domingo, 26 de enero de 2020

Hacer lo Esencial

Quiero felicitar a la mayoría de Evópoli, que en el Consejo General realizado el sábado 25 de enero ganaron con su propuesta de iniciar una campaña en favor del voto por la APROBACIÓN de una Nueva Constitución para Chile y su elaboración con unos constituyentes MIXTOS.

Fue un proceso democrático y transparente organizado por la directiva, que tuvo para todos los militantes un poco más de dos meses de campaña, preparación y reflexión, en virtud de que el 15 de noviembre del 2019 un grupo de parlamentarios, firmaron un acuerdo para iniciar un proceso constituyente que le dé salida a la crisis social por la cual atraviesa nuestro país.

Personalmente, era partidario de la “Libertad de Acción” y de unos constituyentes sin vínculos parlamentarios. No voy a recordar los motivos de mis convicciones, porque no corresponde y por respeto a la voluntad de las mayorías. Pero sí deseo hacer propicia, en este acontecimiento democrático de Evópoli, la ocasión para compartir algunas reflexiones sobre lo que debe ser el comportamiento de los militantes de un partido milennial, nacido en democracia, sin “pecado original” y sin rezagos de una clase política desprestigiada y en decadencia.

Seré directo en mis apreciaciones. Debemos aceptar lo esencial. No complejizando lo que por naturaleza es sencillo de entender: Una sociedad necesita de la política y de los políticos, tal como necesita la salud y los médicos o la educación y los maestros. El que tengamos algunos políticos que nos producen vergüenza, es sólo nuestra responsabilidad, tal como lo es tener médicos y maestros mediocres. Al fin de cuenta, somos nosotros los ciudadanos quienes los elegimos.  

La libertad que tenemos para pensar y actuar, no debe conducirnos a vivir en una organización sin reglas, porque entonces no existiría o no tendría sentido la organización. El consenso y los sistemas de votación son mecanismos estratégicos para asegurar la convivencia y la existencia de las organizaciones.  Es poco inteligente vivir en una sociedad democrática y no entender o no aceptar las decisiones que se toman según sus reglas.

La libertad, como el derecho a pensar, no tiene límites, pero sí el actuar, que se encuentra cuando se vive en una sociedad democrática. Por ello, está bien exigir a los demás que acepten las decisiones y actuaciones de quienes obtienen el apoyo de las mayorías. De todas maneras, si no quedamos conformes, en democracia siempre existe la manera de iniciar una nueva estrategia para lograr en el futuro un cambio en la opinión de la mayoría o de trabajar por la creación de una nueva normativa para tomar decisiones. 

La crisis social por la cual atraviesa nuestro país, responde a una contradicción y agregaría, a una falta de sensatez y coherencia de muchos ciudadanos, que sólo aceptan y respetan las ideas que ellos proponen. No son pocos los grupos minoritarios que hoy existen, que sin respeto a la voluntad de las mayorías y utilizando todo tipo de estrategias, por no decir también de armas y violencia, pretenden imponer su voluntad dentro de una sociedad que tiene establecidas reglas y mecanismos de participación, para que los ciudadanos sean escuchados y hagan valer sus derechos… Por supuesto, que no voy a caer en la ingenuidad de decir que dichas reglas y mecanismos sean los más adecuados, ni que quienes están en la obligación de hacerlos valer lo estén haciendo bien. Claro, que vivimos en una época en que se vulneran con facilidad los derechos de las minorías. Pero, ese es otro tema del cual he escrito y hablado en otras oportunidades cuando me refiero a la importancia de promover y ejercer una Participación Ciudadana más Informada, más Inteligente y más Inclusiva.

Sin embargo, no deseo desviarme del objetivo central de este mensaje, que es la oportunidad que tiene Evópoli, de demostrar la importancia de respetar la libertad de los militantes de promover sus ideales y convicciones, al mismo tiempo de entender que la sobrevivencia y éxito que deseamos y esperamos como organización, depende del respeto a las reglas y principios que postulamos, porque de lo contrario, no es posible avanzar como organización social, ni tendremos la capacidad de instalar el modelo de “País Justo” que soñamos para Chile.

Por lo anterior, estoy convencido que el camino de quienes no “ganamos” en el Consejo General, debe ser respetar la voluntad de la mayoría y apoyarlos para que tengan éxito. Partimos de la buena fe de los “ganadores” y de su firme convicción en que ese es el camino correcto. Su éxito será el de Evópoli y, por lo tanto, también será nuestro. ¿Qué otro sentido tiene la democracia, en una sociedad de ciudadanos libres, que convivimos en organizaciones y espacios de manera voluntaria?

Tal vez, quienes pretendan negar los resultados del Consejo Nacional, también deban reflexionar en la exigencia que imponemos al Gobierno, por no hacer respetar el Estado de Derecho y ceder ante la presión de las minorías, dando la espalda al mandato de sus electores, como se desprende de la desaprobación ciudadana reflejada en el resultado de las encuestas de opinión pública. Convengamos, que no debemos exigir al Gobierno, lo que nosotros no somos capaces de cumplir en la práctica,

Ahora se inicia un nuevo juego y nos corresponde a todos, incluyendo a quienes estábamos por opciones diferentes, ayudar para que el plebiscito del 26 de abril salga adelante con la opción aprobada por el Consejo Nacional de Evópoli. Posteriormente, debemos respetar y hacer respetar la opción que decidan los chilenos. Así estaremos siendo parte del juego de la democracia, en donde sea la voluntad de la mayoría y ojalá las mejores ideas y argumentos las ganadoras.

Debemos negarle la entrada con fuerza y determinación a los violentos, a los criminales, a los manipuladores, a los populistas. A quienes desean ganar victimizándose, inmolándose, suicidándose. Caminando en una ridícula y patética “primera línea”, ya superada por la historia de la humanidad, con héroes de verdad, de carne y hueso, que jamás cubrieron su rostro para defender lo que consideraban que les era propio. Que lloraron las pérdidas y las derrotas, porque había algo más grande que sus individualistas y anárquicos intereses. Que nunca se quejaron de abusos ni excesos, porque ni siquiera conocieron una institución humanitaria que les defendiera.

Hacer lo esencial es entender nuestras diferencias, promover los acuerdos y respetar la palabra comprometida. Es fortalecer la democracia dotándola de mecanismos de participación ciudadana cada vez más modernos, que den seguridad y confianza a los ciudadanos en las actuaciones de quienes representan su voluntad, y de todas maneras, no seguir creyendo que quienes piensan diferente a nosotros, son nuestros enemigos, porque como dice Yuval Noah Harari, es ahí donde las democracias colapsan.

Debemos terminar con la oposición obstruccionista, con la zancadilla, con los “palos en la rueda”. Con mayor razón, la que se da al interior de nuestro partido. Esto sólo conduce al retroceso o estancamiento de la sociedad y de nuestra organización. 

El camino del éxito de Evópoli es muy claro, y tiene enemigos reconocidos: la corrupción, el abuso del poder y la ambición de quienes desean enriquecerse fácilmente con el dinero y los recursos del pueblo. Todo enquistado en el sector público y privado, en donde ningún partido político ni organización social escapa. Por ello, debemos promover una nueva Constitución o una reforma de la actual, basada en una Democracia Participativa, que dé más protagonismo a los ciudadanos. Que responda de manera oportuna y con respeto a sus demandas individuales o colectivas. Que colabore en la gestión y fiscalice la actividad pública de los representantes elegidos en los diferentes centros de toma de decisiones; porque no se trata de terminar con la democracia representativa, sino de rescatarla de los corruptos y los ineptos, y renovar la confianza ciudadana en una nueva clase política.  RDS


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