miércoles, 18 de mayo de 2022

¡Lo Primero, debe ser lo Primero!

Presentación de la Propuesta del
1er Borrador de
Nueva Constitución
"El punto de quiebre o de partida para nunca olvidar, es que hace mucho tiempo perdimos la credibilidad y la confianza en las instituciones del Estado y en toda entidad o persona que represente alguna autoridad. Nos quedamos sin referentes." 


    Esta es la reflexión después de haber seguido semana a semana el Proceso de la Convención Constitucional y haber leído las últimas decisiones del Plenario, con las cuales se da término a la penúltima etapa del proceso antes de que se concrete el Plebiscito de Salida el 4 de septiembre. La comparto reconociendo que la propuesta es el resultado de las decisiones tomadas por las mayorías elegidas dentro de un proceso democrático al cual todos fuimos invitados a participar. Por esto mismo, no cuestiono su legitimidad. Me voy a circunscribir a las expectativas que me forjé desde un principio cuando con gran entusiasmo participé en la campaña por el APRUEBO en el Plebiscito de Entrada. También, quiero reconocer el enorme trabajo realizado por todos los convencionalistas, así mismo la presencia y aporte de varios de sus integrantes. Sin lugar a dudas la propuesta incluye temas de interés nacional y aborda algunas problemáticas de manera innovadora. Sin embargo, al margen de esto mi análisis se centra en aspectos que tienen que ver principalmente con el rol que deberá y podrá tener la ciudadanía en los nuevos escenarios, toda vez que más allá de modelos socio-económicos, tendencias ideológicas y logros y aspiraciones concretados por algunas minorías, lo importante será que las futuras autoridades den gobernabilidad al país, y respondan de manera oportuna y suficiente a las demandas sociales. Ya no debería haber espacio para el revanchismo político, ni la oposición obstructiva, ni para el populismo, ni para la manipulación ciudadana. El combate a los abusos del poder y a los delitos de corrupción es fundamental para terminar con la violencia, la desigualdad, la injusticia y la rabia social.

   El punto de quiebre o de partida para nunca olvidar, es que hace mucho tiempo perdimos la credibilidad y la confianza en las instituciones del Estado y en toda entidad o persona que represente alguna autoridad. Nos quedamos sin referentes. Hasta Santiago Posteguillo en su libro, "La Vida de los Libros. La Noche en que Frankenstein Leyó el Quijote", nos hace dudar de la autenticidad de cada autor y cita bibliográfica que escuchamos.

   Por otra parte, los delitos de corrupción que cometen los "servidores públicos" y los constantes abusos de poder ejercidos a diario por personas, aparentemente probas e idóneas de todas las orientaciones políticas y religiosas y de todos los estratos sociales, niveles culturales y sexos, terminaron por arrinconarnos y dejarnos mudos y boquiabiertos.

   Todo, absolutamente todo, tiene una oportuna respuesta para estos siempre eternos dueños del mundo, porque son unos genios para "darse la vuelta de chaqueta" y hasta hacernos ver de otro color lo que a diario vemos... Cuentan que en el Congreso un diputado se refirió a la Espada de Pericles en un discurso y cuando un colega lo corrigió diciendo que era la Espada de Damocles, el interpelado rápidamente respondió: "¿Acaso Pericles no tenía Espada?"

   Con este panorama, es normal la creciente indiferencia ciudadana y hoy tampoco hay razón alguna, para creer las maravillas de todo lo que nos pretenden entregar los Convencionalistas Constitucionales, porque tampoco ellos lograron, en el año de cohabitación o convivencia, que tuvieran confianza en sus pares; de otra forma no se explica una propuesta de Nueva Constitución de 499 Artículos, en donde varios de ellos llegan a ser agotadores en su lectura por su extensión. Ningún convencionalista aceptó el debate para llegar a una propuesta mínimalista, lógica, acotada, legible, comprensible y practicable para ningún ciudadano de mediana inteligencia. Se necesitarán muchos años de mediación en los incontables centros de decisión que se inventaron, para que salga a la luz alguna política pública que traiga algún cambio social. Chile transitará por el mismo camino de esperanza hasta la desesperanza por el cual han transitado Cuba, Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, ... En la Convención, se impuso la negociación tipo "cocina" donde nada se desechó y el menú se sirvió con lo que cada cual aportó. La agenda de cada uno de los más "amiguis" quedó incluida en el proyecto, aprovechando el privilegio de haber juntado en el pleno los 2/3 de la votación. En consecuencia, los no tan "amiguis" quedaron en "libertad"... sí, de sumarse o no al "menú" porque daba lo mismo ya que el plato principal estaba servido.

   ¿Pero entonces, qué hubiera sido lo fundamental que debería tener la propuesta de Constitución, para un país y un pueblo marcado por la desconfianza, que ha sido mil veces robado, abusado y engañado, y es ignorante de la cosa pública? En primer lugar, tengo la convicción que lo ideal sería que en la propuesta de Nueva Constitución, quedara consignada con claridad la importancia de promover una Formación Ciudadana que eleve el conocimiento de los chilenos en los temas de organización, funcionamiento, gestión y fiscalización del Estado y sus instituciones, permitiéndoles ejercer con conocimiento, inteligencia, propiedad, oportunidad, suficiencia y sin abusos sus derechos y obligaciones; ¿porque, qué  sentido tiene para un ciudadano, tener la inteligencia y la sabiduría de un Albert Einstein, proporcionada por una educación gratuita y de calidad, si al final no puede ejercer su profesión, ni mucho menos alcanzar sus sueños porque siempre tropieza con las zancadillas que le pone un élite abusadora apoyada por una institucionalidad pública igualmente corrupta? ¿De qué ha servido a los cientos de miles de migrantes venezolanos sus títulos profesionales, que hoy marchan por las carreteras y vagan por las plazas de ciudades del mundo, por culpa de la instalación en su país de un régimen político criminal, dictatorial, corrupto y abusador, que les engañó y les prometió lo que jamás podía cumplir ni quería entregar? ... Todos los estudios formales en escuelas, colegios y universidades, no fueron suficientes para descubrir las nefastas intenciones de un régimen que llegó al poder con engaños y mentiras, ni tampoco fue suficiente para derrocar el régimen totalitario, ni terminar con su ignorancia en la cosa pública.

  En segundo lugar, se debió consignar el combate al abuso del poder y a los delitos de corrupción con persecución sin límite generacional de los recursos robados al Estado y sin prescripción de estos delitos. ¿Por qué no copiamos el ejemplo de los Pueblos Originarios que jamás han renunciado a lo que ellos consideran que les quitaron hace más de 400 años? Si hasta en las novísimas constituciones latinoamericanas, que tanto admiran muchos convencionalistas chilenos, el combate a la corrupción no deja duda en la Carta y la imprescriptibilidad de estos delitos está presente.

   En tercer lugar, faltó incorporar el Voto Programático y no se entiende cómo pudieron dejarlo por fuera, cuando la pérdida de credibilidad y la desconfianza en la clase política fueron la razón principal por la cual la clase política tradicional, no solamente quedó por fuera de la Convención, sino que se les negó de entrada la posibilidad que fueran ellos quienes escribieran la Propuesta de Nueva Constitución. Ninguna autoridad del presente o del pasado fue invitada al acto de instalación. Jamás olvidaremos el surgimiento de la figura, hasta ese momento desconocida,  de Carmen Gloria Valladares que logró darle el "vamos" a la Convención. Todo por la ausencia de una figura creíble, referente, que diera confianza a los presentes en aquellos momentos.

  Y finalmente, parecen una burla los aportes a la Democracia Participativa o a la Participación Ciudadana que aparecen en la propuesta. Como a niños, no han engañado haciéndonos creer que más burocracia es más Participación Ciudadana. Nos dieron un "caramelo" (consultas ciudadanas) y se quedaron con la "bici"... ¡Tal parece que estaremos obligados a seguir detrás de ellos por treinta o cuarenta años más! -Rubén Solano

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