lunes, 28 de abril de 2025

"RECORDANDO MIS PADRES"

   
      Desde hace algún tiempo venía contemplando la idea de hacerle un homenaje a mis padres como una manera de expresar mi eterno amor y gratitud por todo lo que hicieron por mí y muy especialmente, por el ejemplo de vida que dejaron para nosotros sus hijos, yernos, nietos y sobrinos, con los cuales cultivaron una bonita relación que se prolongó en el tiempo más allá de su muerte y que a pesar de su traslado de residencia de Colombia a la República del Ecuador, un país encantador convertido en su segunda patria, fuimos una y otra vez de vacaciones en busca de su amor y grata compañía.

   También deseo compartir este humilde homenaje con quienes les conocieron, fueron sus amigos, compañeros y colaboradores en sus trabajos y emprendimientos; y que hoy, después de más de veinte años de su fallecimiento, los siguen recordando con un sentimiento tan especial, que llega a conmoverme y hacerme sentir en deuda con todos, por la imposibilidad de igualar la que imagino, hubiera sido la reacción de mis padres a sus muestras de cariño, ya que eran unos eternos agradecidos de todo lo que recibían, veían, escuchaban, olfateaban, degustaban y tocaban. Siempre admiré esa actitud de mis padres frente a la vida y a las personas que les rodeaban. A mi madre mucho más, porque para ella no existían personas malas en este mundo, donde difícilmente me he sentido seguro y confiado.

   Mi madre era como un ángel, que se angustiaba y sentía responsable de tener que hacer algo frente a lo malo que sucedía. Pienso, que de no ser por el consejo de mi padre nuestra casa, hubiera sido una "posada" en donde cualquier persona podía tocar la puerta, entrar y quedarse. Así fue como en nuestra casa en Colombia compartimos con familiares y amigos, y amigos de los familiares y de los amigos, todas personas muy diferentes, que llegaron por razones de trabajo, estudio o vacaciones. Claro que mi padre no era indiferente a estos allegados y con su alegría y forma de ser fue como un "retenedor" de corazones al que siempre regresaban quienes le conocían.

   En el Ecuador la casa se convirtió rápidamente en una especie de "consulado" de Colombia, un lugar al que llegaban personas que huían de la violencia y el desempleo y a los que cariño y un plato de comida nos les faltaba. 

    Había una especie de magia en aquella relación de mis padres con estos visitantes, porque nunca se conoció ninguna clase de abuso de parte de quienes llegaron. Todos gente buena que siempre mantuvieron una relación de gratitud y cariño hacia mis padres. 

    Aquí, quiero hacer un paréntesis, para recordar los paseos al aire libre que realizaban mis padres algunos fines de semana y en las infaltables vacaciones cada año del 1 al 6 de enero a la orilla de un río mientras vivieron en Colombia y en las playas del Pacífico cuando vivieron en el Ecuador. Fueron paseos y vacaciones a las que siempre se unía una "caravana" de familiares, amigos y colaboradores, que parecían gitanos "invadiendo" los espacios públicos con carpas y todo lo necesario para pasar unas opiparas e inolvidables vacaciones. ¡Como gitanos! Bien digo, porque mi padre antes de partir montaba al auto desde el refrigador hasta el equipo de sonido porque para eso tenía una planta de energía. Todo arriba del auto coronado con una silla mecedora para "mi'jita", que era como le decía a mí madre, porque ella era la reina, su centro y "cable a tierra".... Con los años, cuando veía la serie televisiva "Los Beverly Ricos", me reía viendo en la introducción de cada capítulo, el auto con todos los enseres arriba y la silla mecedora sobre la carga, con la abuela sentada en ella. Así eran los paseos de mis padres y la "caravana" que los seguía. El 6 de enero sin falta, las vacaciones terminaban y todos asistían a la Misa de Reyes, para agradecer a Dios y celebrar un aniversario más del día de su matrimonio.

    ¡Tantos años viajando y paseando en esta forma y pensar que jamás hubo un conflicto, ni nada que lamentar! Hoy, que vienen a mi mente todos aquellos momentos sólo recuerdo las risas que invadían el ambiente con los juegos y los cuentos, y el aroma de las ricas comidas que se servían. Porque eso sí, había una condición para hacer aquellos paseos: primero había que contratar y pagar una persona que se hiciera cargo de la cocina, aunque finalmente todos colaboraban y quien estaba a cargo de la preparación de los alimentos, terminaba en medio de la fiesta como una invitada o invitado más. Cierro paréntesis.

   Si bien es cierto, estos paseos fortalecían las relaciones personales, había algo mucho más especial que las hacía perdurables en el tiempo y era la alegría y la "chispa" de mi padre, que tenía un chiste o una talla a "flor de labio" para cada ocasión. Este talento era también la causa de su intensa vida social, que hicieron que ellos siempre fueran invitados a cuanta reunión se hacía dentro de su círculo de amistades y conocidos. Curiosamente ninguno de los hijos heredó ese talento, aunque sí sus nietos y hay que verlos juntos. 

   De todas maneras, contar chistes no era su único talento, pero era el que sobresalía, porque también era muy bueno para contar historias y escribir. Me asombraba su capacidad para sentarse a escribir sin pausa y sin dejar borrones, ni destruir papel en una época en donde aún no se conocía la tecnología, ni las herramientas digitales que hoy existen. En Colombia escribía para el boletín del sindicato de la empresa donde se jubiló y en el Ecuador para la familia que quedó en su tierra natal.

   Curiosamente, mi padre nunca se interesó por escribir un libro con su biografía o con las historias y cuentos que contaba. Hubiera sido genial que hubiera dejado algo escrito. Es por eso que también me motivé a escribir estas páginas para honrarlo y dejarlas en manos de quienes les conocieron y quisieron. Tampoco tengo más registro, que lo que guarda mi frágil memoria de sus chistes, lo cual me entristece y avergüenza, porque no entiendo cómo puede ser tan descuidado e ingrato con ellos en éste y en otros sentidos. Y para remediar en parte este descuido, se me ocurrió terminar este relato de recuerdos compartiendo una simpática anécdota familiar que tuvimos de jóvenes en Colombia:

   El novio y actual esposo de una de mis hermanas, la visitaba todas las noches. No hubo día que faltara. Mi padre decía que ya había gastado tres muebles, más de diez años de noviazgo no es poco. Al terminar la visita siempre se despedía en voz alta desde la puerta que da a la calle. Un día se fue pasada la media noche, más tarde que de costumbre. Ya mi padre y todos los demás estábamos acostados. De pronto escuchamos la despedida de mi cuñado en la puerta: "¡Hasta mañana!" a lo que mi padre respondió desde la cama: "¡¿Es que no va a venir hoy?!" ... Y se escuchó una risa en coro a carcajadas en toda la casa de quienes ya estábamos acostados. Es muy gracioso vernos después de tantos años y reír, cada vez que recordamos esa anécdota.

  ¿Cómo olvidar los fines de semana en casa de mis padres? El sábado llegaban los novios de mis hermanas, hoy sus esposos. -No me explico, cómo han hecho mis cuñados para soportarlas tantos años? Jajaja! Es broma, mis hermanas y sus hogares, son una hermosa copia del hogar de mis padres. Doy gracias a Dios por tenerlas siempre presentes a pesar de la distancia que nos separa.- Decía que las visitas del fin de semana eran más para mis padres que para mis hermanas. Mis cuñados mantuvieron una estrecha y envidiable relación con mis padres hasta el último de sus días. Los sábados, nos sentábamos todos en un patio techado, para conversar y ver algún programa de TV. Recuerdo "Sábados Felices", un programa de humor, que dejaba "material" a mi padre para seguir la conversa, hacer la talla y contar sus cuentos..

   Son muchos los recuerdos que tengo y estoy seguro que quienes leerán este escrito tiene más y extrañarán no leer muchos de ellos. Me encantaría cerrar esta memoria escrita, contandoles algunos "chistes" como dicen en Colombia o "cachos", como dicen los ecuatorianos, pero comprenderán que no es lo mismo leerlos que escucharlos de la voz de mi padre y verlo reir con esa risa contagiosa, siempre al lado de mi madre, que sonreía y movía su cabeza de lado a lado, como preguntándose una y otra vez: ¿de dónde sacará tanto cuento mi marido?

   Don Joaquín y doña Ligia, fueron una linda pareja, un matrimonio que construyó un hogar sin riquezas ni herencias que nunca aceptaron, porque las consideraban la causa de la infelicidad y la destrucción de muchas familias. Por eso, aprendimos a vivir con lo que teníamos, sin ambicionar, ni envidiar a nadie. Sólo alegrarnos con el éxito, producto del esfuerzo y el trabajo de cada uno. La solidaridad y el trabajo cooperativo fueron esenciales para vivir y sobrevivir en paz y armonía en las comunidades que nos han acogido. Luchando, tal vez sin aspaviento, en una sociedad donde los adultos parece que abandonamos los valores que nos permiten vivir mejor y que sin ellos, no nos damos cuenta que abandonamos nuestros semejantes y a las nuevas generaciones.

   Mis padres no fueron perfectos. Tampoco vivieron sin traumas, ni conflictos. Pero, aprendieron a vivir el uno para el otro y para los demás. Sin más pretensiones que vivir con amor. Aceptando la Ley de la Compensación como la encargada de proveer y mantener el equilibrio de sus vidas y las de quienes les rodeamos, en medio de un mundo de injusticias.

  Mis padres fallecieron. Mi madre víctima de un injusto y trágico accidente. Mi padre, de pena moral, practicamente el mismo día que falleció mi madre. Nunca pudo superar su partida. Su alegría, sus risas, su chispa y su encanto se fueron con ella.

   Mis padres ya no están y sólo pido a Dios, que me ilumine y guíe para seguir el camino de ellos. -Rubén Solano

viernes, 25 de abril de 2025

INAUGURACIÓN SEDE DE LA PDI EN LA COMUNA DE SAN RAMÓN

Rosa E Díaz junto al Presidente de Chile, los Ministros de Gobierno, el Gobernador Regional y el Alcalde de San Ramón


Palabras de la señora Rosa Ester Díaz en la Inauguración de la sede la PDI en la Comuna de San Ramón

A todas las autoridades presentes. 
A los representantes de las organizaciones sociales y comunitarias y
A todos los vecinos y vecinas de nuestra querida Comuna de San Ramón. 

     Debemos celebrar este importante acontecimiento que da cuenta de la inauguración de una sede para la Policía de Investigaciones. Una petición muy sentida por la comunidad y hecha realidad, gracias al compromiso de nuestro alcalde don Gustavo Toro Quintana, junto al mejoramiento y el fortalecimiento de la seguridad de nuestra Comuna; sumando a este importante logro las 600 cámaras de seguridad que se instalarán, las nuevas patrullas de vigilancia y el nuevo espacio asignado al Juzgado de Policía Local, entro otros.

      Sabemos que el combate a la delincuencia no es una tarea fácil y menos cuando las organizaciones criminales crecen en técnicas, temeridad y recursos, que eran impensables hace poco tiempo atrás en nuestro país.

     Todos somos responsables de la seguridad y en este punto no puedo dejar pasar el alto precio que estamos pagando los vecinos y vecinas con medidas de seguridad que han ido escalando, desde el cierre de las viviendas con rejas, cámaras de videos, alarmas sonoras, pólizas de seguro, rastreadores, lomos de toro y un largo etcétera, al que últimamente se ha ido sumando el cierre de las villas. Sin embargo, es increíble que todo este sacrificio, no reduzca la sensación de inseguridad en una Comuna de naturaleza residencial, habitada por familias de escasos recursos, que solo crece en cantidad de personas mayores. 

    Algo nos falta, porque no estamos bien. Confiamos que todo este esfuerzo y sacrifico de la comunidad, la Municipalidad y el gobierno regional y nacional, que hoy se refuerza con la inauguración de esta cómoda y funcional sede de la PDI, nos traiga la luz y la inteligencia que está haciendo falta.

 ¡La Seguridad es Responsabilidad de Todos! Pero, principalmente es del Estado. 

¡Felicitaciones y muchas gracias! 

Rosa E Díaz D 
Vicepresidenta COSOC San Ramón 
Presidenta Club de Gimnasia Personas Mayores "Florecer"

sábado, 19 de abril de 2025

100 Años Colo Colo 100

     Debería ser un día de mucha alegría y brillo para los Albos. Lamentablemente, la trágica  muerte de dos jóvenes fans en las afueras del Monumental y la partida de esta vida el día de ayer de "María Colo Colo", la fans Número Uno del Club, no dan ganas de celebrar. Tal vez sea un día para estar en casa y recordar los momentos de alegría que Colo Colo nos ha dado, el aporte a nuestra Selección y reflexionar sobre el difícil momento por el cual atraviesa nuestra querido Club y el fútbol chileno en general.

    Personalmente, quiero compartir la historia de mi pasión por Colo Colo, porque es lo que ha estado dando vueltas en mi cabeza durante todos estos meses previos a este centenario aniversario.

    Con sorpresa para mis amigos en Chile, siempre digo que pertenecí a la "Liga de Juveniles Internacionales de Colo Colo". "¿¡Qué es eso!?" Preguntan todos entre risas y sorpresa y con entusiasmo y una sonrisa de oreja a oreja inicio mi relato: 

    En las "pichangas" de mi barrio, allá en la "Colombia profunda", cuando la pelota era de trapos y las porterías dos piedras envueltas en dos mugrientas camisetas, era costumbre colocarle un nombre al equipo y por ese azar del destino yo pertenecía al Colo Colo. Nunca supe, en ese entonces, de dónde era ni de dónde salió ese nombre, solo sabía que era un equipo famoso, así como lo eran los nombres escogidos por los rivales. Como casi siempre jugaba con los mismos amigos, el nombre se hizo "carne", así como también los apodos que desde las "graderías", a todos nos gritaban: "¡Pasála muelón!", "¡Chutea flaco!", "¡Buena Chuchilla!", ese era yo, un defensa centro "temerario", que donde me ponía nadie pasaba... No siempre jugábamos en el barrio, también íbamos a algunas "canchas" improvisadas de potreros mal cercados, en donde no solo había que ganarle al equipo rival, sino a los perros que soltaban los lugareños...

   El reloj de la vida siguió corriendo para mí y para todos. Nunca más volví "chutiar" una pelota, solo las piedras que la vida me ponía en el camino. No se dónde están los demás, ni la suerte que el futuro les proporcionó; pero no creo que haya sido fácil para ninguno de ellos, como tampoco lo fue para mí, que un día llegué a Chile gracias a la "beca autoexilio" que las Organizaciones Criminales le dan a las personas que quieren huir de sus crímenes y violencia...

    Ya en Chile, cuando decidí radicarme definitivamente, llegué por azar y por invitación de la corredora de propiedades a visitar un departamento en uno de los edificios que se estaban construyendo en la Florida, muy cerca de la Estación Metro Bellavista. El sector prometía, se estaba comenzando a construir la Autopista Vespucio Sur y el Mall comenzaba a levantar sus muros. Recorriendo el departamento me asome al balcón y observe un Estadio en la distancia y pregunté a la corredora cuál era ese Estadio y fue impactante para mí cuando la escuché decir: "¡Es el Monumental del Colo Colo!". La piel se me erizó y a mi memoria llegó como una tormenta, los años de mi infancia pateando una pelota de trapo y más grande, corriendo por la extensa pista del Aeropuerto Olaya Herrera para volver casa después de haber jugado un reñido partido con el archirrival, los del Barrio Antioquia. No puede contener mi emoción y le dije a la corredora: "¡Yo jugué en el Colo Colo!" ... Rubén Solano

sábado, 12 de abril de 2025

¿TODOS SON IGUALES?

     La ignorancia de algunas personas es cosa seria: Parecen estar convencidas que cuando se hacen invitaciones a una fiesta, el anfitrión está obligado a recibir los invitados sin discriminación alguna. Así, algunos invitados pueden llegar con los zapatos "caga'os", destruir la casa y golpear los anfitriones sin que nadie pueda reclamar por los excesos y el mal comportamiento. ¡Qué "wones" más inconscientes! Porque el anfitrión puede cerrar la puerta a quien le venga en gana, mucho más si se comporta de manera indeseable. Incluso puede mandar a la "punta del cerro" a un miembro de la propia familia que no se comporte como corresponde.

    Cuando un país como Chile, le abre las puertas a los inmigrantes, se entiende que quienes aceptan la invitación deben respetar las reglas del país, de lo contrario hay que darles una "patada en la raja" y devolverlos para la "cueva" de donde salieron. 

   Soy inmigrante y no me siento aludido ni un ápice, cuando alguna autoridad de gobierno o candidato a la presidencia propone deportar los narcotraficantes, criminales o delincuentes a sus países de origen. Nadie sale de un país, huyendo de organizaciones criminales, gobiernos corruptos y abusadores para abrazarlos en otro país. Tal vez no soy un aporte, pero no seré una carga y menos un dolor de cabeza. ¿Por qué es tan difícil entender eso? -Rubén Solano