La salida de Patricio Fernández de la dirección de la Conmemoración de los 50 años del Golpe, es una lamentable noticia, que confirma la debilidad del gobierno de Gabriel Boric frente a la voluntad de avanzar en la reconciliación del país. Fue un grave error del Presidente haber aceptado la renuncia de Patricio Fernández, cuando debió aprovechar la oportunidad para mostrar su carácter en favor de la reconciliación, la que sólo es posible con la presencia de un líder que concita la atención y el respeto de los sectores que han estado en pugna por tantas décadas, en un conflicto donde siempre habrá detractores y defensores incondicionales de uno y otro lado, representados generalmente, por personas radicales con las cuales jamás se avanzará, ni se llegará a la reconciliación y mucho menos a la tan anhelada paz.
Se necesita de un fuerte liderazgo para avanzar, tal como en su momento lo hicieron otros presidentes con señales potentes que la inmensa mayoría de chilenos agradeció por encima de la incomodidad que causaron a los grupos irreconciliables de extrema.
Como olvidar aquel discurso de retorno a la democracia del Ex-presidente Don Patricio Aylwin en el Estadio Nacional, cuando levantó la voz por encima de la multitud que llenaba el estadio y gritaba contra la mención de las Fuerzas Armadas: "¡Sí, señores! ¡Sí, compatriotas! Civiles y militares. ¡Chile es uno solo!". Como no reconocer el valor y olvidar aquel momento, cuando el Ex-presidente Sebastián Piñera dijo que "hubo muchos que fueron cómplices pasivos: que sabían y no hicieron nada o no quisieron saber y tampoco hicieron nada" y reconoció que "el apoyo de la derecha al "Sí" fue un profundo error".
Como no reconocer y olvidar la valentía que tuvieron militantes de partidos de derecha que reconocieron la violación de los derechos humanos y retiraron de la carta de principios de sus partidos toda referencia de apoyo a aquella época. Y si esto es notable, también lo han sido las declaraciones ponderadas y sensatas de voceros de la izquierda, que han reconocido los errores cometidos, que de una u otra forma, contribuyeron a la oscuridad de aquel período de nuestra historia, porque la reconciliación es un camino difícil, que requiere simultáneamente de profunda convicción y coraje y ambas cosas han estado ausentes en este gobierno, que tampoco ve ni aprende de la experiencia internacional, porque puede ser comprensible su ceguera y urticaria con todos los gobiernos de la post-dictadura.
Nadie puede desconocer la enorme voluntad y coraje de Nelson Mandela para hacer frente al Apartheid y llevar a Sudáfrica a la reconciliación y a un gobierno de mayorías. Jamás olvidar el liderazgo y coraje del Mahatma Gandhi para llevar la independencia a la India y luchar por la abolición de las castas, alcanzar la justicia social y la concordia entre religiones; y para no ir tan lejos en el tiempo y en el planeta, nadie desconoce el valor y el sacrificio de Pepe Mujica en Uruguay para alcanzar la reconciliación de su país. Como olvidar aquel mensaje a los colombianos, exhortándolos a firmar los acuerdosde paz: "Para ser una sociedad decente, los que se fueron arrastrados por la vorágine de la guerra, asesinados, masacrados, desaparecidos, exiliados, regresarán convertidos en causa: La causa de la paz."
En ningún caso se trata de olvidar la humillación, la injusticia, ni las atrocidades cometidas, las cuales deben permanecer en el inconsciente colectivo para que jamás se repitan. Se trata de asimilar por un bien mayor las pérdidas, los dolores y los golpes recibidos, que son imposibles de revertir. Todo por la paz y la convivencia de las actuales y las futuras generaciones. Debemos unirnos sin excepción y levantar las banderas del ¡Nunca Más!:
¡Nunca más Violaciones a los Derechos Humanos! ¡Nunca más Dictaduras! ¡Nunca más la Eliminación del Adversario Político! ¡Nunca más Corrupción! ¡Nunca más Abusos del Poder!
Señor presidente, haga algo importante por la reconciliación del país para que usted pase a la historia y el pueblo sobreviva al presente. -Rubén Solano
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