Después del Debate ARCHI, creo que las
candidaturas a la presidencia se decantan. Todas las candidaturas se vieron
enfrentadas por primera vez. Hay de todo. En lo personal, prefiero la
diversidad y se notaron las diferencias. Es bueno; al fin y al cabo son proyectos
y estilos muy diferentes. De todas maneras, hace falta una propuesta más
sensata, moderada, conciliadora, más preocupada de las necesidades actuales de
la gente y de sus reales soluciones. Hay demasiados titulares y poco o nada de cómo hacerlo.
La pregunta pendiente de responder es: ¿Qué quiere el país?...Las encuestas son poco confiables. Pero, lo sabremos en noviembre o a más tardar en diciembre. Lo importante es que, quién gane, pueda gobernar. Creo que Chile está necesitando, más que una nueva mayoría para gobernar, una(s) minoría(s) que sepa(n) monitorear y fiscalizar a quién gobierna.
Lo cierto es que se van a cumplir cuatro años más de progreso y crecimiento cuantitativo para el país, por parte de un gobierno que, al igual que los anteriores, tiene aciertos y desaciertos. Que mantiene el país en la línea del ascenso, sofocado por una oleada de inmigrantes alucinados con nuestra calidad de vida y con una ciudadanía discutiendo qué hacer con la riqueza. En contraste con lo que pasa en el mundo, donde se recortan los beneficios sociales, aumenta la pobreza, crece el desempleo y la corrupción.
Sin embargo, parece que los resultados todavía no son apreciados por la ciudadanía. Algunos dicen que por una mala estrategia comunicacional del gobierno. Yo digo que es más por un permanente sabotaje, orquestado por una oposición negativa, que ha sido incapaz de entender la importancia de la alternancia del poder y que en su afán de volver, ha preferido utilizar como estrategia, levantar las odiosidades de un pasado que ha sido nefasto para nuestra convivencia y en donde todos fueron responsables de sus causas y de sus consecuencias.
Con una candidata blindada, sin ganas, sin programa, sin ideas propias,... M.Bachelet sin pedirlo, se erige por segunda vez, como la opción de un futuro gobierno para Chile. Es difícil creer que pueda hacer un buen gobierno. Las expectativas de la ciudadanía son muy grandes y las diferencias políticas de los partidos de su coalición son enormes. Lo único que tienen en común es cerrarle la posibilidad a un segundo gobierno de la Alianza. Por ello, la estrategia de campaña ha sido guardar silencio, blindar la candidata, aplazar los debates y “pasar piola”. Dejar que la "santa imagen” de la candidata les haga el milagro, inundando las calles y caminos de Chile con gigantografías, afiches y palomas…
Es lamentable pertenecer a una generación mediocre, miope, anclada en el pasado, llena de falsos líderes carentes de generosidad, dirigentes populistas y mentirosos, capaces de vender sus principios y hasta su dignidad, con tal de satisfacer sus intereses.
Pertenecemos a una generación humillada. Su justificación es, que si piensas diferente te "asesinan"...Pero, si no dices nada, ¡igual te pasan por encima!
No producimos nada, no fabricamos nada, no
transformamos nada. Somos ricos por accidente, seguimos siendo proveedores de
materias primas, igual que cuando se inició la Revolución Industrial, hace más
de dos siglos. Sin autoridad moral para exigirle nada a las nuevas
generaciones, porque tampoco nada valórico le hemos aportado con nuestro
ejemplo…
Efectivamente, los chilenos necesitamos un cambio... ¡pero de mentalidad!
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