lunes, 25 de febrero de 2019

¿Qué viene para los venezolanos, después de los bloqueos chavistas a la ayuda humanitaria?



"Los defensores del régimen de Nicolás Maduro, que creen que fracasó el Golpe de Estado y celebran el triunfo porque la ayuda humanitaria no ingresó a su destino, ya que nunca les ha importado la grave crisis humanitaria, los crímenes, la humillación y el exilio al que han sido obligados millones de venezolanos, deben saber que lo del 23F, fue sólo el primer round."

Hay quienes dicen que el sábado 23 de febrero fracasó el "golpe" a la narco-dictadura castro-chavista del genocida, corrupto e incompetente de Nicolás Maduro y su banda de sicarios y mercenarios. Parece que tenían expectativas de una entrada espectacular de la oposición venezolana con armas que salieran de las cajas de ayuda humanitaria y helicópteros y aviones con misiles apuntando a la cabeza del usurpador y su guardia pretoriana... No creen en el compromiso de los opositores al régimen de no apoyar una intervención armada. Tal vez, tampoco saben que esa clase de "golpes" debe comenzar a formar parte de la historia, y que bueno que así sea. 

Las declaraciones de reconocimiento al Presidente Interino Juan Guaidó por parte de los diferentes países y organismos internacionales del mundo, especialmente el pronunciamiento de los países que conforman el Grupo de Lima, junto a su protagonismo, han marcado la diferencia y hace estúpidos a quienes tozudamente insisten en una intervención del "imperialismo yanki".

¿Para qué derramar sangre inocente promoviendo una intervención militar, si se sabe que existen otras formas para obligar a devolver el poder al pueblo a los usurpadores que se han burlado de la democracia y cuando los diálogos han fracasado? Tal vez sea más lenta la recuperación de la democracia por esta vía, pero es igualmente efectiva y claramente es menos dolorosa... El desconocimiento de la comunidad internacional a la narco-dictadura de Nicolás Maduro y el aislamiento diplomático, son el primer paso de esta estrategia no militar. De ahí en adelante, es posible seguir sumando otras medidas hasta lograr su caída y obligar al régimen a revertir su comportamiento, que para el caso de Venezuela sería el de permitir el ingreso de la ayuda humanitaria, cesar la persecución, el asesinato y la tortura a los opositores y liberar los detenidos, abrir las fronteras a los venezolanos que ha enviado u obligado a exiliarse y permitir el ingreso de observadores internacionales para garantizar en todo el país el restablecimiento de la democracia, la paz, la justicia, y las libertades y los derechos de todos los ciudadanos.

De todas maneras, el proceso no será fácil, porque lo que ocurre en Venezuela es inédito, toda vez que se trata de un régimen que mutó o entregó o decidió compartir el poder con el narco-terrorismo. En donde la diferencia con otras dictaduras, es que las Fuerzas Armadas y las de Orden Policial no están en manos de patriotas ni personas con principios y valores morales militares, sino que están en manos de sicarios y mercenarios; de los cuales es sabido que para estos cárteles es más importante la protección del negocio de la droga que la vida de las personas. Para que el mundo tenga una idea de sus métodos les invito a recordar lo que ha sido el combate a estas bandas en el mundo, especialmente en Colombia y en México, en donde muchas familias han actuado bajo amenaza o por dinero, como su red de protección y en donde muchos niños y jóvenes han sido reclutados como milicianos y sicarios. Al final, todos ellos que son los más débiles, son los que van al frente y sirven como “carne de cañón” de los cárteles de la droga, liderados por parias, sin Dios ni ley y carentes de compasión y humanidad.

Lo que ha quedado en evidencia después del 23F, es que Venezuela está en manos de los cárteles de la droga en donde hasta los criminales han sido dejados en libertad de las cárceles para ser armados e integrar los "colectivos" donde están los sicarios que controlan las calles y barrios de todas las ciudades del país, según las declaraciones y denuncias que han hecho los militares que han desertado y que además han testificado que son los narco-terroristas del ELN y mercenarios castristas los que entrenan a estos grupos.

Los defensores del régimen de Nicolás Maduro, que creen que fracasó el Golpe de Estado y celebran el triunfo porque la ayuda humanitaria no ingresó a su destino, ya que nunca les ha importado la grave crisis humanitaria, los crímenes, la humillación y el exilio al que han sido obligados millones de venezolanos, deben saber que lo del 23F fue sólo el primer round. Lamentamos que para ellos, no fue importante la gigantesca concentración pacífica alrededor de un espectáculo musical que además, contó con la presencia de decenas de figuras de fama internacional llevando sus éxitos y un mensaje fuerte y claro contra la narco-dictadura castro-chavista y una súplica de abrir las puertas a la ayuda humanitaria.

Qué duro tuvo que ser para estos amantes clandestinos de la dictadura castro-chavista, ver desfilar a varios líderes regionales a la cabeza de una multitud pacífica que exige el ejercicio de la democracia y la defensa de los derechos humanos. Líderes del mundo y la región de los cuales debemos sentirnos orgullosos por representar la voluntad de la inmensa mayoría de latinoaméricanos, que ya no creemos en el discurso falso de una autondenominada izquierda progresista que cada vez está más lejos de vivir y actuar en consecuencia. Una izquierda que se ríe y desconoce el hambre y la miseria de la población venezolana en más de veinte años de corrupción y malas políticas públicas, de asesinatos, torturas y desapariciones de una población que ha visto como han destruido las instituciones democráticas, la economía y la riqueza de su país para convertirla en un paraiso de los narco-terroristas. ¡Fuerza Venezuela! ¡Libertad para Venezuela!

viernes, 15 de febrero de 2019

TODOS SOMOS VENEZUELA. Es Hora de Regresar a Casa


"El sábado 23 de febrero, nos deberíamos vestir todos de blanco y salir a las calles para demostrar nuestra solidaridad por el pueblo venezolano, orar por la paz y celebrar el fin de la narco-dictadura chavista."

Para el próximo sábado 23 de febrero está previsto el ingreso de la Ayuda Humanitaria a Venezuela liderada por el Presidente Interino Juan Guaidó. Han pasado muchas cosas desde que la Organización de Estados Americanos, el Parlamento Europeo, el Grupo de Lima y más de 40 países del planeta desconocieran el nuevo mandato de Nicolás Maduro, al cual consideran un usurpador del poder y por ello, reconocieran la proclamación que hiciera la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela de Juan Guaidó como su Presidente Interino para cumplir tres objetivos: Aceptar la ayuda de los países del mundo para enfrentar la grave crisis humanitaria de escases de alimentos y medicamentos en el país, liderar la transición y la salida del régimen chavista de Nicolás Maduro y llamar a nuevas elecciones presidenciales.
Ya no se trata de dialogar, ni de aceptar la continuación del régimen chavista en el poder. Ahora se trata de exigir la entrega del mando y la salida de toda la cúpula de civiles y militares que durante 20 años saquearon las riquezas del país, destruyeron la economía, obligaron al exilio a más de 5 millones de venezolanos, corrompieron las Fuerzas Armadas, manipularon la historia y tergiversaron las palabras del Libertador Simón Bolívar, hirieron de muerte la democracia, expropiaron las empresas productoras y distribuidoras de bienes y servicios, y enviaron a la cárcel, torturaron y asesinaron la oposición. Por todo lo anterior, lo único aceptable es una negociación para una salida pacífica, sin concesión de más tiempo de permanencia en el poder. Así se desprende de la presión al régimen de Maduro por parte de la población opositora y de la comunidad internacional, que es cada día más fuerte, y de la negativa a aceptar mediadores.
Pero nada de lo hasta ahora hecho ha sido suficiente y, por el contrario, el régimen usurpador ha respondido con mofa y altanería. Ha desconocido la grave crisis humanitaria en que vive la inmensa mayoría de los venezolanos, calificando de ser un “show mediático” de la oposición. Ha desconocido el éxodo provocado a millones de venezolanos que padecen hambre, necesidades y humillaciones en las fronteras de muchos países latinoamericanos. Ha armado de manera irresponsable e indiscriminada a todos sus seguidores, incluyendo a los niños. Ha culpado del desastre económico y el saqueo de la riqueza nacional a la comunidad internacional, negando su comportamiento negligente, corrupto e incompetente desde el primer día de haber asumido el poder hace más de 20 años…
Sobre lo que puede ocurrir el sábado 23 de febrero, nadie lo sabe. Lo cierto del caso es que son los venezolanos y únicamente los venezolanos, quienes pueden resolver el problema y darle la vuelta a una partida que hace dos décadas están perdiendo. Hoy se abre una oportunidad con la Ayuda Humanitaria, las múltiples declaraciones de apoyo de los diferentes países del mundo y el liderazgo de Juan Guaidó, que finalmente parece haber logrado la unidad de una oposición que, por fragmentada, también tiene una alta cuota de responsabilidad en esta larga tragedia. Ahora no pueden perder el impulso, ni todo el viento a favor que les acompaña. Es el momento de regresar a casa, les espera un largo y difícil camino, pero nunca tan largo ni tan difícil como el que han recorrido durante estos 20 años viviendo prácticamente como parias.
Los venezolanos no deben sentirse solos en estos momentos. Los estaremos acompañando en cada paso hasta la recuperación de su país, de su territorio, de su libertad, de su democracia, de su dignidad y de su orgullo. Jamás olvidaremos que de sus cunas nacieron los héroes a los que debemos la libertad y la independencia que un día gritaron nuestros ancestros.
Colombia ha estado entre los primeros países dispuestos a acompañar a los venezolanos y esto me llena de orgullo. Estamos eternamente agradecidos de Venezuela porque siempre, en los tiempos más difíciles, millones de compatriotas han sido recibidos y acogidos con dignidad y respeto. Colombia y Venezuela son mucho más que una historia en común y una misma bandera tricolor. Somos hermanos y no podemos permitir que bandas criminales, ni narco-terroristas nos dividan, se tomen los países ni secuestren los gobiernos de turno.
El sábado 23 de febrero, nos deberíamos vestir todos de blanco y salir a las calles para demostrar nuestra solidaridad por el pueblo venezolano, orar por la paz y celebrar el fin de la narco-dictadura chavista. Es el momento de devolverle la mano a los venezolanos. Yo también soy Venezuela. RDS