sábado, 23 de noviembre de 2013

¡No Pasa Nada!


La verdad, es que tomar decisiones contrarias tampoco cambia las consecuencias en el corto plazo, ni garantiza un punto de quiebre diferente. Sin embargo, podemos tener la seguridad que cambiarán los síntomas individuales y especialmente los que son visibles a la sociedad.

Es fácil comprobar, que quienes toman decisiones positivas, viven optimistas, tienen fe y sueñan con un mundo mejor. Lo más importante, es que permanecen con la conciencia tranquila, caminan en paz por la vida, convencidas de haber hecho y dado lo mejor de sí mismas. Jamás sentirán, haber sido una carga para la familia, para los vecinos y menos, para la sociedad…

Ahora pensemos, que el problema de nuestras decisiones no es lo que pase en nuestro interior, sino en lo que provocamos en los demás con nuestros síntomas, porque desafortunadamente transpiramos por los sentidos envidia y resentimiento, con los cuales hacemos daño y contagiamos a todos los que nos rodean.
Tomemos decisiones positivas y disfrutemos lo que la vida nos ofrece. No esperemos que salga la mejor dieta para comenzar o un nuevo año para cambiar. No esperemos a que salga el mejor candidato para salir a votar. Recordemos que para sobrevivir sólo podemos contar con lo que hay.

No esperemos que las cosas cambien para mejor, por si solas o por la voluntad de los demás. La sociedad es una suma de individuos y la democracia una suma de votos… En una bandada o  en un cardumen, nadie sabe cuál es el ave o el pez que guía; pero, todos son necesarios en el grupo e importan para inspirar respeto y admiración. En una sociedad democrática, todos los ciudadanos contamos y nos expresamos con el voto, para dejarnos guiar por la voluntad que representa la mayoría.

Pero, hay una confusión que me duele que no clarifiquemos  y estemos dejando instalar en nuestra mente como una falsa verdad: “La abstención significa inconformidad”

Una persona que no vota o que no participa en la vida política de la sociedad, no necesariamente es alguien que está en contra del sistema social que nos rige. Creo que solamente están contra del sistema, quienes explotaron en sus síntomas y no son capaces de controlar su envidia y resentimiento, quienes viviendo en sociedad no aceptan la voluntad de la mayoría. Es fácil reconocer los ciudadanos negativos por sus expresiones verbales y por sus comportamientos personales. Estas minorías de envidiosos y resentidos, se apoyan en la indiferencia de la gente para decirnos que “representan una mayoría silenciosa”. Nada más falso y manipulador…Ni los peces que navegan solitarios, ni las aves que vuelan solas, están en contra del cardumen o de la bandada.       

¿Cómo hacer entender a algunas personas, que la libertad en una sociedad democrática consiste en hacer todo lo que NO perjudique a los demás, y no en hacer lo que nos venga en gana? ¿Qué en la era de la tecnología y las comunicaciones, las viejas tradiciones se derrumban con las nuevas costumbres o valores que van instalando las nuevas generaciones y no con violencia ni a pedradas?

Como sociedad debemos ocuparnos y preocuparnos de estas minorías que están contagiadas y por supuesto de quienes ya están en el “lado oscuro”, acogiéndolos y ofreciéndoles nuevas oportunidades. Sin embargo, no debemos permitir que nos acobarden con sus “pataletas” ni menos consentir que por miedo se les entregue las riendas de la sociedad.  

Finalmente confieso, que personalmente guardo un resentimiento y me arrepiento de no haber intervenido más activamente en la vida política de mi país natal… Siempre, pensé que no era importante mi opinión. Tal vez haya tenido razón, pero, nadie me quita este remordimiento de conciencia que llevo hasta hoy, por no haberme jugado la defensa de un modelo de sociedad mejor para la gente que amo y extraño… para mis hijos y para mis nietos.

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