Seguir "la Ruta del Dinero" para combatir el narcotráfico y las organizaciones criminales es una buena estrategia. Sin embargo, resultará contraproducente, si no se adoptan los resguardos necesarios que protejan la privacidad financiera de las personas y el necesario secreto bancario que impida que tan buena medida, termine siendo una "cacería de brujas", utilizada por funcionarios inescrupulosos de manera indiscriminada para fines políticos.
Es que me parece increíble y hasta sospechoso, que la discusión sobre el combate al narcotráfico y las organizaciones criminales, haya desembocado y focalizado, por parte de este gobierno y la clase política, en el levantamiento del secreto bancario, en circunstancias que todos saben que hace mucho tiempo, los capos del crimen no guardan sus dineros en el sistema bancario de países con regulaciones estrictas, sino en narcoestados, paraísos fiscales y caletas construidas en lugares impredecibles e inaccesibles. Hoy en Colombia, por ejemplo, hay personas dedicadas a localizar esas caletas desde la muerte de Pablo Escobar y podemos tener la certeza, que nadie irá a la DIAN, (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales), que es el SII de ese país, a declarar lo encontrado.
Me parece que este gobierno debería concentrarse en un combate al narcotráfico y al crimen organizado con medidas más creíbles y efectivas, concentrando su accionar en las fronteras, los puertos y las empresas que "lavan dineros", en donde es evidente que están los "eslabones perdidos" de esta poderosa cadena. De nuevo, resulta sospechosa la falta de inteligencia, tecnología y recursos apropiados para realizar este combate que haga que los resultados sean más efectivos. No es ningún secreto que la desidia, la mediocridad y por qué no decirlo, la corrupción, también se ocultan detrás de la ineficiencia de nuestras autoridades, siendo el mejor "caldo de cultivo" para que se instalen los criminales en un país. Estas medidas son mucho más efectivas y deberían ser prioritarias, porque es a través de esos lugares que entra y/o sale la droga, las armas y el contrabando que generan el poder y la enorme riqueza del narcotráfico y el crimen organizado.
También debería haber mayor preocupación e interés por exigir a todos quienes aspiren a ocupar cargos públicos, el examen antidrogas, el cual deben renovar periódicamente, al menos cada seis meses. Esta medida también es muy efectiva, porque un narcotraficante o un criminal, para conseguir un favor de una institución del Estado, lo primero que hace, es sobornar a los funcionarios y si estos son drogadictos, son "pan comido".
Frente a las declaraciones de Evelyn Matthei sobre la "evidencia que hay políticos que se financian con platas del narco", no debería el gobierno distraerse pidiendo pruebas y mejor atender lo fundamental: que esto es lo más probable que esté sucediendo a sus espaldas, dado el acelerado aumento del narcotráfico y el crimen organizado en el país, junto al también creciente aumento de los delitos de corrupción, en donde no parece que exista una sola institución del Estado que haya escapado a ellos.
Por lo anterior, no creo que haya que pedir pruebas de la infiltración del narcotráfico en la política, como tampoco hay que dar pruebas para demostrar el creciente nivel de corrupción, abuso de poder y desidia que existe al interior de las instituciones del Estado, las cuales ya no nos sorprenden. Sólo nos asusta la desvergüenza con el que cometen y ocultan sus crímenes. Cada vez está más claro, que lo que vemos y sabemos, es únicamente la "punta del iceberg". Pedir pruebas de la infiltración del narcotráfico y el crimen organizado en la política, es igual de innecesario y ridículo por lo obvio que resulta. Sería como pedir pruebas de la falta de probidad y de idoneidad de nuestra clase política. Algo que sería fácil, si las pruebas no fueran burladas.
Digamos con claridad: el combate al narcotráfico y al crimen organizado es un problema del gobierno de turno, que sólo encontrará una respuesta efectiva, cuando en el país tengamos una clase política que en su mayoría esté conformada por personas honestas y competentes. Hoy, tristemente parece ser una minoría, que por lo demás, ha demostrado ser incapaz de mover la voluntad de los gobiernos hacia medidas más reales e inmediatas de tomar, no solamente para combatir el narcotráfico y el crimen organizado, sino para dar respuesta oportuna y suficiente a las crecientes demandas sociales.
Y para finalizar digamos algo más: el dinero y bienes decomisados a los narcotraficantes y a los criminales, debe ser utilizado para combatirlos, como lo hacen en otros países, que incluso destinan parte de ellos a la rehabilitación de las personas que han caido en la drogadicción. -Rubén Solano
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