jueves, 26 de septiembre de 2024

No hay Libertad sin Responsabilidad. Ni Solidaridad sin Honestidad

     Estamos a las puertas de una nueva elección de gobernadores, alcaldes, consejeros regionales y concejales, siendo la oportunidad de elegir los mejores o sencillamente Votar Nulo, que significa presentarse en la mesa de votación y no votar por ningún candidato, si en la lista no confiamos en ninguno. Esta debe ser la señal a la clase política para que postule mejores candidatos en otra oportunidad y el inicio de una campaña que exija sanciones ejemplares a los partidos políticos, cuando sus candidatos elegidos sean condenados por actos de corrupción y abuso de poder.

    La ambición, la arrogancia y la insensatez, se tomaron las instituciones públicas y privadas de nuestra sociedad, que de permanecer indiferente, el futuro será aún más oscuro e imprevisible para todos. Estos antivalores son el "caldo de cultivo" que alimentan el creciente abuso de poder, la corrupción y la ineficiencia en la gestión pública y la explotación, el enriquecimiento sin límites e ilícito en la gestión privada.

    La sociedad se ha transformado con el paso de los siglos en un planeta de élites excluyentes, que sólo responden a sus intereses particulares, frente a una inmensa mayoría de ciudadanos, "el pueblo", como dicen algunos de manera peyorativa o rezagada en el tiempo, por mantener una actitud de impotencia por indiferencia o ignorancia, frente al comportamiento de esas élites, que ya no son para nada referentes de respeto y admiración, mucho menos de esperanza por un futuro mejor.

   Pero, ¿cómo salir de este túnel que no parece tener final? Con inteligencia y realismo, porque la historia de la humanidad se nos ha presentado como una lucha permanente de los seres humanos por tener el control de la sociedad, el mundo y el espacio. Pero, esa lucha aunque es colectiva, es sólo de las élites que tienen líderes que la conducen y una "masa" de ciudadanos que les sigue por convicción, amenza o ignorancia. Esta "masa" de personas es muy importante para esas élites, porque las legitima, garantizando su existencia y permanencia en el poder.

    Debemos romper con estas hegemonías perversas que tanto daño hacen. La solución siempre ha estado en nuestras manos. Ya lo dijeron filósofos y políticos del siglo XIX, hasta hacerlo popular: "El pueblo se merece los gobernantes que tiene". Quedó atrás la creencia que el poder se heredaba de los dioses y ahora sabemos que siempre ha estado en manos del "pueblo", que lamentablemente sin formación, información, compromiso e inteligencia, no ha salido de la edad de "piedra y el garrote", que sólo trae autodestrucción e inmolación, dejando un mayor abismo de separación y rabia en la sociedad.

   El profesor Luis Riveros escribió en una de sus columnas: "...Según Mc Iver, el problema radicaba en una crisis moral de la República, consistente en que el Estado y sus organismos y funcionarios no respondían adecuadamente a las demandas ciudadanas, y a las expectativas formadas bajo el trasfondo de una sociedad en progreso del cual muchos se sentían excluídos."... "Pero quizás la diferencia fundamental la hace la clase política que ha prevalecido en estos dos momentos del tiempo. Hace un siglo primaban liderazgos importantes y trascendentes, como era el caso del mismo Mc Iver que ocupó prominentes cargos públicos. Los partidos políticos, que confluyeron más tarde en sendos pactos: la Unión Nacional y la Alianza Liberal, representaban corrientes de pensamiento, capaces de defender ideas y principios, y no ser solamente, como los actuales, clubes electorales en beneficio de sus miembros y adherentes ocasionales."...

   "¿Qué pasó que explica este cambio tan contundente en un siglo? Sin duda ha pasado la cuenta la ausencia durante décadas de Educación Cívica, la falta de mirada nacional y pública en la formación universitaria, la escasa influencia de las viejas escuelas partidarias hacia una generación puramente electoralista, centrada en generar mayor votación para así sustentar un mayor poder. Hemos ido perdiendo lo más trascendental de la vida ciudadana: el respeto por nosotros mismos. Cambiamos la crisis moral por una crisis consistente en el menoscabo de la República."

  Estamos a las puertas de una nueva elección de gobernadores, alcaldes, consejeros regionales y concejales y es la oportunidad para ejercer una Participación Ciudadana con inteligencia, inclusividad e información, para cerrarle el paso a quienes abusan de los valores de la solidaridad y la libertad, porque jamás se solucionaran los problemas sociales mientras la clase política no persevere en proponer candidatos honestos e idóneos para gobernar el país. -Rubén Solano

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