“No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos
lo mismo”
A.
Einstein
Esta es una invitación a trabajar
en un proyecto de formación ciudadana que genere una cultura de participación
más inteligente, más inclusiva y más o mejor informada. No es un desafío a
corto plazo, tal vez quienes lo impulsemos hoy no disfrutemos de todos sus
beneficios, pero podemos estar seguros que las futuras generaciones recibirán sus
frutos y estarán muy agradecidos. Eso es lo importante. A continuación, una exposición
de motivos:
Creemos que sin el apoyo de más
del 75% de la ciudadanía que emite su voto y con una abstención ciudadana que
crece y que está en más del 60%, no tienen mucho sentido hacer ninguna
consulta, ni plebiscito y menos un cambio de la Constitución Nacional.
De mantenerse la indiferencia
ciudadana en los procesos electorales, por causa del desprestigio de la clase
política, ya ni siquiera resulta atractivo un cambio de autoridades de
gobierno. Es demasiado alto el costo de un proceso electoral y es inútil, si
sólo es para cambiar rostros dentro de la misma clase política.
Los cambios de autoridades de
gobierno, con enroque de personajes, siguen siendo una pésima costumbre que
debería terminar, porque aumentan el desprestigio de la clase política
perpetuando los mismos o favoreciendo unos pocos privilegiados. Hacen un enorme
daño a la democracia. Personas que llegan a los centros de decisión por
voluntad directa de los partidos políticos y no por decisión de la ciudadanía,
siguen siendo un atentado a la democracia.
Tampoco deberíamos continuar
permitiendo que la culpa de las malas acciones de las personas, siga recayendo
en las instituciones, los programas, los modelos, el Estado o las empresas.
Entes sin vida ni accionar propio. La responsabilidad de las buenas o las malas
acciones, es siempre de los seres humanos, de las personas de carne y hueso, no
de las personas jurídicas, y esto debe decirse fuerte y claro, para combatir de
verdad la ineficiencia, la corrupción y el abuso de poder que han permeado
prácticamente todas las instituciones del Estado. Es fundamental formar la ciudadanía
para que asuma la responsabilidad individual y el autocuidado, por ejemplo, de
su salud en estos tiempos de pandemia por Coronavirus. La ciudadanía debe solidarizar
y cooperar en la seguridad, el crecimiento y el desarrollo integral, la
supervivencia de la comunidad y en la protección de la naturaleza y el medio
ambiente.
Debemos ayudar a salir a las
actuales y futuras generaciones de la vieja lucha de clases y la división entre
izquierdas y derechas, promoviendo una sociedad más justa, pluralista, cooperativa,
solidaria, libre, innovadora y emprendedora. En Chile ya no existe la izquierda
ni la derecha como orientación o tendencia ideológico-política. Sólo hay viejos enemigos. Ancestrales, casi
naturales e incondicionales. Todo lo que proponga una persona, tiene el rechazo
inmediato y unánime de sus enemigos de siempre. Por ello, son capturadas las
ideas, las demandas y las luchas sociales por parte de uno u otro bando, que
tampoco las puede sacar adelante porque no cuenta con el respaldo de la mayoría
de representantes de la sociedad. Las buenas ideas y políticas públicas
terminan bloqueadas o arrinconadas de manera caprichosa, en perjuicio de todos.
Hablar de la importancia de la
Participación Ciudadana, es como hablar de la importancia de la Educación.
Nadie la cuestiona, todos la mencionan y la reclaman. Todos tenemos algo que
decir de ellas. Sin embargo, la pregunta que pocos nos hacemos es: ¿De qué
clase de Educación o de Participación Ciudadana estamos hablando? Porque
existen muchas clases de ellas. Sobre la Participación Ciudadana, esta puede
ser activa o pasiva, de información, de consulta o de resolución, pacífica o
violenta, democrática o anárquica, …
Para evitar esta omisión hablamos de una Participación Ciudadana más Inteligente, más Inclusiva y más o mejor Informada. Esto es así, porque la Participación Ciudadana debe ser democrática, activa, resolutiva y pacífica, para que contribuya a solucionar los problemas sociales y ayude al crecimiento y desarrollo de las personas, sus familias y sus comunidades, y entendemos la Participación Ciudadana como el compromiso voluntario y consciente, que declara públicamente un ciudadano, de ayudar en la solución de los problemas sociales, contribuir en la gestión y fiscalización del gobierno local, regional y nacional, denunciar los abusos, y ejercer libre, permanente y oportunamente sus derechos políticos y constitucionales, a través de mecanismos de participación democráticos y pacíficos.
Una razón adicional que nos
motiva a perseverar en la generación de una cultura de Participación Ciudadana
más Inteligente, más Inclusiva y más o mejor Informada, tiene que ver con la
necesidad de combatir la creencia equivocada de una buena parte de la
ciudadanía en teorías conspirativas, que la lleva a pensar en el manejo del
mundo por la decisión planificada y coordinada de una pequeña élite que está
moviendo a su antojo los hilos de la humanidad y en donde las personas comunes
y corrientes, no tenemos ninguna posibilidad de producir algún cambio. Esta
misma creencia es la que nos lleva a tener una actitud de inmovilidad,
indiferencia y sumisión, en donde somos más vulnerables y manipulables.
La reactivación de la economía y
la recuperación del empleo, requieren de la inversión pública y privada, pero
también de la colaboración de la Sociedad Civil y de una Participación
Ciudadana Informada, Inteligente e Inclusiva, porque personas sin historia, sin
registros, anónimas y clandestinas, son quienes más sufren en las crisis
sociales, por la imposibilidad de llegar a ellas con cualquier tipo de ayudas.
Debemos aprender a diferenciar la vulnerabilidad de las personas por ignorancia
que, por supuesto, necesitan de la sociedad civil para superarla, de la
anarquía que nada aporta y que debemos condenar y mantener aislada. No debemos
permitir que la desesperación se continúe confundiendo con la ignorancia, como
ha ocurrido en el retiro del 10% de los Fondos de Pensión.
Estamos de acuerdo con quienes
dicen que, el poder social normalmente pasa inadvertido para el hombre común,
que sólo identifica poder en el dinero, el prestigio, la tecnología y la
política. En todo el mundo, las masas han experimentado sustantivas mejoras
educacionales en el último siglo, pero parece bastante claro que ella no ha
generado un aumento en su capacidad de reflexión. Estas son tan permeables, como
siempre, a las ideas de «moda». Como dijo un filósofo, las nuevas ideas surgen
de unos pocos y se extienden gradualmente hasta llegar a ser el patrimonio de
una mayoría que apenas conoce su origen.
Nuestra democracia chilena está
en crisis porque la clase política perdió credibilidad y confianza. Por ello la
solución no está en el cambio de unos políticos por otros, sean de derecha,
izquierda o independientes, porque es la "clase" la que está en
crisis, aunque haya algunos políticos excelentes y honrosas excepciones.
Lamentablemente, las reiteradas decisiones equivocadas, con signos de egoísmo o
indiferencia de muchos parlamentarios, ha dejado la democracia en el grave
estado de debilidad y desprestigio en que se encuentra hoy. Tampoco la solución
está en cambiar el sistema democrático por la anarquía. Ni es aceptable ni
conveniente entregar el poder a militares, ni a empresarios... Entonces, ¿qué
hacer?
La respuesta está en rescatar la
democracia representativa y fortalecerla. Debemos suministrarle medicina y un
tratamiento adecuado. Esa medicina y tratamiento se llama Participación
Ciudadana, con Mecanismos Democráticos de Participación, que deben permanecer
latentes y activarse cuando los representantes (clase política gobernante o parlamentarios)
no estén respondiendo a los compromisos ni demandas ciudadanas...
Por supuesto que no basta con
tener los mecanismos, si la ciudadanía no está preparada ni capacitada para
utilizarlos. Y este es el desafío y compromiso que debemos realizar de manera
masiva, permanente y sistemática desde las organizaciones de la sociedad civil
y ésta es la invitación que estamos haciendo.
La Democracia Participativa es la
"muleta" que necesita la clase política y los chilenos, para evitar
que se derrumbe el Estado de Derecho, la democracia y con ellos el país
entero... Si los ciudadanos no hacemos nada por recuperar la democracia de
manera civilizada, tendremos que resignarnos a ver que gobernantes y parlamentarios
cambien sus agendas, programas y hasta sus principios y valores, por la acción
violenta y criminal de minorías manipuladas y aleonadas por políticos y
dirigentes nefastos e inescrupulosos.
Queda hecha la invitación para
que juntos trabajemos por un mejor país para todos. Sigue a fundescochile en las redes sociales. RDS
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