jueves, 19 de marzo de 2020

El COVID-19 y el Rol de las Organizaciones Sociales y Comunitarias


“Sin olvidar que saldremos de la crisis política y social, cuando los ciudadanos podamos erradicar o ejercer control real a la principal pandemia que vive el país: La corrupción, el abuso del poder y la codicia que están presentes, sin excepción, en todos los sectores de nuestra sociedad.”

La grave crisis por la que atraviesa el mundo y que también afecta a nuestro país, obliga a todas las instituciones de carácter público, privado y social a unirse en una sola voz para poder enfrentarla y superarla. Lamentablemente, para Chile el desafío es doblemente mayor, por cuanto la pandemia del COVID-19 ha llegado en su peor momento, cuando el país vive una de las más graves crisis política y social de su historia.

La pérdida de credibilidad y confianza en la clase política y empresarial por tantos años de corrupción, abusos y codicia, terminaron por colmar la paciencia de los ciudadanos, que ahora exigen cambios estructurales de todo orden y solución inmediata a las demandas sociales acumuladas.

Sin confianza y sin mecanismos de participación ciudadana que obligue a los gobernantes a cumplir sus programas y propuestas, la gente ha salido a las calles una y otra vez, para presionar los cambios y exigir respuestas oportunas y suficientes a sus demandas. Jamás había visto tanta rabia y determinación juntas, frente a un gobierno que se ha visto sorprendido y sobrepasado, con un Estado atrapado en la burocracia y en el entramado de sus propias instituciones.

Sin autoridad moral de las fuerzas de orden y seguridad y sin un gobierno capaz de hacer respetar el Estado de Derecho, la delincuencia y la anarquía, para quienes no existe ningún régimen ni modelo democrático a respetar, han agravado la situación del país, cometiendo impunemente toda clase de crímenes a lo largo y ancho del país. Destruyendo la infraestructura y los servicios públicos, desmantelando y saqueando los establecimientos de comercio y aterrorizando una población, que no entiende cómo es posible que haya tanta ignorancia y maldad en algunos, toda vez que las manifestaciones y protestas que se han hecho para reclamar y exigir más y mejores derechos, se hayan transformado en la ocasión para enfrentamiento de personas, con pérdida de vidas humanas y lesiones irreparables en la de muchos de nuestros jóvenes. Se han perdido innumerables empleos y se ha destruido sin consideración ni respeto, el legado que con tanto esfuerzo y sacrificio otras generaciones nos han dejado y que, para mayor desgracia, en esta crisis sanitaria, extrañaremos y sentiremos su pérdida.

Por todo lo anterior, ahora más que en ninguna otra ocasión debemos estar unidos. Chile se encuentra en Estado de Catástrofe y el gobierno ha hecho esta declaratoria, que finalmente parece coincidir con la decisión que muchos reclamaban y esperaban desde el comienzo mismo del “estallido social”. Ahora la ciudadanía, sí o sí, debe entrar en “cuarentena” y todo quedará paralizado, con excepción de algunos servicios, como los sistemas de salud, las farmacias y los supermercados. Ya no tienen sentido las marchas, porque la agenda del gobierno nuevamente cambió, y esta vez, no por la fuerza de la presión ciudadana, sino por la fuerza de la naturaleza. Y aunque son muchas las interrogantes, la pregunta importante que cada uno, seguramente, se debe estar haciendo es: ¿Sobreviviré a esta catástrofe? Y la respuesta es simple: es imposible saberlo.  Pero, las probabilidades serán mínimas si no nos preocupamos por nuestros vecinos. Porque lo único cierto y paradójico de esta pandemia es que, si nos aislamos, nos protegemos a nosotros mismos y protegemos a los demás. No sobreviviremos sin la ayuda de los demás y si tampoco ellos se protegen. Extraño ¿verdad? Sobre todo, cuando la confianza ciudadana está atravesando su peor momento.

Es aquí entonces donde surge un desafío para las Organizaciones Sociales y Comunitarias, para sus líderes y dirigentes, de demostrar su razón de ser e importancia para las comunidades que representan y para el país. Es cierto, que también nos coge en un momento en donde nuestras organizaciones también carecen de recursos y medios para cumplir sus objetivos y servicios de mejor manera. Al menos, así se desprende del reciente estudio publicado por el Centro de Políticas Públicas de las PUC, denominado “Relación Estado-Organizaciones de la Sociedad Civil: Experiencia Internacional y Orientaciones para Chile”, que nos recuerda que en el país hay cerca de 300 mil Organizaciones Sociales y Comunitarias, de las cuales aproximadamente el 57% están activas y de este porcentaje sólo el 22% forman parte del Catastro de Organizaciones de Interés Público, según el Ministerio Secretaría General de Gobierno. Otros estudios del mismo Centro, nos recuerdan que casualmente es la población de más alto riego hoy, los adultos mayores, los que tienen el porcentaje más grande de participación dentro de las Organizaciones Sociales y Comunitarias. Pero no todo es tan oscuro, porque si hay algo perenne en Chile y que aún no está contaminado es el espíritu solidario y voluntario que abunda en nuestras comunidades y al cual debemos apelar los líderes y dirigentes sociales para contribuir a superar la actual catástrofe. En este sentido, creo que algunas de las tareas que demos realizar son las siguientes:

·         Cada Organización Social y Comunitaria, debe mantener una comunicación abierta y permanente entre los dirigentes y líderes de éstas, para coordinar tareas y actividades en beneficio de sus afiliados. Unificar criterios y manejar una misma información sobre medidas de prevención y cuidados para ellos. El propósito es evitar que el COVID-19 no crezca en nuestra comunidad.

·         Levantar un catastro de las viviendas de los afiliados con la cantidad de personas y características del grupo que la conforma y tener un medio de contacto rápido, seguro y permanente.

·         Colaborar con las autoridades sanitarias de la municipalidad a identificar en la comunidad personas con algún síntoma de gripe o resfrío y pedirles un testeo oportuno para descartar el contagio de COVID-19.

·         Ayudar para que los adultos mayores, los niños y las personas con enfermedades crónicas, hayan recibido la vacuna contra la influenza, sin correr riesgos esperando en largas filas y salas de espera.

·         El abastecimiento de medicamentos y artículos de primera necesidad puede ser un problema para muchas familias y personas, especialmente si no tienen conocimiento ni manejo con las compras a domicilio y por Internet. Aquí es muy importante el apoyo del voluntariado juvenil, que puede ayudar en la capacitación a través de vídeos y también colaborando en las compras para las personas y familias que lo necesiten.

La idea es que los dirigentes y líderes de las Organizaciones Sociales y Comunitarias, no dejen de hacer su labor ni pierdan el contacto con la comunidad y sus afiliados. Tener presente que la comunidad no la hace una sede, sino nuestra comunicación y preocupación permanente de ella. No perdamos de vista la importancia de mantener una relación estrecha, de colaboración y de comprensión con las autoridades y los funcionarios locales, especialmente con quienes tienen a cargo las áreas de salud, sanitarias, de aseo y cuidado del orden y la seguridad de la comuna, las cuales merecen nuestra gratitud y deben tener nuestra bendición por todo lo que hacen.

La autonomía e independencia de las Organizaciones Sociales y Comunitarias es fundamental, para poder contribuir de manera transversal y libre de prejuicios en las necesidades de la comunidad. De ninguna manera, se debe permitir la manipulación de la clase política, ni la desviación de su función social, que debe ser en beneficio de toda la comunidad, sin distingo de credos, religiones, razas, genero, etc. Esto no impide el trabajo que debemos realizar los dirigentes sociales con todos los actores sociales, pero desmarcados de cualquier relación y propuesta oportunista, egoísta y chantajista. Sin olvidar que saldremos de la crisis política y social, cuando los ciudadanos podamos erradicar o ejercer control real a la principal pandemia que vive el país: La corrupción, el abuso del poder y la codicia que están presentes, sin excepción, en todos los sectores de nuestra sociedad.

  Finalmente, buscar alianzas, unir fuerzas y hacer tareas y actividades en común con otras Organizaciones Sociales y Comunitarias que estén en la comuna. La crisis que estamos viviendo debe ser una oportunidad para salir fortalecidos, tanto como personas, como familia y como comunidad. Necesitamos de la ayuda, la creatividad, la solidaridad y la cooperación de todos:  las Organizaciones Sociales y Comunitarias tienen una enorme responsabilidad. RDS

Rubén D Solano S


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