"Les entrego el testimonio para que sigan el camino, hasta encontrar la luz que ilumine el destino de nuestro país y la mente de una nueva y mejor clase política."
Rubén Solano |
Está terminando el año y de nuevo queda un balance por hacer. Lamentablemente, no es bueno, claro que el del año pasado también fue malo, pero era el "primer añito" de los "niños", que sin experiencia, se les entregó el poder, como cuando se le pasa las llaves del auto al hijo adolescente. Este año fue diferente, porque quedó en evidencia su real talento y aprendizaje... Creo que los "niños" lograron manipular de nuevo a los adultos, asegurando su complicidad y la conducción del país por el resto de tiempo que les queda.
El mal comportamiento de los políticos chilenos ha superado hasta el hastío mi opinión de la clase política. El gobierno de Gabriel Boric y sus "amiguis del cole" ha sido la "guinda de la torta", porque mató la esperanza y la poca confianza que me quedaba de ella. Siendo una nueva generación, depositaria de los valores, la energía, la experiencia, la intelectualidad y las reservas morales del país, heredera de una democracia recuperada después de una larga dictadura, ha demostrado en un tiempo récord su enorme mediocridad, irreverencia, improvisación, inmoralidad, deshonestidad y desvergüenza, superando con creces, todo lo que criticaban antes de llegar al poder: una clase política en decadencia, cargada además, de odio y resentimiento, que gracias a los errores de los “niños” volverán al poder en “gloria y majestad”, con más arrogancia y complejo de superioridad que antes.
Lo cierto, es que no hay voluntad política para solucionar los problemas
sociales que afectan las comunas, las provincias, las regiones, ni el país.
Estamos en manos de una clase política mentirosa, cobarde, ineficiente,
egoísta, abusadora, ambiciosa y fácil de corromper.
Mientras los chilenos no nos sacudamos de esta clase política que
hoy está en el poder y exijamos mayores requisitos para ocupar cargos públicos
y perseveremos en una nueva clase, que sea más humana, digna, sensata, honesta
y profesional, los problemas que nos agobian, no se solucionarán. Por el
contrario, seguirán creciendo y traerán otros nuevos. Viviremos como
"sapos en agua caliente", pero dentro de una olla a presión.
Nuestra clase política sólo produce vergüenza. Saber que nos gobiernan
es un escándalo, verlos y escucharlos a diario en todos los medios de
comunicación, ya es demasiado. Personas afiliadas a movimientos y partidos
políticos que pregonan principios, valores e ideologías, donde los militantes
están lejos de entender, practicar y aplicar. Todos coludidos, forcejeando como
en un circo, para alternarse el saqueo de las arcas del Estado, robarse los
dineros del pueblo, porque NINGUNO de ellos aporta una "moneda de
centavo", ni una "gota de sudor", para generar riqueza al país.
Tantos conflictos internos y entre países que afectan al mundo, nos
llenan de consuelo y nos distraen de nuestra penosa realidad. Estamos cada vez
más cerca de otra guerra mundial en donde las armas y los refugios sólo están
disponibles para proteger esa clase política. La destrucción y los muertos,
como siempre, los pondremos los civiles, los ciudadanos comunes y corrientes
bajo el pretexto de ser un daño colateral necesario para conseguir los
objetivos, que siempre son los de ellos, porque los ciudadanos seguimos siendo
ingenuos y regalados a causas que ni siquiera comprendemos y a promesas que
jamás cumplirán.
Hoy, son más los países donde los habitantes se ven obligados a
abandonar en masa con sus ancianos, niños y enfermos, sus lugares de origen,
renunciar a su familia, sus amistades, su trabajo, su patrimonio, su cultura,
sus costumbres y emprender un largo y peligroso viaje sin retorno a lugares y
países desconocidos, en donde la explotación y la humillación es el único
destino.
Es la clase política sin excepciones, la actual que gobierna los países
y el mundo, la única culpable de la desgracia humana. Igual que en Chile, han
confundido la necesidad de la humanidad de tener quien gobierne, con la
monstruosa oportunidad de enriquecerse sin límite, explotar las personas, robar
sus ahorros y su trabajo, saquear las riquezas del planeta para vivir como
dioses. Sin escrúpulos y sin importarles la creciente miseria humana.
Por supuesto, que hay personas dentro de esta clase política que escapan
a esta dura acusación, pero son tan pocas y tan débiles que no vale la pena
justificarlas, porque sucumben con rapidez al camino de silencio y sobornos,
que les ha trazado la mayoría. Para ellos, es más fácil justificarse,
"mirar para el lado", decir que hacen lo que pueden para no tener que
renunciar a los privilegios que les ofrecen.
Los civiles también somos responsables, porque hacemos poco o nada para
exigir que cambien las cosas. Somos tan pobres e ignorantes, que un
"paquete de espagueti" es suficiente para venerar incondicional y
eternamente a quien lo obsequie. Nos resignamos a escoger el menos malo en cada
elección, como si en Chile los casi 20 millones de habitantes fuésemos todos
iguales e insuficientes.
Las provocaciones y las agresiones de regímenes criminales, totalitarios
y terroristas, crecen como espuma en el planeta, aunque todavía se contienen,
por el temor a las consecuencias de una respuesta nuclear y a las amenazas que
muestran regímenes aliados, que nada hacen por la paz, ni gratuitamente. Las
organizaciones internacionales creadas después de la Segunda Guerra Mundial,
como la ONU, son inoperantes, burocráticas y ridículas. Son el refugio final de
la clase política mundial. El lugar donde se pagan los favores a los
“incondicionales”.
La clase política, las organizaciones criminales y los grandes
capitalistas del mundo se mueven como uno solo. Ellos responden a sus intereses
particulares, porque no tienen ni respetan ideologías, tendencias políticas, ni
religiosas, conforman una sola y nueva casta en la humanidad. Aprendieron a no
invadirse sus espacios. Ellos se reparten y controlan el mundo y se preparan
para vivir en la "galaxia". Los conflictos entre ellos son por ser los
"capos" dentro su casta y se mueven como “perros callejeros”,
marcando territorios y haciendo alianzas, temporales o permanentes para
asegurar sus intereses.
Se termina el año y con él también doy por terminada otra etapa de mi vida. No
tengo nada más que aportar en materia de opinión política. Todas las teorías
que aprendí y los autores que leí, más grandes y superiores, ya lo habían dicho
todo y de nada ha servido. Me retiro con la tranquilidad de haber hecho y dicho
todo cuanto he querido, y con la tristeza, de no avizorar señales que me llenen
de esperanza. Todavía no alcanzo a ver la luz al otro lado de este túnel en que
estamos metidos. Me recogeré en la paz de quienes me rodean y en la fantasía
que sólo la naturaleza, la lectura y la música pueden darnos. Les entrego el
testimonio para que sigan el camino, hasta encontrar la luz que ilumine el
destino de nuestro país y la mente de una nueva y mejor clase política.
Agradezco el seguimiento y los
comentarios durante estos casi catorce años de opinión a través de las redes sociales.
Ellas guardan los debates que tuvimos y todo lo que aprendí de ustedes. De
todas maneras, les dejo en mi blog la memoria de ésta y todas mis opiniones
compartidas. Resiliencia
(rdsolano.blogspot.com). -Rubén Solano
No hay comentarios:
Publicar un comentario