La sabiduría que atribuimos al expresidente del Uruguay José "Pepe" Mujica, no radica en su pasado como guerrillero del Movimiento Tupamaros, sino en el cambio de vida, la experiencia alcanzada, demostrada y compartida al mundo con generosidad y coherencia hasta el último de sus días.
Y aunque la sabiduría es personal, no colectiva, así como lo son las vivencias y el conocimiento, sería bonito saber qué lecciones ha dejado a sus seguidores y admiradores; porque es impresionante ver el reconocimiento que multitud de personas y personalidades de todas las tendencias ideológicas, edades y países del mundo hacen a Don Pepe Mujica.
Pero, ¿qué ha sido lo extraordinario que hizo para merecer tal reconocimiento y qué han aprendido de él los líderes y dirigentes latinoamericanos?
Comenzaré respondiendo la última pregunta: Creo que nada han aprendido de este ilustre personaje y deseo equivocarme, como tampoco nada se ha aprendido de Nelson Mandela, ni del Mahatma Gandhi, ni del Papa Francisco, a quien recientemente vimos despedir de este mundo en medio de una mulitud de fieles y admiradores. Sólo veo reverencia protocolar y una foto junto al féretro, que nadie quiere perderse y que junto a otras selfies tomadas en vida servirán, muy seguramente, para mantener en la oscuridad pasados dudosos, lavar imágenes y mostrar a los ingenuos lo que les gusta ver, mientras se esconden tras bambalinas y hacen todo lo opuesto, porque ellos jamás estarán dispuestos a hacer lo mismo, ceder en sus caprichos e ideales fracasados, porque puede más la ambición personal, el enriquecimiento ilícito y las falsas reverencias y adulaciones de lacayos y parásitos.
Pepe Mujica, demostró que puede ser inmesamente rico y feliz quien es capaz de vivir con lo que tiene, sin envidia, ni resentimiento, y no quien busca la venganza y acumular más que otros. Enseñó que la riqueza de un país es necesaria, pero más importante es apoyar a quienes son capaces de crearla, porque no todos son capaces de hacerlo. Por supuesto que criticó el capitalismo, pero se decepcionó mucho más del régimen castrista de Cuba y criticó la Unión Soviética. Jamás reconoció el Chavismo de Venezuela y al Orteguismo de Nicaragua, por ser regímenes totalitarios, corruptos y abusadores de poder, que según sus palabras: jugaban a la democracia, pero nunca reconocieron los procesos electorales, ni los resultados de las elecciones.
Pepe Mujica, igual que el Papa Francisco, hicieron historia y pasarán a la historia como dos grandes líderes, revolucionarios, que supieron leer los tiempos que vivieron, hicieron ver los errores y fracasos de sus respectivas ideologías y con su ejemplo mostraron el camino correcto que se debe seguir, el camino que multitudes de personas, con sus manifestaciones silenciosas en su despedida, estarían dispuestas a seguir y sólo esperan que tomen la posta en todos los países de Latinoamérica y el mundo más Pepes y Franciscos. -Rubén Solano
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