Dicen que cuando los políticos hacen análisis después de unas elecciones nunca pierden. Siguiendo ese ejemplo, daré mi opinión de "ganador" en el proceso electoral que se realizó el pasado fin de semana, en el cual los ciudadanos tuvimos la oportunidad de elegir Gobernadores, Alcaldes, CORES y Concejales.
Mi bandera de lucha es la Participación Ciudadana y la guerra contra la corrupción, el abuso de poder y la ineficiencia en la gestión y la fiscalización pública. Creo que da lo mismo quién gane o gobierne, siempre y cuando no caiga en ninguno de esos tres pecados. En este sentido, mi interés no es por la defensa de ideologías de derecha o izquierda, mi análisis apunta a medir los avances de la Participación Ciudadana, que debe estar cada vez más informada, actuando con mayor inteligencia e inclusividad, para denunciar y cerrarle el paso a candidatos involucrados en casos reprochables o que no den una prueba fehaciente de "blancura" y competencias suficientes para gobernar los destinos del país, las regiones o las comunas.
Lo primero, es felicitar a los chilenos por su masiva participación a las Mesas de Votación en un proceso, que aunque era obligatorio, la multa no era un problema, toda vez que se redujo su monto y siempre existió la posibilidad presentar una excusa para no asistir a cumplir con el derecho de votar.
Teniendo presente lo antes dicho, el proceso tuvo una abstención cercana al 15%, la cual no fue muy diferente a la última alcanzada en el proceso electoral anterior que también fue obligatorio.
Otro aspecto a destacar en este mismo sentido, es la abrumadora participación de los votantes a las urnas el día sábado, la cual estuvo sobre el 60%, muy por encima a la participación del día domingo, en circunstancias que estamos acostumbrados a dejar todo para última hora.
Otro hecho notable y positivo de la Participación Ciudadana fue el comportamiento de los vocales y apoderados de mesa. Impecables en una doble jornada muy extensa, intensa y agotadora. Admirable la eficiencia en los escrutinios, la elaboración de las actas y su envío oportuno al SERVEL, lo cual, dicho sea de paso, le sumó otro triunfo en su prestigiosa carrera como Institución ejemplar y confiable en esta gestión. A las 19:30 horas ya teníamos los primeros resultados y antes de las 23:00 horas ya sabíamos los resultados de los Gobernadores y Alcaldes, prácticamente sin ningún problema en Mesas, Comunas, ni Regiones a nivel nacional. ¡Felicitaciones!
Entrando ya en el análisis de los resultados, comenzaré destacando, la rapidez con la cual, prácticamente todos los candidatos que perdieron, reconocieron su derrota. Esto confirmó, aún más, la transparencia del proceso. Bien por ellos.
Si tuviera que poner una nota a la Participación Ciudadana en esta primera parte de mi análisis, no dudaría en colocarle un 6.0, porque siempre hay algo que mejorar. En otra oportunidad podré referirme a eso. De todas maneras, debo aclarar que la nota no incluye las Campañas de los candidatos, a las que coloco una nota de 3.0 y bajando, porque hay mucho que exigir para mejorar la Participación Ciudadana en esta etapa del proceso. La mayoría de los candidatos llegaron a las elecciones sin programa, sin discurso y sin curriculum. Demostrando ignorancia en las funciones que deben cumplir en el cargo al cual aspiraban: candidatos a alcade con promesas y discursos de presidente y candidatos a concejales y CORES, que desconocen su función fiscalizadora y que parecían competir con las promesas de los alcaldes y gobernadores. La estrategia de campaña más común fue mentir y descalificar al opositor más cercano. Por eso, este comportamiento agresivo en la campaña no me cuadra con el comportamiento civilizado, al momento de conocer los resultados de las elecciones. Casi lloré al escuchar la conferencia de prensa de Karla Rubilar en Puente Alto para reconocer su derrota, imagino al alcalde electo triste por haber ganado. También me conmovió el discurso del propio Gabriel Boric, pasada la media noche, escoltado por uma parte de su gabinete. Al margen de bromas, creo que esa debe ser la actitud de todos los candidatos y ciudadanos antes, durante y después de las elecciones, para avanzar en una Participación Ciudadana que nos llene de orgullo.
Ahora, frente a los resultados, encuentro señales muy interesantes del avance de una Participación Ciudadana que me parece cada vez más inteligente, inclusiva e informada, porque rechazó los corruptos, abusadores de poder y los mediocres. Por supuesto que todavía hay muchos colados, pero los que se pudieron eliminar, deben llenarnos de optimismo, porque somos nosotros los ciudadanos los que debemos hacernos cargo de la "limpieza" de las Intituciones del Estado y exigir a la clase política, a través de los partidos, más y mejores candidatos.
La señal más importante del avance de la Participación Ciudadana, se dió en Las Condes, al dejar por fuera a las Marcelas Cubillos: la una por oportunista y la otra por pretender hacernos creer que la libertad es sin límite, ni escrúpulos, ni responsabilidad.
Excelente es lo que pasó en Puente Alto: los ciudadanos "declararon su independencia". No creyeron más a la clase política que se consideraba "propietaria" de la Comuna. Fue una vulgar falta de respeto la obsesión de Manuel Ossandón de pretender imponerles su sobrino como alcalde. Igual de feo y de grave, fue la actitud de Karla Rubilar, al dudar seguir en campaña o cambiarla por otra a gobernadora. Muy bien a los puentealtinos. Aunque ahora tienen un desafío mayor con las dudosas competencias del alcalde electo, las cuales espero sí tenga. De todas maneras, les recomiendo acompañarlo sin pretender aprovecharse de su condición de novato, porque no la tendrá fácil como independiente absoluto.
Hay más señales positivas en este proceso, del avance concreto de una Participación Ciudadana inteligente, inclusiva e informada, pero no quisiera extenderme demasiado, sólo mencionaré lo ocurrido en Santiago, en donde la alcaldesa debía salir, porque lo estaba haciendo muy mal. Y resaltar el triunfo de otros alcaldes reelegidos con una votación tan alta o importante, que confirma que la ciudadanía no vota por ideologías, sino por buenas autoridades de gobierno, es lo que pasó, por ejemplo en Maipú, Vitacura, Renca y San Ramón.
Nuestro país está atravesando por un difícil momento, tal vez uno de los más graves e inciertos de la historia, no solamente por lo que nos aquejan internamente, sino por lo que sucede en la región y el mundo, que nos amenaza con mucha fuerza. Necesitamos buenos administradores, dirigentes y políticos al frente del Estado y sus Instituciones. Y esto sólo es posible tenerlo con una ciudadanía cada vez más exigente, formada y comprometida. Personas moderadas y sensatas, que por fortuna confirmaron su hegemonía, por encima de posturas radicales que fueron las reales perdedoras en estas elecciones. -Rubén Solano
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