jueves, 9 de mayo de 2019

El Desafío de Querer a los Mejores


Una reforma legal (laboral, salud, educación, pensiones, ...), debería ser motivo de alegría también para las Organizaciones Sociales, porque significa preocupación por un tema de interés social, por parte de las autoridades y es una oportunidad para avanzar en soluciones, beneficios y en derechos; aunque esta claro que, existiendo tantos intereses, es un desafío a la inteligencia y creatividad de los líderes y dirigentes sociales, especialmente para aquellos que en representación de los ciudadanos, de intereses políticos, sectoriales y/o territoriales, deben sentarse a defenderlos. Restarse, es negarse la oportunidad de avanzar y negársela a sus representados. En el fondo, es una demostración de incapacidad y desconocimiento del juego de la política y del significado de la democracia.

El mundo está cambiando a una velocidad cada vez mayor y la sociedad demanda tener representantes, líderes y dirigentes sociales capaces de adaptarse con rapidez y con mentalidad abierta y despojados de ideologías fracasadas o fuera de tiempo. Qué entiendan que los únicos enemigos de una sociedad son la corrupción y el abuso del poder, que hacen imposible el ejercicio y alcance de la justicia social.

Recordar que en política nadie pierde. Esto se escucha decir muchas veces y es cierto, porque no es un juego de suma cero. Todos podemos ganar. Es posible ganar más o menos que el adversario. Pero, jamás se pierde. Todo depende de la capacidad negociadora de los representantes. Aunque hay quienes por su exacerbada cultura de ambición y egoísmo, siempre consideraran una perdida el ganar o el avanzar poco.

Es fundamental que los ciudadanos perseveremos en tener buenos negociadores, buenos representantes en los centros de decisión y de poder del Estado a nivel nacional, regional y local, porque es aquí en donde como ciudadanos nos hemos equivocado muchas veces, es cuestión de dar una mirada al talento de quienes, por ejemplo, conforman el Senado o la Cámara de Diputados. Algunos, llegan a dar vergüenza y lo peor, es que ellos parecen disfrutarlo, en lugar de preocuparse por superarse a sí mismos, porque la sociedad y sus representados se estancan y muchas veces retroceden por su actitud, ignorancia y terquedad.

La democracia les da el derecho a las mayorías de gobernar, de liderar una propuesta o programa de gobierno, que debe reflejarse en políticas públicas y en leyes que, de todas maneras, deben validarse por otras fuerzas o poderes del Estado y la sociedad, en donde, no pocas veces, están los mismos aliados. Por ello, se requiere de mucha inteligencia, humildad y sensatez de quienes nos gobiernan y representan. Inteligencia para leer las demandas y prioridades de los ciudadanos, entender que un adversario no es un enemigo y que las respuestas deben cubrir la mayor parte del tiempo y del espacio, sin poner en peligro la economía del país ni la estabilidad del Estado. Humildad para reconocer que nunca se tienen todas las respuestas ni fórmulas de solución a los problemas y que por ello es importante escuchar los adversarios, pero por sobre todo escuchar los ciudadanos. Sensatez, para entender que los intereses de los adversarios, generalmente, representan demandas colectivas, que estos utilizarán en las mesas de negociación porque, ni la aprobación, ni la implementación de propuesta alguna, estará exenta de negociaciones, en donde todo debe transcurrir dentro de los principios y valores que han declarado y dicen promover los negociadores. Jamás a la obstrucción, a la trinchera y a la negación. Tampoco a la arrogancia, a la inconsecuencia y a la necedad.

A esta altura de los avances de la política y la democracia chilena, debemos estar preocupados de la actitud y las competencias de quienes nos representan en los órganos del Estado, porque no siendo la inteligencia, la humildad ni la sensatez el común denominador de quienes nos representan, no dará lo mismo con quién se discuta una política pública o un proyecto de ley, pudiendo resultar inciertas las decisiones que se toman en las comisiones o plenarias de un centro de decisión. Por ello, quienes nos representen deben estar cada vez más preparados en los temas de Estado, en las demandas ciudadanas, en las estrategias de negociación y en los principios y valores que declaran.  Es importante tener una visión clara del individuo, la sociedad y el Estado, y de la forma como deben relacionarse entre sí... 

Antes que se derrumbe la democracia representativa, es imperativo volver a la buena política, si alguna vez ha existido o se deberá construir una. Ésta también será un bonito desafío, que alguien debe asumir y ese alguien, incluye a las Organizaciones Sociales, cantera de líderes, que están en permanente contacto con la ciudadanía y sus necesidades. RDS

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