Este es el común denominador de la Clase Política Chilena, jamás descubierto y denunciado únicamente por este humilde opinólogo, ya que es "vozpópuli". Como dice el comediante: "¡Yo lo sé, tú lo sabes, él lo sabe, vosotros lo sabeis, ellos lo saben, todos lo sabemos!". De manera transversal, gobiernos, representantes, senadores, gobernadores, consejeros regionales, alcaldes, concejales y todo el poder judicial, han recibido críticas y denuncias por una mala e ímproba gestión, que en lugar de disminuir, crece y nos aleja cada vez más, de los primeros lugares del ranking de países menos corruptos del mundo.
Nadie escapa al descrédito, el daño y la vergüenza, que ese común denominador hace al país, salvo quienes son acusados y declarados culpables y quienes ocupan algún cargo en la esfera pública, porque pasan "piola", en medio de la crítica cruzada, refugiándose en la creencia que la culpa y el mayor daño, ha sido realizado por los "opositores", cuando la verdad, es que todos son iguales.
Si existe algún funcionario público o representante de la clase política honesto, es un cómplice pasivo. Un sin vergüenza más, incapaz de levantar la voz, para no perder sus privilegios y los de sus familiares. Todos enquistados en alguna Institución del Estado.
Los regímenes dictatoriales, autoritarios y criminales, existen y prevalecen en el mundo, por el apoyo cobarde, miserable y silencioso de los cómplices pasivos.
La ignorancia y la indiferencia de la gente para ejercer una Participación Ciudadana más Inteligente, más Inclusiva y más y mejor Informada, completan los ingredientes de ese "caldo de cultivo", que se esparce como bacteria por el cuerpo de la nación, condenando a todos los habitantes al inmovilismo y a la muerte por decepción.
Si en la Edad Media y en la Antigüedad el pueblo era indiferente a la actividad del Estado, lo era por descarte, por desecho de quienes se consideraban los amos del poder, no por propia voluntad; por supuesto, sin incluir los idiotas, que no son exclusivos de la era moderna.
Tuvieron que pasar muchos años, qué digo, siglos, para bajar de la "nube" a los amos del poder, que lo ostentaban y creían por designación divina. Ha sido necesario, conseguir a "sangre y fuego", cada avance en participación ciudadana, por ejemplo para que todos los habitantes, hombres y mujeres, tengan el derecho a elegir y ser elegidos, aunque todavía, en pleno siglo XXI, existen países enteros y segmentos de la población en muchos países del mundo, en donde el derecho al voto les es denegado o burlada su participación.
Por todo lo anterior, la pregunta que surge entonces es: ¿Por qué los ciudadanos de un país como Chile, civilizado, democrático, progresista, envidia de la región, cuenta con una clase política tan "rasca" y una ciudadanía tan "pobre"? Una clase política que en campaña electoral busca desesperadamente "rostros chamulleros", capaces de conquistar un pueblo que solo se mueve al son de la virutilla y del maíz que riegan en las plazas y calles los partidos políticos.
"Estamos peor, pero estamos mejor. Porque antes estábamos bien, pero era mentira. No como ahora que estamos mal, pero es verdad." Así lo dijo Cantinflas, y no podría estar más vigente su diagnóstico, el que calza perfecto nuestro país.
La falta de "Voluntad Política", es la frase cliché, con la cual la clase política y los cómplices pasivos, justifican su ineficiencia y la ausencia del Estado. Es la disculpa, del por qué el país no avanza, ni se dan las soluciones a los problemas, que crecen como espuma en cantidad y en antigüedad.
Acusar a la falta de "Voluntad Política", es un eufemismo, que oculta la realidad de una clase política y sus cómplices pasivos, indolentes, miserables, sin compasión, que de extremo a extremo, solo quiere tener el control del Estado para desangrar el país.
Si el problema es la corrupción, ¿por qué no declaran imprescritibles estos delitos?
Si el problema es la dificultad para recuperar los dineros robados al Estado, ¿por qué no confiscar el patrimonio de los condenados y su parentela, por los delitos de corrupción cometidos?
Si el problema es la falta de formación y competencias de los candidatos para ocupar cargos públicos, ¿por qué no denunciar e imponer sanciones ejemplares a quienes postulan a esos candidatos?
Si el problema es que la clase política no se pone de acuerdo en las medidas con las cuales se debe enfrentar una demanda estructural, ¿por qué no se convoca a un plebiscito vinculante?
Si el problema es que el gobierno equivocó el rumbo, ¿por qué no llamar a una revocatoria del mandato?
Si el problema es que el pueblo es ignorante e indiferente, ¿por qué no establecer como prioridad nacional y obligación la Formación Ciudadana?
¿Por qué no reconocer que todos somos responsables de todo y de todos?
¿Cómo entender que, a pesar de ser el principal responsable de la seguridad del país y sus habitantes, el Estado no ha logrado garantizarla? Mientras tanto, los ciudadanos están invirtiendo sus recursos, tiempo y esfuerzo en medidas de seguridad y seguros que, en muchos casos, resultan ineficaces y no reciben ninguna valoración ni compensación.
Resulta absurdo y paradójico, que los votantes de un país deban elegir de entre los peores, el menos malo para Presidente de la República y demás cargos de representación, cuando lo lógico es elegir entre los mejores, tal como los concursos de belleza, donde se elige la más bella de entre las bellas.
La falta de "Voluntad Política" jamás debería ser una excusa que justifique la no solución de los problemas sociales, porque en una sociedad que se precie de democrática y conducida por personas honestas y sensatas, sobra voluntad para resolver los problemas, porque es un valor que forma parte de la actitud y la esencia natural de toda persona que aspira a gobernar un país y representar a sus habitantes, especialmente, en una sociedad que es libre y solidaria, como la nuestra. -Rubén Solano
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