_"... tenemos otra oportunidad para revertir el mal uso y abuso que se ha hecho del sistema y el proceso de elecciones. Los partidos políticos, principales responsables, deben postular los mejores candidatos a los cagos de elección popular, personas con valores y principios morales, profesionales, competentes, preparados para ocupar los cargos a que aspiran y por sobre todo personas honestas. La remuneración que reciban y los privilegios que emanan de los cargos, deben ser suficiente motivación para ocuparlos."_
El comportamiento de los políticos en la elección de la nueva presidente de la Cámara de Representantes, deja en evidencia, una vez más, la degradación de la clase política chilena. Esto lo afirmo al margen de la figura de quien resultó elegida, la cual tiene todo el derecho a aspirar y a ocupar este cargo como cualquier otro miembro de la Cámara. El punto es el "reality show" protagonizado por los "honorables representantes" del que fuimos testigos por más de dos meses a través de los diferentes medios de comunicación.
Hay quienes dicen, que el resultado es el triunfo del "pirquineo", frente a quienes opinan que así es la democracia. Como lo dijera el inolvidable y siempre célebre famoso comediante Cantinflas: "Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario". Al final da lo mismo: es el resultado del burdo comportamiento de una clase política corrupta, abusadora del poder y mediocre, que perdió la vergüenza y de jurar "Por Dios y la Patria", pasó a dejar en evidencia que su juramento ha sido por la "Ambición y la Plata".
¿Cómo es posible que hayamos caído tan bajo? Esta pregunta, que no parece tener una respuesta, tiene una sola explicación que se repite una y otra vez cuando se va a realizar una elección popular. Ponga atención: Son lo partidos políticos los que proponen los candidatos por los cuales debemos votar y en su afán de ganar las elecciones postulan los más famosos por sobre los más preparados y honestos. Así llegan al poder y a los cargos públicos personas sin valores ni principios, que con su comportamiento demuestran no representar ninguna ideología ni partido. Sólo prevalecen sus ambiciones personales.
El "travestismo" político es el autocastigo que se infligen los partidos políticos por perseverar en esa peligrosa estrategia de preferir la dieta con "comida chatarra" a la dieta con "comida saludable". Pero, esto no termina aquí, como sino fuera suficiente, todos los partidos políticos terminan presentando a la ciudadanía un menú chatarra que busca además, ser parte de una coalición que les permita aumentar las posibilidades de ganar.
Todo se realiza dentro de un marco de legalidad y legitimidad que supuestamente deberíamos aplaudir. Sin embargo, es tan notoria la ambición de la clase política, que el país termina siendo repartido entre los menos malos y no entre lo mejores, porque estos no alcanzan a ser postulados, mucho menos a ser elegidos.
La competencia el día de las elecciones, se da entre dos coaliciones que se comportan exactamente igual que Ralph y el Coyote, los personajes del cómic que en un campo de ovejas se "matan" de día y se abrazan de noche.
Es tan grosera y desvergonzada esta práctica, que todos los partidos políticos saben cuáles serán las vacantes que van a ocupar, mucho antes de que se realicen las elecciones. Sólo quedan por fuera de la repartija algunos cargos ubicados en regiones o municipios que tienen un bajo caudal de votos o poco pre$upue$to.
Los buenos políticos en los centros de decisión del país son tan pocos que desaparecen en el universo que es de incompetencia. Son tan pocos que no pueden, ni siquiera, juntar firmas para proponer proyectos de ley responsables y serios para combatir y erradicar la corrupción de las instituciones públicas y los poderes del Estado...
De todas maneras, tenemos otra oportunidad para revertir el mal uso y abuso que se ha hecho del sistema y el proceso de elecciones. Los partidos políticos, principales responsables, deben postular los mejores candidatos a los cargos de elección popular, personas con valores y principios morales, profesionales, competentes, preparados para ocupar los cargos a que aspiran y por sobre todo honestas. La remuneración que reciban y los privilegios que emanan de los cargos, deben ser suficiente motivación para ocuparlos. -Rubén Solano
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