domingo, 7 de agosto de 2011

Por Favor, Vuelvan a Clases Chiquillos!

Convencido de que la aspiración a una Educación Básica, Media, Superior, Técnica y Especial, de calidad, sin discriminación y al alcance de todos los chilenos es una legítima aspiración, que debe ser escuchada y atendida por la clase política y dirigente del país, y que han sido los estudiantes quienes valientemente han colocado el tema en el centro de las prioridades de la agenda del gobierno, razón por lo cual ha pasado a ser un tema de interés nacional; desde mi humilde posición de ciudadano y adulto, le pido a los estudiantes que vuelvan a sus clases, pero manteniendo un control y monitoreo a la respuesta y comportamiento del Ejecutivo y el Legislativo Nacional.

Aprovecho la oportunidad para decirles a los niños y jóvenes de éste país, que tengo vergüenza, porque he sido junto a muchos adultos y profesionales, un irresponsable al no velar adecuadamente por el bienestar que estamos obligados a entregarles. Es nuestra responsabilidad, desde cualquier lugar y posición en que nos encontremos de buscar las soluciones a los problemas sociales que afectan a la familia y a la sociedad, muy especialmente cuando estos tocan a los desvalidos, los adultos mayores y a los menores de edad.

Hemos faltado a la memoria de nuestros ancestros que siempre velaron por nuestra felicidad y se jugaron la vida por nosotros. Hemos sido unos cobardes al permitir que se involucren en la solución de problemas que por derecho nos corresponde resolver a los adultos. Hemos desoído sus quejas y hemos descargado en sus espaldas el peso de nuestra ineptitud, al permitirles enfrentar al gobierno y a la fuerza pública, para solucionar un problema que arrastramos de muchos años atrás y que requieren de grandes acuerdos y mucha nobleza de quienes tienen el control de los centros de decisión del país. Un liderazgo equivocado o una postura radical pueden llevarnos de vuelta a un pasado que todavía no superamos.

Estoy arrepentido y siento vergüenza por estar exponiendo su integridad física y someterlos al poder y a la humillación de personas e instituciones más fuertes y preparadas...Por todo esto y mucho más, de rodillas humildemente les pido que me perdonen.

De mi parte, jamás daré mi consentimiento para que ustedes asuman la solución de los problemas que tenemos que resolver los adultos. Vuelvan a clases, estudien con entusiasmo y prepárense bien para que reciban la conducción de nuestra sociedad. Hablen y opinen desde sus pupitres y redes sociales. En adelante, junto con estudiar, su único derecho tendrá que ser el de ser responsablemente felices.

Un abrazo y toda mi consideración;

El Tío Rubencho

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