El Primer Mes de la Convención Constitucional
El 4 de agosto se cumple el primer mes de la Convención Constitucional, la cual creo que ha cumplido con las expectativas de sus fanáticos e incondicionales seguidores y paradójicamente, también de quienes no creen que saldrá nada bueno de ella. En otras palabras, el fiel de la balanza mantiene los pesos y contrapesos en el punto "0". Esto debe considerarse positivo, mientras la confianza y la esperanza en todo el proceso no decaiga en la mayoría de los ciudadanos.
De todas maneras, debemos reconocer la complejidad inicial de
este proceso, el cual me recuerda mi experiencia como profesor universitario.
Los primeros días de clase no era posible avanzar en contenidos por la
disparidad y heterogeneidad de conocimientos, experiencias y expectativas con
que llegaban los estudiantes. Siempre había que dedicar tiempo para nivelar el
grupo y por supuesto había que hacerlo por lo bajo. Había que descubrir los mejores
estudiantes y los más voluntariosos para avanzar y poder desarrollar y completar
el programa, lo cual no siempre se lograba ni se cumplía porque, además había
otras variables con los cuales se debía competir, siendo las peores las
asambleas estudiantiles y los cierres de la universidad, que por supuesto,
siendo previsibles, no formaban parte del calendario académico.
Por lo anterior, creo estar en mejor posición para comprender
lo que ha estado sucediendo al interior de la Convención Constitucional este
primer mes. Porque la Convención es un cuerpo colegiado con mayor heterogeneidad,
diversidad de origen de sus miembros y formación profesional de los
constituyentes, con diferentes expectativas e intereses que los motivan, por lo
que les debe resultar mucho más complejo ordenarse y conducirse, si además
tenemos en cuenta que no parten de un reglamento común...
Lo anterior, no significa que sus actuaciones en el primer
mes no deban ser sujetos de crítica. Al fin y al cabo, todos los ciudadanos
estamos expectantes de lo que pueda resultar de este "experimento"
como le llaman algunos y que además es inédito.
Mis primeras críticas no son a los procedimientos ni a la
gobernanza, sino al comportamiento de algunos constituyentes, que no logran
ubicarse en la magnitud de la tarea que les hemos encomendado. No se visualizan
a 10, 20 ó 30 años en el futuro ni en el legado que dejarán a sus hijos y
nietos. Todos pasarán a la historia y serán recordados por su aporte en la
elaboración de una Constitución que a todos nos regirá para bien o para mal, y
aunque deseo que sea para bien y que todos pasen a la historia por su
dedicación y aporte positivo, de no cambiar la actitud y el comportamiento de
algunos, creo que serán recordados por sus "chascarros" para decirlo
políticamente correcto.
Por lo anterior, la invitación a los constituyentes es a concentrarse
en el mandato ciudadano y dejar lo mejor de sí mismos en la Convención,
teniendo presente que la historia de sus actuaciones no se escribirá ni se
leerá por las futuras generaciones, sino que la verán a través de las decenas
de videos que desde el día uno está registrando todo lo que pasa al interior de
la Convención. Nadie podrá escudarse en la pluma vengativa de algún historiador
hostil y manipulador, al estilo de los que ya conocemos.
Finalmente, también invito a la ciudadanía a seguir con atención
este proceso de cambio constitucional, porque si bien es cierto, una Nueva
Constitución no resolverá nuestros problemas personales del presente, sí
definirá la forma como nuestros hijos y nuestros nietos deberán enfrentar los
problemas del futuro.
Tengamos siempre presente, que la Participación Ciudadana no
termina con la redacción y aprobación de la Nueva Constitución, por el
contrario, la consolida después de más de tres décadas de empoderamiento
ciudadano en América Latina, invitándonos a involucrarnos cada vez más en la
vida del país, porque se abrirá un abanico de oportunidades para que todos los
ciudadanos podamos ser actores y protagonistas en la gestión y la fiscalización
del Estado y sus instituciones. Tengo la esperanza que estaremos muy cerca del
comienzo del fin del abuso del poder, la corrupción y la ineficiencia del
Estado y sus autoridades, principales causantes de la desigualdad y la
injusticia social. Por ello, el desafío es perseverar y promover una mayor
formación ciudadana o cívica, que nos impida seguir llevando al poder o votando
por nefastos líderes, mediocres, manipuladores y populistas. Los ciudadanos
debemos estar a la altura del siglo XXI y del nuevo Chile que nos espera. Un
abrazo y hasta otra oportunidad. RDS
No hay comentarios:
Publicar un comentario