Las personas son como son, pero tenemos el potencial de ser mucho mejor: fomentando un cambio profundo, impulsando el pensamiento crítico y el conocimiento del funcionamiento del Estado. Sin embargo, una clase política, mediocre, abusiva y desconectada de las necesidades reales, es un obstáculo a este progreso.
Es importante reconocer que la transformación de un país no depende únicamente de la voluntad de la clase política sensata. Es necesario que el Estado y sus instituciones trabajen en conjunto con la gente para generar cambios significativos. Para lograr esto, se requiere de dirigentes más formados, comprometidos y visionarios, así como organizaciones sociales innovadoras, proactivas y dispuestas a colaborar con los gobiernos y autoridades. Sólo así, podemos avanzar hacia un futuro más prometedor, donde la ciudadanía sea la verdadera protagonista de su propio desarrollo y progreso.
Por una Participación Ciudadana más Inteligente, Inclusiva e Informada, que contribuya al mejoramiento de la Gestión y la Fiscalización Pública, promovamos la Formación Ciudadana. -Rubén Solano
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