martes, 10 de marzo de 2020

¡Fuera los niños y los "patos malos" de la primera línea!



El problema no son los Carabineros ni los manifestantes, sino los "patos malos", que están hasta en las mejores familias y que existen y seguirán existiendo, porque hay quienes los alimentan y porque a ellos no les interesa ningún modelo de sociedad. Por el contrario, a ellos sólo les sirve el caos, porque les facilita la comisión de sus crimenes y sus delitos. Ellos van a lapa de cualquier manifestación, marcha o protesta, bajo la excusa de ser quienes "abren camino y protejen a los manfiestantes". Por su actuar temerario son los "idiotas útiles" de toda oposición de gobierno. Por ello, a ningún opositor duro le interesa condenarlos ni desenmascararlos, porque sirven a su causa para demostrar la incompetencia e ingobernabilidad de quienes están en el poder. Son "punta de lanza", la misma que en el pasado le sirvió a sus opositores. Son un mal necesario para los ambiciosos del poder.

Por otra parte, ninguna sociedad, tristemente, a lo largo de la historia de la humanidad, ha podido sobrevivir sin reglas y sin fuerzas internas de orden y seguridad. Son costosas, pero necesarias, porque lamentablemente, sin un Estado de Derecho fuerte no se puede garantizar la estabilidad de un país, que por naturaleza cobija una población heterogénea y de tan disimiles intereses. Estoy de acuerdo, en que al igual que con otros personajes, nadie quiere una patrulla de Carabineros frente a su casa, pero estoy seguro que la imploraría en el momento de sufrir una tragedia. Los queremos como al oxígeno que nadie ve, pero que no se puede vivir sin él y que por lo mismo, comprendemos a quienes necesitan andar por la vida arrastrando un cilindro. Tal vez deberíamos aceptar que vivímos tiempos díficiles, en que muchas personas necesitamos de llevar un Carabinero a nuestro lado para poder sobrevivir a la creciente ola de delincuencia y de violencia que está azotando nuestro país.

Por último los niños. Los niños son los niños, seres humanos frágiles y vulnerables, que no deben ser manipulados por los adultos, ni expuestos en su integridad física ni emocional. No es inteligentes, ni siquiera humano, pensar que los niños de un criminal son más importantes que los niños de un Carabinero o viceversa.

Por todo lo anterior, me reafirmo en la importancia y urgencia de perseverar en una Participación Ciudadana más Informada, más Inteligente y más Inclusiva. Que cuente con más y mejores instrumentos democráticos de participación, que impidan que los ciudadanos tengan que inmolarse, atentar contra los derechos y libertades de los demás y/o sacrificar a sus hijos y nietos menores de edad a manos de los "patos malos", para poder recibir una solución a sus demandas o al menos tener una respuesta adecuada y oportuna. RDS

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