*Con mejores ciudadanos la clase política recuperará su rumbo sin abandonar sus ideologías. Los gobiernos tendrán la oportunidad de probar la bondad de sus programas y propuestas de campaña, porque ni la obstrucción ni la zancadilla tendrán espacio, con una ciudadanía que además, impedirá la movilización inútil y destructiva. Por el contrario, si el país cuenta con mecanismos democráticos de participación ciudadana, como la iniciativa legislativa popular, el plebiscito vinculante, etc., es muy probable que con ellos se logren destrabar los eventuales estancamientos del país y las crisis políticas, como las que hemos soportado todos estos años."
Aunque existen muchas dudas sobre las cifras de
fallecidos y contagiados, los regímenes totalitarios han demostrado tener mayor
control de la pandemia por COVID-19, que los países democráticos, que al
parecer presentan cifras confiables, pero cuyos resultados son desastrosos,
especialmente en los países latinoamericanos, que tienen la ventaja de ir detrás
en el tiempo de lo que sucede en el viejo continente y que por el hecho de
conocer los resultados anticipadamente, deberían servirles de experiencia y
tomar mejores medidas...
Pero, ¿cuál sería la explicación, acaso que la
libertad, entendida como la sugieren las ideologías liberales y los sistemas
económicos de libre mercado debería restringirse en tiempos de crisis como los que
hoy vivimos? ¿O tal vez, que de nada sirve reclamar el derecho a la libertad,
si la ciudadanía no entiende que la solidaridad y la cooperación ciudadana
deben estar, al menos, a la par del derecho a la libertad que deseamos tener los
individuos?...
Personalmente, detesto los regímenes totalitarios de cualquier signo y por cualquier motivo y creo que deben desaparecer porque son el reflejo de la humillación a la humanidad por parte de las minorías poderosas y un rezago de la degradación humana. Prefiero los regímenes democráticos, aunque creo que son difíciles de instalar, mucho más, sino se persevera en la Formación Ciudadana necesaria para generar una cultura de Participación Ciudadana más Inteligente, más Inclusiva y más y mejor Informada, que contribuya al mejoramiento de la gestión pública y al control de la labor que realizan las autoridades de gobierno local, regional y nacional y los representantes de los ciudadanos a los centros de decisión y poder...
Por otra parte no veo que la gente se sienta incomoda viviendo dentro de una sociedad democrática, con un sistema de Economía Social de Mercado o con uno de Economía Socialista. Pero, si veo que viven como secuestrados y esclavizados dentro de un régimen totalitario. Obviamente, con excepción de las personas que pertenecen al círculo cerrado del poder del dictador que generalmente compra su lealtad. América Latina no adolece de experiencia y en su corta existencia conoce todos los regímenes y todos nos consta que la gente ha huido y sigue huyendo de los más totalitarios. Huye de la destrucción, la violencia y los abusos de sus dictadores y sus fanáticos.
Lamentablemente, en Latinoamérica todavia no se conoce una democracia estable ni confiable,
fundamentalmente creo que se debe al comportamiento egoísta y ambicioso de la clase
política que lucha por llegar al poder a como dé lugar y sin medir las
consecuencias de lo que hacen para lograrlo. Por supuesto que hay buenos
políticos, honrosas excepciones que nos llenan de esperanza, pero que les es difícil
sobrevivir en el inmenso fango que les rodea. El obstruccionismo, la zancadilla, la amenaza, la conspiración, el sabotaje, el descrédito de la imagen y otras absurdas
estrategias son solo las más comunes cartas que se lanzan en este
desprestigiado juego en que algunos han convertido la política, y es en estas
circunstancias donde las propuestas, los modelos, los sistemas o los programas de
gobierno, por muy bien elaborados que sean, pierden toda atención y hasta
resultan ridículos e innecesarios en una campaña, porque al final el gobierno
de turno termina haciendo un permanente "gallito" con sus enemigos internos
y externos, no para lograr la mejor propuesta para el país en un determinado
tema, sino la que menos destrucción cause a su orgullo y a sus intereses
personales. Me produce vergüenza algunas medidas que se han tomado en Chile en
donde se refleja claramente este comportamiento de algunos políticos, más
parecido al que utilizan las pandillas callejeras para asegurar un territorio o una parte del mercado. Todo
lo hacen a vista y paciencia de la gente, mucha de la cual, lamentablemente,
tiene que callar, porque lo más probable, es que también tiene comprometida su vida o la de su familia a la voluntad de uno de estos personajes nefastos.
Por todo lo anterior, creo que la prioridad que
urge al país está en la recuperación de la
democracia y sus instituciones. Es imperativo recuperar la confianza en la clase política, empresarial y social. El Estado no debe
seguir siendo el "botín" de caza de la clase política y las
instituciones tampoco deben seguir siendo sus "oficinas pagadoras".
Debemos unirnos como ciudadanos y con fuerza y determinación combatir la
corrupción y el abuso del poder que se han tomado el país y que son los
principales causantes de la polarización y la rabia acumulada que hay en la
sociedad. No habrá paz, ni equidad, ni justicia social mientras sigamos gobernados
por líderes y dirigentes nefastos, inescrupulosos e incompetentes.
Para lograr el cambio y aspirar a una mejor
sociedad no es necesario que debamos esperar a la transformación de la consciencia de todos los ciudadanos y tampoco que se forme cívicamente
el cien por ciento de la población. Esas metas son imposibles. Pero, si es importante y necesario convencer a los
ciudadanos para integrarse o reintegrarse y trabajar con las organizaciones
sociales y comunitarias, para que desde allí con todos los ciudadanos de buena voluntad, promovamos una
cultura de Participación Ciudadana, cada vez más Inteligente, más Inclusiva y más y
mejor Informada, que contribuya al crecimiento y al desarrollo de nuestras
comunidades y contenga el abuso, la manipulación y el populismo. Con mejores
ciudadanos la clase política recuperará su rumbo sin abandonar sus ideologías.
Los gobiernos tendrán la oportunidad de probar la bondad de sus programas y
propuestas de campaña, porque ni la obstrucción ni la zancadilla tendrán
espacio, con una ciudadanía que además, impedirá la movilización inútil y destructiva.
Por el contrario, si el país cuenta con mecanismos democráticos de participación ciudadana,
como la iniciativa legislativa popular, el plebiscito vinculante, etc., es muy probable que con ellos se logren destrabar los eventuales estancamientos del
país y las crisis políticas, como las que hemos soportado todos estos años.
No tener la Democracia Participativa como la estrategia
fundamental para salir de la actual crisis nacional y construir un nuevo y
mejor orden social, aprovechando la oportunidad que nos ofrece la posibilidad
de tener una Nueva Constitución, es un error de tipo uno, como dirían los
economistas, porque han sido justamente los ciudadanos quienes, para bien o
para mal, han puesto la agenda a los últimos gobiernos y los que están dispuestos a paralizar una u otra vez el país, con las graves consecuencias que dejan los enfrentamiento al final de cada jornada. Además, la ciudadanía ha sido clara en el rechazo y en el desprecio al mal comportamiento que por años ha tenido la
clase política y empresarial del país. RDS