Viendo y viviendo la historia, llegué a la conclusión que ninguna ideología puede ser inútil y perversa, sin el pésimo actuar de sus "paladines" y fanáticos seguidores, cuando se creen iluminados y poseedores de una verdad revelada por algún supuesto ser angelical, "digno" de toda credibilidad y veneración.
Tan idiotas son quienes temen per-se al comunismo, como quienes han culpado al capitalismo de todas las desgracias de la humanidad, sin preocuparse del mal comportamiento y las reales intenciones que han motivado a quienes se dicen sus voceros y líderes.
Por otra parte, a nadie parece extrañarle, ni se detiene a pensar en el por qué, del comportamiento pendular o "errático" de una sociedad, que parece importarle un "cuesco" quién gobierna y cuál es el origen de los recursos que lo alimentan. Los países cambian de gobiernos de extrema derecha a extrema izquierda y viceversa, como quien se está cambiando de ropa, y eso no parece decirle nada a la clase política perdedora, que sigue culpando al pueblo por ignorante, por negarle el voto a sus propuestas, sin aceptar que el pueblo sólo espera solucionar sus problemas y vivir en paz.
Solamente los migrantes dan la señal correcta que la clase política no quiere ver. Los migrantes tienen claro lo que quieren, porque si el deseo fuera ir "al cielo", el Estado Vaticano estaría inundado de migrantes y si el deseo fuera vivir en un régimen comunista, el Paralelo 38° sería la frontera prefierida, más que el Río Grande. Seguro que las "balsas" del Caribe y el Mediterráneo tendrían otro rumbo y destino.
El problema de vivir en países democráticos, no son los "independientes" que no adhieren a uno u otro movimiento o partido político, sino los ignorantes y fanáticos (que son lo mismo), que al igual que en el fútbol: por ejemplo, sólo les interesa que gane su equipo favorito, sin importar que sus deseos coinciden con los seguidores de los demás equipos en competencia. Peor es, que ninguno se preocupa de los intereses, claros ni oscuros, que motivan a quienes cada día les provee la entretención, que terminan arruinando sus sueños, al mover los "hilos" a su antojo.
La preocupación transversal de la sociedad, debería ser tener los mejores dirigentes sociales, empresariales, religiosos, académicos y políticos; personas honestas y capaces (que llenen de orgullo y no de vergüenza), para conducir sus ideales, causas o intereses, porque se sabe que ninguna causa o ideología se defiende por sí misma. Pero, esto ya debería estar claro, como también, que los malos líderes y voceros, menoscaban y anulan las ideologías, quiebran las empresas e impiden que las causas y sueños se hagan realidad.
Por lo anterior, no está bien, por ejemplo, aceptar la edad como única condición de una persona para conducir los destinos de un país. ¿En dónde queda la necesaria formación, experiencia, aporte y comportamiento coherente y consecuente de los líderes y dirigentes, que son quienes deben y pueden garantizar la confianza y estabilidad de quienes les siguen, que además, se espera que aumenten en cantidad y en calidad?
La Propuesta de Nueva Constitución, recibirá un segundo fracaso, si quienes tienen la responsabilidad de elaborarla no entienden que su misión es encontrar los MÍNIMOS COMUNES y no la de imponer a los demás los ideales y ambiciones personales que representan. Deberían tener presente, que se trata de facilitar la gestión y el cumplimiento del programa de gobierno a las mayorías que lleguen al poder. La historia sería diferente.
La pregunta que los ciudadanos deben hacerse el 17 de diciembre para decidir APRUEBO o RECHAZO, es justamente ésta: ¿Pueden mis sueños hacerse realidad cuando mis candidatos lleguen al poder? Es la misma que un niño se puede hacer antes de sentarse a jugar con sus amigos: ¿Puedo ganar el juego con estas reglas? -Rubén Solano
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