martes, 19 de noviembre de 2024

¡SON LOS CANDIDATOS, ESTÚPIDO!

     Fue en la campaña a la presidencia de Estados Unidos en 1992, entre Bill Clinton y Gorge H.W. Bush, cuando se hizo popular la frase: "¡Es la economía, estúpido!". Desde entonces, no han parado los análisis políticos que intentan descubrir cuál es realmente la "llave" que debe abrir la puerta a un mundo de crecimiento económico y justicia social. Y frente a tantos motivos que se han dado, todos ellos válidos, yo prefiero adherir con más fuerza a quienes dicen, que la causa del fracaso de los países en las expectativas de desarrollo y solución de las demandas sociales, radica en la ineficiencia de las autoridades de gobierno y su afán de enriquecimiento personal. Esto es consecuencia del poco o nulo filtro a la  calidad de los candidatos para gobernar que la clase política le ofrece a la ciudadanía para escoger.

    Lo anteriormente expresado, ha hecho común algunas frases entre los ciudadanos antes de asistir a las urnas, como: hay que votar por el "menos malo", "más vale malo conocido" o "da lo mismo, por quien votar todos son iguales de malos". Estas razones confirman el desencanto ciudadano, lo poco o nada atractivo, confiable y respetable que resultan cada vez los candidatos a cargos de elección popular.

    Lamentablemente, los medios de comunicación y las redes sociales, tampoco ayudan a filtrar los candidatos para resaltar cualidades y competencias positivas, porque si la clase política es ineficiente para postular a los mejores candidatos a los cargos de elección popular, los medios de comunicación y las redes sociales, en su afán por tener un mayor "rating", le dan más vitrina a los candidatos más "cahuineros", explosivos y populistas. Así las cosas, con medios de comunicación desesperados por una mayor sintonía de sus canales y una clase política desesperada por llegar al poder, los candidatos visibles son los más "pantalleros", los que difícilmente coincidirán con los más competentes para ejercer los cargos públicos. A nadie parece importar ni conocer el programa de gobierno de candidato alguno, si es que lo tienen, porque parece más importante saber qué comieron y con quién durmieron la noche anterior.

   Es importante y urgente darle la vuelta a esta situación, especialmente ahora que el empoderamiento ciudadano es una realidad, porque la pregunta que debemos hacernos es, si es preferible dejar a los ciudadanos en manifestaciones callejeras coreando con los encapuchados u ofrecerles un abanico de candidatos a cargos públicos que inspiren respeto, confianza y credibilidad.

  Sería bonito que después de la elección de gobernadores el próximo domingo 24 de noviembre, se aprobara una ley que sancione a los Partidos Políticos, que les prohíba  presentar candidatos a nuevas elecciones en aquellas alcaldías, gobernaciones, concejos, CORES, senadores, diputados y presidencia, en donde sus candidatos hayan tenido una muy baja aprobación de su desempeño por parte de la opinión pública o hayan sido imputados y/o condenados por delitos de corrupción y abuso de poder.

     Creo que esta clase de sanciones, junto con declarar la imprescritibilidad de estos delitos y prohibir de por vida la contratación con el Estado a los  condenados, contribuirían de verdad a mejorar la calidad de nuestra clase política, principalmente de la que llega a los poderes del Estado y de los servidores públicos. -Rubén Solano

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