Una reforma legal (laboral, salud, educación, pensiones, ...),
debería ser motivo de alegría también para las Organizaciones Sociales, porque
significa preocupación por un tema de interés social, por parte de las autoridades y es una
oportunidad para avanzar en soluciones, beneficios y en derechos; aunque esta claro que, existiendo tantos
intereses, es un desafío a la inteligencia y creatividad de los líderes y
dirigentes sociales, especialmente para aquellos que en representación de los ciudadanos, de intereses políticos, sectoriales y/o territoriales, deben sentarse a defenderlos. Restarse, es
negarse la oportunidad de avanzar y negársela a sus representados. En el fondo, es una demostración de incapacidad y desconocimiento del juego de la política y
del significado de la democracia.
El mundo está cambiando a una velocidad cada vez
mayor y la sociedad demanda tener representantes, líderes y dirigentes sociales capaces de adaptarse
con rapidez y con mentalidad abierta y despojados de ideologías fracasadas o
fuera de tiempo. Qué entiendan que los únicos enemigos de una sociedad
son la corrupción y el abuso del poder, que hacen imposible el ejercicio y alcance de la
justicia social.
Recordar que en política nadie pierde. Esto se escucha
decir muchas veces y es cierto, porque no es un juego de suma cero. Todos podemos ganar. Es posible
ganar más o menos que el adversario. Pero, jamás se pierde. Todo depende de la
capacidad negociadora de los representantes. Aunque hay quienes por su exacerbada
cultura de ambición y egoísmo, siempre consideraran una perdida el ganar o el
avanzar poco.
Es fundamental que los ciudadanos perseveremos en tener buenos
negociadores, buenos representantes en los centros de decisión y de poder del Estado a nivel nacional, regional y local, porque es aquí
en donde como ciudadanos nos hemos equivocado muchas veces, es cuestión de dar
una mirada al talento de quienes, por ejemplo, conforman el Senado o la Cámara
de Diputados. Algunos, llegan a dar vergüenza y lo peor, es que ellos parecen disfrutarlo, en lugar de preocuparse por superarse a sí mismos, porque la sociedad y sus
representados se estancan y muchas veces retroceden por su actitud, ignorancia y
terquedad.
La democracia les da el derecho a las mayorías de
gobernar, de liderar una propuesta o programa de gobierno, que debe reflejarse
en políticas públicas y en leyes que, de todas maneras, deben validarse por
otras fuerzas o poderes del Estado y la sociedad, en donde, no pocas veces, están los mismos aliados.
Por ello, se requiere de mucha inteligencia, humildad y sensatez de quienes nos
gobiernan y representan. Inteligencia para leer las demandas y prioridades de
los ciudadanos, entender que un adversario no es un enemigo y que las respuestas
deben cubrir la mayor parte del tiempo y del espacio, sin poner en peligro la economía
del país ni la estabilidad del Estado. Humildad para reconocer que nunca se
tienen todas las respuestas ni fórmulas de solución a los problemas y que por
ello es importante escuchar los adversarios, pero por sobre todo escuchar los
ciudadanos. Sensatez, para entender que los intereses de los adversarios, generalmente,
representan demandas colectivas, que estos utilizarán en las mesas de
negociación porque, ni la aprobación, ni la implementación de propuesta alguna, estará exenta de negociaciones, en donde todo debe transcurrir dentro de los
principios y valores que han declarado y dicen promover los negociadores. Jamás a la obstrucción, a la trinchera y
a la negación. Tampoco a la arrogancia, a la inconsecuencia y a la necedad.
A esta altura de los avances de
la política y la democracia chilena, debemos estar preocupados de la actitud y las competencias de
quienes nos representan en los órganos del Estado, porque no siendo la inteligencia, la humildad ni la sensatez el común
denominador de quienes nos representan, no dará lo mismo con quién
se discuta una política pública o un proyecto de ley, pudiendo resultar inciertas las decisiones que se toman en las comisiones o plenarias de
un centro de decisión. Por ello, quienes nos representen deben estar cada vez más preparados en los
temas de Estado, en las demandas ciudadanas, en las estrategias de negociación
y en los principios y valores que declaran. Es importante tener una
visión clara del individuo, la sociedad y el Estado, y de la forma como deben relacionarse entre sí...
Antes que se derrumbe la democracia representativa, es imperativo volver a la buena política, si alguna vez ha existido o se deberá
construir una. Ésta también será un bonito desafío, que alguien debe asumir y ese alguien, incluye a las Organizaciones Sociales, cantera de líderes, que están en permanente contacto con la ciudadanía y sus necesidades. RDS