lunes, 17 de agosto de 2009

Primera Lección: Escuchar, escuchar, escuchar…


Las Lecciones del TRANSANTIGO
Primera Lección: Escuchar, escuchar, escuchar…
Rubén D. Solano S.

Lo primero que deseo decir es que las lecciones del Transantiago se han generado en dos ámbitos claramente diferenciados por la ciudadanía y que se hicieron más notorios cuando el expresidente Ricardos Lagos Escobar, dijo en una entrevista, que el fracaso del Sistema era responsabilidad de quienes lo ejecutaron y no de quienes tuvieron la responsabilidad de planificarlo.

Dicho lo anterior esta lección la he sacado del ámbito de la planificación y por lo tanto debe ser tenida en cuenta por quienes a futuro tengan funciones o responsabilidades de tal naturaleza.

Para los neófitos y desconocedores de la formulación de proyectos, es bueno aclarar que una idea, cuando se quiere hacer realidad, pasa por un proceso más o menos sofisticado de estudio y evaluación, dependiendo de la importancia y grado de responsabilidad que revista su ejecución para quien desea llevarla a cabo. Permítanme este ejemplo de la vida cotidiana, si alguien desea realizar un viaje de vacaciones con la familia, se toma un tiempo previo para adoptar las medidas y precauciones necesarias antes de partir. Es justamente la importancia y cuidado que tenga la persona a cargo del viaje de vacaciones en esta etapa o tiempo previo, lo que marcará la diferencia entre contar al regreso la historia de un viaje agradable y sin sobresaltos, y otro que cuenta un viaje de tragedias y aventuras. No es suficiente entonces, desear simplemente unas vacaciones agradables en familia en las Islas Canarias y partir de viaje al día siguiente.

Por suerte, hoy podemos contar con una inmensa gama de fuentes de información y alternativas para inclusive, si es necesario, hacer una simulación anticipada del viaje de principio a fin. Claro que siempre quedarán cosas o situaciones por preveer, pero esas serán las mínimas.

Comprenderán entonces, que sobre esta elemental premisa, es obvio suponer que los responsables de la planificación del Transantiago, tuvieron la oportunidad, no solamente de simular con sus herramientas tecnológicas su ideal de transporte público para Santiago, sino lo más importante, contaron con todos los recursos económicos para contratar los mejores expertos en estos temas, reunir las partes o actores del sistema o los stakeholders, como dicen hoy día algunos siúticos, para escuchar sus expectativas y hasta conocer de cerca las experiencias internacionales de implementación de sistemas de transporte masivo similares, como las de Curitiba en Brasil y Transmilenio en Colombia.

Más aún, era conocido que en las entrañas del sistema de transporte que existía, se estaba incubando un movimiento contra el cambio que daba señales de pretender sabotear cualquier iniciativa que quisiera hacer carrera, los usuarios también estaban temerosos de perder el control de la operación de un sistema que aunque era malo, era conocido. Con todo ello, se hacia más evidente que no se podía dejar nada al azar. El Plan tenía que ser perfecto!

Sin embargo, tenemos que ver con decepción, que la inmensa mayoría de los problemas que ha tenido que resolver el gobierno desde que el Sistema se puso en marcha en febrero del 2007, corresponden a situaciones que eran totalmente previsibles y que la única razón por la cual no se tuvieron en cuenta es porque los responsables de diseñar o planificar el Sistema sencillamente no estuvieron atentos a las recomendaciones de los expertos, no escucharon las quejas de los usuarios ni de los demás actores y no le dieron importancia a la experiencia internacional. En definitiva no escucharon a nadie y se lanzaron como “caballos con anteojeras” para realizar un proyecto que decían sería “Pionero en el Mundo” y que por lo mismo, terminó siendo fuente de inspiración mediática de los humoristas y un verdadero Paradigma de la Improvisación.

La adquisición de vehículos que interiormente no se compadecen de la anatomía y físico del chileno medio y que exteriormente no caben por las vías de Santiago, fueron el punto de partida de una cadena de fracasos que dejaron en evidencia, desde el primer día de puesta en marcha del sistema, la sordera que padecía el gobierno responsable de la planificación del Transantiago.

A esto siguieron otras evidencias de improvisación o problemas, como la ausencia de mecanismos que permitieran controlar la frecuencia de los viajes, los tiempos de viaje, la sincronización en los transbordos, el funcionamiento del sistema de recaudación de los pasajes, la evasión de la tarifa, la ausencia de vías exclusivas, el paso ordenado y regular de los vehículos, la inexistencia de paraderos, la inseguridad de los pasajeros al interior de los vehículos, etc., etc. Es curioso, pero muchos de estos problemas estaban resueltos en el “viejo sistema”

La lección entonces esta clara, es importante y necesario escuchar la voz de quienes padecerán los cambios y de quienes han conocido o emprendido experiencias similares a las que deseamos implementar. La teoría no es suficiente y los planes deben simularse y no solamente realizarse en el cálido ambiente de una lujosa oficina.

Finalmente, las preguntas que hoy me hago son: ¿Habrán aprendido la lección las autoridades del Gobierno? ¿Se entiende la diferencia entre escuchar y oír? ¿De qué manera se está aplicando la lección en la solución definitiva de los problemas que persisten en Transantiago?