miércoles, 5 de agosto de 2020

FORMACIÓN PARA LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA

“No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo”

A.      Einstein

 

Esta es una invitación a trabajar en un proyecto de formación ciudadana que genere una cultura de participación más inteligente, más inclusiva y más o mejor informada. No es un desafío a corto plazo, tal vez quienes lo impulsemos hoy no disfrutemos de todos sus beneficios, pero podemos estar seguros que las futuras generaciones recibirán sus frutos y estarán muy agradecidos. Eso es lo importante. A continuación, una exposición de motivos:

Creemos que sin el apoyo de más del 75% de la ciudadanía que emite su voto y con una abstención ciudadana que crece y que está en más del 60%, no tienen mucho sentido hacer ninguna consulta, ni plebiscito y menos un cambio de la Constitución Nacional.

De mantenerse la indiferencia ciudadana en los procesos electorales, por causa del desprestigio de la clase política, ya ni siquiera resulta atractivo un cambio de autoridades de gobierno. Es demasiado alto el costo de un proceso electoral y es inútil, si sólo es para cambiar rostros dentro de la misma clase política.

Los cambios de autoridades de gobierno, con enroque de personajes, siguen siendo una pésima costumbre que debería terminar, porque aumentan el desprestigio de la clase política perpetuando los mismos o favoreciendo unos pocos privilegiados. Hacen un enorme daño a la democracia. Personas que llegan a los centros de decisión por voluntad directa de los partidos políticos y no por decisión de la ciudadanía, siguen siendo un atentado a la democracia.

Tampoco deberíamos continuar permitiendo que la culpa de las malas acciones de las personas, siga recayendo en las instituciones, los programas, los modelos, el Estado o las empresas. Entes sin vida ni accionar propio. La responsabilidad de las buenas o las malas acciones, es siempre de los seres humanos, de las personas de carne y hueso, no de las personas jurídicas, y esto debe decirse fuerte y claro, para combatir de verdad la ineficiencia, la corrupción y el abuso de poder que han permeado prácticamente todas las instituciones del Estado. Es fundamental formar la ciudadanía para que asuma la responsabilidad individual y el autocuidado, por ejemplo, de su salud en estos tiempos de pandemia por Coronavirus. La ciudadanía debe solidarizar y cooperar en la seguridad, el crecimiento y el desarrollo integral, la supervivencia de la comunidad y en la protección de la naturaleza y el medio ambiente. 

Debemos ayudar a salir a las actuales y futuras generaciones de la vieja lucha de clases y la división entre izquierdas y derechas, promoviendo una sociedad más justa, pluralista, cooperativa, solidaria, libre, innovadora y emprendedora. En Chile ya no existe la izquierda ni la derecha como orientación o tendencia ideológico-política.  Sólo hay viejos enemigos. Ancestrales, casi naturales e incondicionales. Todo lo que proponga una persona, tiene el rechazo inmediato y unánime de sus enemigos de siempre. Por ello, son capturadas las ideas, las demandas y las luchas sociales por parte de uno u otro bando, que tampoco las puede sacar adelante porque no cuenta con el respaldo de la mayoría de representantes de la sociedad. Las buenas ideas y políticas públicas terminan bloqueadas o arrinconadas de manera caprichosa, en perjuicio de todos.

Hablar de la importancia de la Participación Ciudadana, es como hablar de la importancia de la Educación. Nadie la cuestiona, todos la mencionan y la reclaman. Todos tenemos algo que decir de ellas. Sin embargo, la pregunta que pocos nos hacemos es: ¿De qué clase de Educación o de Participación Ciudadana estamos hablando? Porque existen muchas clases de ellas. Sobre la Participación Ciudadana, esta puede ser activa o pasiva, de información, de consulta o de resolución, pacífica o violenta, democrática o anárquica, …

Para evitar esta omisión hablamos de una Participación Ciudadana más Inteligente, más Inclusiva y más o mejor Informada. Esto es así, porque la Participación Ciudadana debe ser democrática, activa, resolutiva y pacífica, para que contribuya a solucionar los problemas sociales y ayude al crecimiento y desarrollo de las personas, sus familias y sus comunidades, y entendemos la Participación Ciudadana como el compromiso voluntario y consciente, que declara públicamente un ciudadano, de ayudar en la solución de los problemas sociales, contribuir en la gestión y fiscalización del gobierno local, regional y nacional, denunciar los abusos, y ejercer libre, permanente y oportunamente sus derechos políticos y constitucionales, a través de mecanismos de participación democráticos y pacíficos.

Una razón adicional que nos motiva a perseverar en la generación de una cultura de Participación Ciudadana más Inteligente, más Inclusiva y más o mejor Informada, tiene que ver con la necesidad de combatir la creencia equivocada de una buena parte de la ciudadanía en teorías conspirativas, que la lleva a pensar en el manejo del mundo por la decisión planificada y coordinada de una pequeña élite que está moviendo a su antojo los hilos de la humanidad y en donde las personas comunes y corrientes, no tenemos ninguna posibilidad de producir algún cambio. Esta misma creencia es la que nos lleva a tener una actitud de inmovilidad, indiferencia y sumisión, en donde somos más vulnerables y manipulables.

La reactivación de la economía y la recuperación del empleo, requieren de la inversión pública y privada, pero también de la colaboración de la Sociedad Civil y de una Participación Ciudadana Informada, Inteligente e Inclusiva, porque personas sin historia, sin registros, anónimas y clandestinas, son quienes más sufren en las crisis sociales, por la imposibilidad de llegar a ellas con cualquier tipo de ayudas. Debemos aprender a diferenciar la vulnerabilidad de las personas por ignorancia que, por supuesto, necesitan de la sociedad civil para superarla, de la anarquía que nada aporta y que debemos condenar y mantener aislada. No debemos permitir que la desesperación se continúe confundiendo con la ignorancia, como ha ocurrido en el retiro del 10% de los Fondos de Pensión.

Estamos de acuerdo con quienes dicen que, el poder social normalmente pasa inadvertido para el hombre común, que sólo identifica poder en el dinero, el prestigio, la tecnología y la política. En todo el mundo, las masas han experimentado sustantivas mejoras educacionales en el último siglo, pero parece bastante claro que ella no ha generado un aumento en su capacidad de reflexión. Estas son tan permeables, como siempre, a las ideas de «moda». Como dijo un filósofo, las nuevas ideas surgen de unos pocos y se extienden gradualmente hasta llegar a ser el patrimonio de una mayoría que apenas conoce su origen.

Nuestra democracia chilena está en crisis porque la clase política perdió credibilidad y confianza. Por ello la solución no está en el cambio de unos políticos por otros, sean de derecha, izquierda o independientes, porque es la "clase" la que está en crisis, aunque haya algunos políticos excelentes y honrosas excepciones. Lamentablemente, las reiteradas decisiones equivocadas, con signos de egoísmo o indiferencia de muchos parlamentarios, ha dejado la democracia en el grave estado de debilidad y desprestigio en que se encuentra hoy. Tampoco la solución está en cambiar el sistema democrático por la anarquía. Ni es aceptable ni conveniente entregar el poder a militares, ni a empresarios... Entonces, ¿qué hacer?

La respuesta está en rescatar la democracia representativa y fortalecerla. Debemos suministrarle medicina y un tratamiento adecuado. Esa medicina y tratamiento se llama Participación Ciudadana, con Mecanismos Democráticos de Participación, que deben permanecer latentes y activarse cuando los representantes (clase política gobernante o parlamentarios) no estén respondiendo a los compromisos ni demandas ciudadanas...

Por supuesto que no basta con tener los mecanismos, si la ciudadanía no está preparada ni capacitada para utilizarlos. Y este es el desafío y compromiso que debemos realizar de manera masiva, permanente y sistemática desde las organizaciones de la sociedad civil y ésta es la invitación que estamos haciendo.

La Democracia Participativa es la "muleta" que necesita la clase política y los chilenos, para evitar que se derrumbe el Estado de Derecho, la democracia y con ellos el país entero... Si los ciudadanos no hacemos nada por recuperar la democracia de manera civilizada, tendremos que resignarnos a ver que gobernantes y parlamentarios cambien sus agendas, programas y hasta sus principios y valores, por la acción violenta y criminal de minorías manipuladas y aleonadas por políticos y dirigentes nefastos e inescrupulosos.

Queda hecha la invitación para que juntos trabajemos por un mejor país para todos. Sigue a fundescochile en las redes sociales. RDS


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