles y comunes, para intentar llamar la atención de los que considero son menos mencionados, pero no por ello, menos importantes.

El punto de partida de este desafío para dar una opinión será el denominado "estallido social" ocurrido el 18 de octubre de 2019. Es decir, que partiremos por reconocer la debacle en Chile y por ello, es necesario ponernos de acuerdo sobre las razones que provocaron tal estallido, para avanzar hacia un diagnóstico y propuesta de solución compartida. Creo que coincidimos cuando digo que los síntomas cuando son visibles nos facilitan llegar a un acuerdo sobre el diagnóstico sin mayor discusión, como son las bajas pensiones, los salarios precarios, la atención deficitaria de la salud, la carestía de los servicios públicos, los medicamentos y tratamientos, el difícil acceso a las ayudas del Estado en materia de vivienda, educación y emprendimiento, y un largo etcétera de demandas y promesas incumplidas, que por lo demás, se han denunciado a través de pancartas y consignas a lo largo y ancho del país durante la crisis social.

Treinta pesos de aumento en la tarifa del transporte público fueron la “guinda de la torta”, que resume para muchos, décadas de años de injusticia social y la inspiración para un slogan que pasará a la historia: "¡No son treinta pesos son treinta años!" ... Pero, es aquí en donde nos separamos, porque todos esos síntomas, que son reales, sólo son vistos desde la desigualdad material de los chilenos, los cuales, además, son maximizados por los candidatos en sus discursos para ganar simpatizantes, demostrar su conexión con la gente y con sus demandas sociales. Sin embargo, mi teoría es que hay síntomas de los que muy poco se habla y que son los que realmente han provocado la rabia de los chilenos, la cual ha venido en aumento sin que nadie haga nada por evitarla, porque se trata de la constante ineficiencia e incompetencia en la gestión pública por parte de las autoridades, el incumplimiento de las promesas de campaña, el abuso del poder y los constantes actos de corrupción... Hacer una larga fila, por ejemplo, para acceder a un servicio ya es molesto por sí mismo para todos, pero lo que causa rabia y puede ser intolerable, es que algunos se crean con privilegios y se salten la fila constantemente.

Uno de los ejemplos más evidente y reciente de la ineficiencia e incompetencia en la gestión del Estado y que ha provocado rabia ciudadana, se encuentra retratado en la destrucción del sistema de pensiones por parte de una ciudadanía apoyada por una oposición dura, ante la constante demora del gobierno para hacer llegar las ayudas económicas a los cientos de familias chilenas afectadas por la crisis sanitaria provocada por la pandemia del COVID-19. Estamos frente a un Estado que ha hecho costumbre reaccionar a las demandas ciudadanas, únicamente ante la fuerza de las marchas y protestas, con el silencio cómplice a la violencia y destrucción de los espacios y servicios públicos por parte de algunos desorientados. La imposibilidad de focalizar las ayudas demostró que el Estado no tiene información que permita conocer la realidad de vida de los chilenos y sus familias, ni tiene autoridad para exigirla, ni es confiable como depositario de ella.

Y así como la ineficiencia de las autoridades de gobierno provoca rabia en la ciudadanía, también la provoca el constante abuso del poder y los crecientes actos de corrupción que cada vez están más presentes en prácticamente todas las instituciones del sector público y privado de nuestro país. No creo que valga la pena extenderme en la realidad del abuso del poder que vivimos a diario cuando, por ejemplo, tenemos que pararnos frente a una ventanilla o llamar a un call center para hacer una petición o una simple solicitud.

Y sobre la corrupción, no para de asombrarnos los cientos de millones de pesos que se escapan de las arcas del erario, sin que haya posibilidad de recuperar un solo peso, ni de ver a sus autores tras las rejas, mientras las cárceles se llenan de personas con delitos que pueden ser graves, pero que son mucho menores a los cometidos por una elite (política, empresarial y social), llena de privilegios, que parece estar por encima de todo escrutinio y escarmiento.

En resumen, si bien es cierto que la desigualdad material es potencial detonante de cualquier estallido social, debemos poner mayor atención a la injusticia social provocada por la ineficiencia e incompetencia de las autoridades de gobierno, el abuso del poder y la corrupción, porque atacan la dignidad de la inmensa mayoría de las personas y debilitan los valores que se promueven a nivel social y al interior de la familia. Cualquier persona formada en valores entiende, por ejemplo, que debe tener paciencia y esperar su turno para recibir el apoyo que necesita para solucionar sus problemas de salud, vivienda, educación, transporte, justicia, suministro de servicios básicos, etc. Pero, es difícil esperar un comportamiento paciente, moderado o racional de alguien, cuando el apoyo que espera se desvía para favorecer a quienes no están en el turno, no lo necesitan o se queda en el bolsillo de personas deshonestas, egoístas e insolidarias.

La ineficiencia e incompetencia de las autoridades, sumado al abuso del poder y la corrupción han sido los “puncetazos en la güata” que hemos soportado por años en Chile, convencidos que son el mal del mundo al cual ningún país escapa y que siempre consideramos no es tan grave, como el que observamos que padecen nuestros países vecinos… Tal vez debemos reflexionar nuevamente el poema atribuido a Bertolt Brecht antes que nos sorprenda una nueva debacle: “Ellos vinieron por mí, pero ya era muy tarde.” RDS

Hacia una Participación Ciudadana en la Gestión y la Fiscalización PúblicaEl título puede ser un mensaje subliminal de lo que considero debe ser el camino estratégico para construir de manera diferente la relación Sociedad-Estado-Individuo, porque creo que el problema de fondo es la ausencia e indiferencia de la ciudadanía en la gestión y la fiscalización pública, sumado a la pérdida de credibilidad en la clase política. La participación ciudadana ha estado reducida al voto en las urnas y son los representantes, quienes asumen la responsabilidad de conducir los destinos del Estado y atender las demandas sociales, con un balance cada vez más decepcionante.