viernes, 16 de septiembre de 2022

¡Más chileno que un plato de porotos!

     ¡...y así fue como llegué a Chile! Igual que los cientos de miles de migrantes, que huyendo de la guerra, la violencia y los malos gobiernos, buscan un rinconcito en este planeta de sangre, en donde curar las heridas.

    Chile en un mapa o desde un satélite es largo y angosto, como una cicatriz en proceso de sanación. Es como un santuario para quienes buscan sanar las propias, hechas en un sinfín de sin razones...

    Aquí se revive la esperanza, mientras nos empapamos de una cultura diversa y nos embriagamos con su loca geografía en un territorio rebelde y solidario que todo lo tiene.

    El ladrido de los perros callejeros que le ladran al viento y al forastero. El trinar de zorzales y chincolitos que animan las mañanas y arrullan el atardecer y una hermosa rosa de púrpura intenso que jamás destiñe ni se marchita.

     Ahora que te conozco, Chile de mis amores, quisiera morir junto a mi bella Rosita en una de tus mil maneras: Cubierto con tu manto blanco, ahogado en una lágrima venida de ultramar, a tu cuerpo atado en un abrazo estremecedor, fundido en tu corazón de fuego o tendido en el desierto, mirando los millones de estrellas que jamás se cansan de contemplarte desde el infinito. ¡Viva Chile de mis Amores! -Rubén Solano

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