"Enderezar a Colombia no parece
tarea fácil. Es más; ni aún en el caso de llegar a concretar la paz con los
jefes de los focos mayores de violencia, el narcotráfico y la guerrilla, se
acabará el derramamiento de sangre. Existen tantos cabos sueltos, muchos de
ellos que actúan únicamente por el deseo de venganza, que pasarán generaciones
antes de dominarlos." – Diario
El País de Colombia. Edición del 24 de Febrero de 1991
No
puedo ocultar la tristeza, el dolor y la vergüenza que me produce ver
la teleserie "Pablo Escobar. El Patrón del Mal", por tener que recordar
aquellos años de incertidumbre vividos en Colombia. Los cuales, además del
terror que causaron en la población, provocaron una de las crisis económicas
más grandes de la historia del país.
Recuerdo que al
principio, la relación entre la sociedad y los capos de la droga, fue una
verdadera “Luna de Miel” El dinero de la mafia tocó prácticamente todas las
esferas de la sociedad, que haciéndose la “vista gorda” parecía alucinada con
tanto derroche y excentricidad.
Disfrazado
de Roobin Hood, Pablo Escobar y sus secuaces, reclutaban gente para su negocio. Fue así como solucionaron el problema de vivienda a muchas familias humildes e hicieron
realidad el sueño de otras que aceptaron trabajar en el negocio del
narcotráfico, servir de guardaespaldas, cuidadores de sus propiedades, choferes
de sus vehículos, etc, a cambio de un atractivo sueldo, que difícilmente podía
pagarse en el Estado, la industria o el comercio.
Trabajar
para el “Patrón” llegó a ser motivo de orgullo para muchas familias y también la
razón por la cual se destruyeron muchas de ellas. El salario del jefe del hogar
se volvió ridículo e innecesario, gracias al “abultado billete” que llevaban a
casa los que trabajan para los narcotraficantes.
La
propiedad inmobiliaria se sobrevaloró gracias a las apetitosas ofertas que
hacían los “narcos” y la sociedad comenzó a vivir en un mundo de fantasía en
donde hasta quienes estábamos más alejados de éste boom, llegamos a disfrutar
de las invitaciones a sus opíparas fiestas en majestuosas propiedades... Quién
hoy diga en Colombia que no fue tocado por el dinero del narcotráfico es un
mentiroso o no perteneció a esa generación, porque la verdad, es que los
narcotraficantes contaminaron absolutamente todo!
Pero,
éste mundo de fantasía duro muy poco. Hasta que afloró la naturaleza criminal
de esta lacra social, obsesionada con llegar al poder del Estado y convencida que podía comprar a
todos los colombianos o asesinar a quienes pudieran convertirse en un potencial
enemigo... "Me comprometo a pagar la deuda externa de Colombia con mi dinero"...“En el mundo solo hay dos personas importantes: El Papa y Yo” decía,
Pablo Escobar, sin ningún atisbo de vergüenza…
Así,
de la noche a la mañana, comenzamos a vivir en un infierno, cuando los capos declararon
la guerra a sus enemigos y les exigieron a todos sus protegidos el pago de sus
favores.
Siendo
el Estado uno de sus principales objetivos y los gobernantes de turno los
comunes enemigos del “Patrón” no tardaron en firmarse las alianzas con otras
organizaciones nacionales e internacionales inescrupulosas y de criminales, que también han patrocinado
y tienen dentro de sus filas, aunque de manera solapada, grupos violentos y
desestabilizadores.
La
teleserie, solo muestra una mínima parte de las atrocidades que se vieron y
conocieron en aquella oscura época, en donde todas las lacras se juntaron para
"pescar en río revuelto" y aterrorizar a los colombianos y exigir al Estado, manejado por una mayoría de cobardes
y corruptos, toda clase de libertades, impunidades y privilegios…
Por suerte, fue
la misma crueldad de Pablo Escobar, la que hizo el milagro y provocó que el
invocado Niño Jesús de Atocha, le diera la espalda a este criminal que murió en
su ley: “Prefiero una tumba en Colombia que una cárcel en los Estados Unidos”…
La
teleserie ha sido como una catarsis para mí, que nunca imagine tener que salir
de mi país en busca de mejor bienestar para mí y para familia... Testigo y
sobreviviente de aquella época, quiero rendirles un homenaje a los amigos y
conocidos que murieron inocentes, en alguno de aquellos cobardes atentados.
Especialmente, del que "compartimos" en la ciudad de Medellín en la fatídica
tarde del sábado 16 de febrero de 1991, en donde hubo más de 120 víctimas,
entre muertos y heridos de gravedad por la bomba de 150 kilos que puso esta
lacra a la salida de un evento popular...Paz en sus tumbas y en sus corazones
para todos ellos y para sus familias...
En
su memoria, invito a quienes me siguen en FB a leer este artículo del archivo
de prensa del diario El País de Colombia del año 1991, que da cuenta de aquella
noticia y de la confusa situación que se vivía en aquel entonces, en que todos
los asesinos se juntaron para “pescar en río revuelto” e imponer su ley. (http://elpais.com/diario/1991/02/24/internacional/667350009_850215.html)
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