En Chile existen alrededor de 340 mil Organizaciones Sociales y Comunitarias, no existe ninguna comuna que no cuente con una red de ellas. Esto habla muy bien del espíritu solidario y del voluntarismo del pueblo chileno, pero también de la debilidad del Estado que es incapaz de hacerse cargo de todas las necesidades y demandas sociales. Por su naturaleza y principios, estas Organizaciones son sin ánimo de lucro, no porque sean con ánimo de pérdida, sino porque su patrimonio y excedentes pertenecen única y exclusivamente a la causa social que les dio origen y de ninguna manera a los fundadores, afiliados ni beneficiarios. Quien crea lo contrario está equivocado de sector y quien utilice para beneficio personal o para algo diferente al objeto social los ingresos o patrimonio de ellas está cometiendo un delito. Tampoco existe ningún impedimento personal, profesional, religioso, político, etc., para que las personas se asocien para crear una organización social, que se funda y sostiene en la confianza de sus donantes.
Por lo anterior, NO debe considerarse malo que los militantes o simpatizantes de un Partido Político constituyan una Organización Social, Fundación o Corporación para contribuir en la solución de los problemas sociales. El trabajo social forma parte del "adn" de quienes aspiran a ser dirigentes sociales y servidores públicos. Esto es así y no tiene sentido para quien desea participar en el sector público estar lejos de los problemas y necesidades de la comunidad y sus territorios. Este vínculo es importante, es de la esencia de quienes tienen vocación social o de servicio. ¿Entonces, qué es lo malo?
* Lo malo, es utilizar la influencia en las instituciones del Estado para recibir los recursos que solicitan, "brincándose" los requisitos que todos los demás ciudadanos deben cumplir.
* Lo malo, es utilizar los recursos del Estado para campañas políticas o fines personales y olvidarse de la comunidad y de la solución de los problemas sociales.
* Lo malo, es mentir sobre los objetivos de la Organización Social, para acceder indiscriminadamente a todos los recursos y beneficios del Estado.
* Lo malo, es coludirse con quienes están dentro del Estado para parcelar maliciosamente los recursos recibidos y evadir los controles y la fiscalización.
* Lo malo, es hacer campaña política utilizando los recursos de los donantes que se entregaron para causas sociales diferentes.
* Lo malo es cubrir el desfalco en una institución del Estado, desfalcando otra.
* Lo malo, es tener una Organización Social para el servicio exclusivo de sus votantes o electores.
La conclusión es que la corrupción y el abuso del poder en la clase política es lo que se está condenando desde tiempos pretéritos, no la militancia de las personas en un Partido Político. Aunque, la inusual cantidad de personas pertenecientes a un mismo Partido Político, es lo que ha puesto en la mira al Partido Revolución Democrática y a sus fundadores, que además, han sido quienes "sacudieron" en el rostro de la clase política tradicional, las banderas de la idoneidad y la superioridad moral, que ellos mismos han estado lejos de demostrar que tienen.
Y no será colocando más exigencias a las Organizaciones Sociales para acceder a los beneficios del Estado, la forma como se va a erradicar el abuso del poder y la corrupción, porque los sin vergüenza, siempre encontrarán una forma de coludirse y saltarse cualquier requisito. Es sacando de las instituciones del Estado a los corruptos y a quienes han perdido la confianza ciudadana, porque estos delitos son difíciles de descubrir ya que se realizan en la "oscuridad" y aún descubiertos, es difícil que reciban un castigo ejemplar, por las redes de protección que tejen los corruptos.
No es malo, constituir una Fundación para ir en defensa y ayuda de una causa social, hasta los expresidentes las han creado y bienvenidas sean. Lo que debemos tener es tolerancia cero, con los corruptos y abusadores del poder enquistados en las instituciones del Estado y es el Presidente de la República el llamado a liderar esa "limpieza" dentro del gobierno, comenzando por separar del cargo a quienes han perdido su confianza o la de la ciudadanía, que es igualmente grave cuando los casos de corrupción involucran a cargos de su exclusiva confianza. -Rubén Solano
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