viernes, 27 de agosto de 2021

¡Qué Terrible Decepción!

   Cansados del abuso del poder, la corrupción, la codicia, la lentitud de las respuestas y soluciones a las demandas ciudadanas, la desigualdad y la injusticia social, aprobamos por una inmensa mayoría, en un momento de desesperación, convocar "el pueblo", al soberano, para reescribir las reglas de nuestro país, que faciliten los cambios y ajustes que por décadas han suplicado los ciudadanos a nuestros "sordos" representantes.

   Para cumplir tan extraordinaria misión se convocó al pueblo y por ello a nadie se le exigió títulos profesionales, ni de origen, ni experiencia, ni apellidos, ni solvencia económica, ni creencias particulares de ninguna clase, ni de género... Votamos por tener una Convención Constitucional pluralista, paritaria, inclusiva y abierta.
        
   Apostamos por la sabiduría, la sensatez, la humildad y la honestidad en el comportamiento de los elegidos. Tal vez, lo quisimos así, porque apelamos a las Reservas Morales como el único y último bastión de nuestro país, capaz de rescatar la legitimidad de nuestras instituciones y recuperar la confianza en nuestros futuros gobernantes y representantes.

   La inmensa mayoría de los Convencionalistas son independientes. Casi como salidos de cientos de marchas y protestas legitimas, desconectados de partidos políticos tradicionales y críticos, como el que más, del actual sistema de partidos y del modelo socio económico...
   
   Sin embargo, en menos de dos meses, hemos sido testigos de comportamientos, propuestas, entrevistas y comentarios de los elegidos, que sólo han aumentado la incertidumbre por el país y el futuro que nos esperan de no aflorar la sensatez al interior de la Convención.

   En menos de dos meses nuestros "honorables constituyentes" se aseguraron un futuro económico millonario, injusto y desproporcionado, se han ido desmarcando de toda la institucionalidad vigente que les rodea, han asumido roles de todos los poderes del Estado, sembrando un manto de duda en toda la ciudadanía por su carácter de "suprapoder". Algunos han ido declarando la autonomía de la Convención con características de "grito de independencia",... y sin pensarlo, nos han ido llevando por un camino de lenguajes desconocidos y definiciones y expresiones bien distintas a las de uso corriente, en donde por ejemplo, la inclusión es importante, pero excluyendo a otros. La libertad de expresión la defienden, pero no para decir lo que no se quiere escuchar, y en donde el plenario de la Convención tiene la última palabra, pero siempre y cuando todo lo que apruebe les convenga, de lo contrario tienen la alternativa del plebiscito, para hacer mal uso de esta herramienta de participación ciudadana y revertir las decisiones y lograr lo que quieren...

   Lo más grave de todo, de nuevo y en mi opinión, es que los protagonistas de esta "cueca empelota", no son los supuestos "infiltrados" en la Convención de la clase política tradicional, sino ¡Nuestras Reservas Morales! las cuales nos despiertan cada mañana y nos despiden cada noche, con un nuevo exabrupto, que nos distrae de todo lo que pasa en el país y en el mundo y nos aleja cada vez más, de ese sueño del Chile como "La Casa de Todos" y de las cientos de demandas que en enormes pancartas se reclamaron a lo largo y ancho del país aquel inolvidable 18 de octubre.

   La "guinda de la torta" la ha puesto la "Lista del Pueblo", que es un movimiento social, que se levantó como paladín de la superioridad moral y el que paradójicamente ha marcado la diferencia con una clase política y empresarial que desprecian por sus malas prácticas pero que, con sus actuaciones, está dejando como "niños de pecho" a cualquier persona, partido o movimiento social, que haya sido acusado de actos de abusos de poder y corrupción... Las disculpas atribuidas a la inexperiencia y desconocimiento del sistema, solo agravan sus actos, porque confirman, lo que siempre se ha denunciado: que el aumento de la corrupción en nuestro país es justamente por la gran experiencia ("viveza"), de quienes saben cómo evadir la fiscalización, construir redes estables de protección y dilatar las investigaciones hasta que los casos prescriben.

   Los chilenos debemos despertar e impedir que la indiferencia destruya lo que que con sacrificio se ha construido y nos impida avanzar en igualdad y justicia social.

   Por una Participación Ciudadana más Inteligente, mas Inclusiva y más y mejor Informada, con injerencia en la Gestión y la Fiscalización Pública. ¡Despierta Chile!. RDS







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