Se cerró el proceso de inscripción de candidatos a las elecciones para alcaldes, gobernadores, concejales y consejeros regionales en Chile y nos deja con la sensación que nada ha cambiado, que nada ha aprendido nuestra clase política. Un proceso que dejó ver, que más importante que las propuestas para mayor crecimiento, desarrollo, justicia y equidad, son las inclaudicables ambiciones personales de los candidatos, que siguen estando por encima de las antiguas y crecientes preocupaciones de la gente, que desea que la clase política se concentre en la solución de los problemas, para lo cual espera que propongan, no solamente sus mejores candidatos para gobernar, sino que se decidan por una sola carta capaz de concentrar la votación mayoritaria en cada comuna y región, para evitar la dispersión de los votos en beneficio de proyectos unitemáticos de minorías circunstanciales, que dividen y hacen daño a propuestas más integrales, más serias y viables.
La clase política chilena de izquierda y derecha moderada, no la anarquista, ni de extrema, al igual que en Latinoamérica, no aprende nada. Su egoísmo supera su inteligencia y cierra su mente, paradójicamente son los principales causantes del caos y el desastre que viven los millones de venezolanos, colombianos, peruanos, bolivianos, ecuatorianos, argentinos y países centroamericanos, que han tenido que huir y dejar sus hogares y familias, por los abusos y negligencia de regímenes nefastos que se niegan a dejar el poder.
No olvidamos que fue la clase política que gobernó los países de la región, antes de estos experimentos extremistas, empobrecedores y disociadores, responsable de la crisis política, social y económica que padecen los millones de personas que huyen de sus regímenes corruptos y genocidas. Si la clase política moderada, hubiera hecho bien la "pega" cuando gobernaron, la gente no los hubiera sacado del poder, para tener que darle la oportunidad a propuestas radicales de extrema izquierda o derecha, que han demostrado ser la peor opción para gobernar un país, porque son "pan para hoy y hambre para mañana".
La "batalla" por las alcaldías y gobernaciones más "emblemáticas" como siempre, acaparan la atención de todos los medios, igual que ha sido en las propagandas electorales en TV, como si el resto del país no existiera y si todos los candidatos no tuvieran igual derecho a ser conocidos.
Creo que la "batalla" en las próximas elecciones, sigue siendo por la figuración y grandilocuencia de los candidatos y no por la preparación profesional, las competencias para ejercer el cargo y la importancia de los propuestas que ofrecen, porque sigue siendo más atractivo "desnudar" y ridiculizar a los contendores que destacar las virtudes y competencias propias, menospreciar los resultados del gobierno de turno, después de haberle puesto "piedras en el camino" para que no avance, focalizarse en la queja mediática de la ciudadanía, para demostrar el fracaso del alcalde o gobernador de turno y levantar una solución populista, que suene bien al oído de la gente, aunque no tengan claro cómo la van a implementar.
Lamentablemente, a nadie parece preocuparle o interesarle escuchar propuestas de mediano y largo plazo, que traen una mayor y real estabilidad y seguridad para el país. Seguimos alimentando una clase política mediocre, ocupada de la "chimuchina" del momento, de instalar en todos los cargos públicos a sus "compadres" y proteger sus incondicionales, antes que dar solución a los evidentes problemas que amenazan nuestro futuro inmediato y mediato. ¿Acaso, no son previsibles las consecuencias de los desastres naturales que forman parte de la naturaleza de nuestro país? ¿No era previsible hace quince años o más, el aumento de la inseguridad y la violencia, la llegada del narcotráfico, las debilidades de los sistemas de pensiones, salud y la superación de los servicios de muchas empresas e instituciones con el aumento de la demanda ciudadana que crece en cantidad y niveles de exigencia?
Perdón, pero no avanzamos y seguimos cayendo en las garras de mentes inescrupulosas y criminales por la insensatez de la clase política de izquierda y derecha moderada, incapaz de hacer respetar el Estado de Derecho y la Democracia. Una clase política egoísta, aferrada a sus sueños personales y tentada por el enriquecimiento fácil y rápido, anclada en el pasado.
Sin escuelas de ética y liderazgo, con una generación perdida, sólo les va quedando traer "las viejas glorias" de los hogares
de ancianos, porque del cementerio todavía no es posible. La estrategia sigue siendo la misma: ganar a como dé lugar y después ocuparse de cómo gobernar... -Rubén Solano
¡Participación Ciudadana más Inteligente, más Inclusiva y más y mejor Informada!
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