viernes, 15 de febrero de 2019

TODOS SOMOS VENEZUELA. Es Hora de Regresar a Casa


"El sábado 23 de febrero, nos deberíamos vestir todos de blanco y salir a las calles para demostrar nuestra solidaridad por el pueblo venezolano, orar por la paz y celebrar el fin de la narco-dictadura chavista."

Para el próximo sábado 23 de febrero está previsto el ingreso de la Ayuda Humanitaria a Venezuela liderada por el Presidente Interino Juan Guaidó. Han pasado muchas cosas desde que la Organización de Estados Americanos, el Parlamento Europeo, el Grupo de Lima y más de 40 países del planeta desconocieran el nuevo mandato de Nicolás Maduro, al cual consideran un usurpador del poder y por ello, reconocieran la proclamación que hiciera la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela de Juan Guaidó como su Presidente Interino para cumplir tres objetivos: Aceptar la ayuda de los países del mundo para enfrentar la grave crisis humanitaria de escases de alimentos y medicamentos en el país, liderar la transición y la salida del régimen chavista de Nicolás Maduro y llamar a nuevas elecciones presidenciales.
Ya no se trata de dialogar, ni de aceptar la continuación del régimen chavista en el poder. Ahora se trata de exigir la entrega del mando y la salida de toda la cúpula de civiles y militares que durante 20 años saquearon las riquezas del país, destruyeron la economía, obligaron al exilio a más de 5 millones de venezolanos, corrompieron las Fuerzas Armadas, manipularon la historia y tergiversaron las palabras del Libertador Simón Bolívar, hirieron de muerte la democracia, expropiaron las empresas productoras y distribuidoras de bienes y servicios, y enviaron a la cárcel, torturaron y asesinaron la oposición. Por todo lo anterior, lo único aceptable es una negociación para una salida pacífica, sin concesión de más tiempo de permanencia en el poder. Así se desprende de la presión al régimen de Maduro por parte de la población opositora y de la comunidad internacional, que es cada día más fuerte, y de la negativa a aceptar mediadores.
Pero nada de lo hasta ahora hecho ha sido suficiente y, por el contrario, el régimen usurpador ha respondido con mofa y altanería. Ha desconocido la grave crisis humanitaria en que vive la inmensa mayoría de los venezolanos, calificando de ser un “show mediático” de la oposición. Ha desconocido el éxodo provocado a millones de venezolanos que padecen hambre, necesidades y humillaciones en las fronteras de muchos países latinoamericanos. Ha armado de manera irresponsable e indiscriminada a todos sus seguidores, incluyendo a los niños. Ha culpado del desastre económico y el saqueo de la riqueza nacional a la comunidad internacional, negando su comportamiento negligente, corrupto e incompetente desde el primer día de haber asumido el poder hace más de 20 años…
Sobre lo que puede ocurrir el sábado 23 de febrero, nadie lo sabe. Lo cierto del caso es que son los venezolanos y únicamente los venezolanos, quienes pueden resolver el problema y darle la vuelta a una partida que hace dos décadas están perdiendo. Hoy se abre una oportunidad con la Ayuda Humanitaria, las múltiples declaraciones de apoyo de los diferentes países del mundo y el liderazgo de Juan Guaidó, que finalmente parece haber logrado la unidad de una oposición que, por fragmentada, también tiene una alta cuota de responsabilidad en esta larga tragedia. Ahora no pueden perder el impulso, ni todo el viento a favor que les acompaña. Es el momento de regresar a casa, les espera un largo y difícil camino, pero nunca tan largo ni tan difícil como el que han recorrido durante estos 20 años viviendo prácticamente como parias.
Los venezolanos no deben sentirse solos en estos momentos. Los estaremos acompañando en cada paso hasta la recuperación de su país, de su territorio, de su libertad, de su democracia, de su dignidad y de su orgullo. Jamás olvidaremos que de sus cunas nacieron los héroes a los que debemos la libertad y la independencia que un día gritaron nuestros ancestros.
Colombia ha estado entre los primeros países dispuestos a acompañar a los venezolanos y esto me llena de orgullo. Estamos eternamente agradecidos de Venezuela porque siempre, en los tiempos más difíciles, millones de compatriotas han sido recibidos y acogidos con dignidad y respeto. Colombia y Venezuela son mucho más que una historia en común y una misma bandera tricolor. Somos hermanos y no podemos permitir que bandas criminales, ni narco-terroristas nos dividan, se tomen los países ni secuestren los gobiernos de turno.
El sábado 23 de febrero, nos deberíamos vestir todos de blanco y salir a las calles para demostrar nuestra solidaridad por el pueblo venezolano, orar por la paz y celebrar el fin de la narco-dictadura chavista. Es el momento de devolverle la mano a los venezolanos. Yo también soy Venezuela. RDS

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