domingo, 4 de febrero de 2024

¡Qué pena lo que está pasando en mí Chile!

    No creo que haya un país en el mundo en donde la tragedia ocasionada por los desastres naturales esté más presente que en Chile. Terremotos, maremotos, inundaciones, deslizamientos de tierra, incendios forestales y erupciones volcánicas, son noticia de cada día. 

    Hay quienes dicen que a cada gobierno le toca vivir una tragedia y creo que por la frecuencia de estos acontecimientos, eso es lo único predecible, es lo normal. Lo extraño es que los gobiernos y las comunidades no den la sensación de estar preparados para enfrentarlos. Todo ocurre y transcurre como si fuese la primera vez. Tal vez no sea tan así, pero esa es la sensación que tengo, al ver las noticias en los diferentes medios de comunicación. No parece que alguien estuviera preparado para evitar la tragedia, controlar los daños, identificar, enfocar y canalizar las ayudas...

    Ahora pienso en la hermosa Villa donde vivo y en la que me siento orgulloso de pertenecer y me pregunto: ¿Qué tan preparados estamos para enfrentar una tragedia?

 1.- ¿Tenemos un plano de nuestra Villa que identifique cada propiedad. La ubicación, acceso y estado de los grifos de agua y alarmas comunitarias?

2.- ¿Tenemos un catastro y composición de cada una de las familias que viven en cada hogar?

3.- ¿Cuántas personas mayores tenemos y en qué condición de autovalencia y compañía se encuentran?

4.- ¿Los dirigentes de las Organizaciones Sociales que hay en nuestra Villa están preparados para ponerse al frente de una tragedia y servir de puente entre las ayudas que se necesitan y las que se ofrecen?

5.- ¿Son nuestros dirigentes sociales escuchados, respetados y atendidos oportunamente por las autoridades municipales y regionales?

6.- ¿Están nuestras Organizaciones Sociales en contacto con las Organizaciones Sociales de las comunas que viven una tragedia para ofrecer la ayuda que necesitan?

   Las anteriores,  son son sólo algunas preguntas que me hago y aunque ya tengo las respuestas de varias de ellas y me consta que son positivas, creo que nos hace falta más trabajo comunitario. Vencer la desconfianza, el hermetismo, el individualismo, el temor a la confrontación con el otro. En definitiva, creo que debemos perseverar para lograr una mejor convivencia y una mayor participación comunitaria. 

    Chile es un país muy frágil. Son muchos los factores de inseguridad que nos acechan y es muy difícil enfrentarlos individualmente. No se trata de que seamos grandes amigos, sino buenos vecinos. -Rubén Solano

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