Cuando terminé de leer “Los Pilares de la Tierra” de Ken Follett, me quede con un vacío en el estomago, al descubrir que ésta historia novelada realmente no tenía un final feliz. Simplemente, había una tregua que se acabó cuando abrí el siguiente libro de la saga, "Un Mundo Sin Fin", que termina con otra tregua, de igual manera que el primero...
De manera extraña, aunque todavía no empiezo a leer el tercer tomo, que salta de los siglos XII y XIV a a los siglos XIX y XX con "La Caída de los Gigantes", tengo la misma sensación de vacío en el estomago y además siento nauseas. No sé por qué, lo único diferente que he hecho es seguir a través de los medios de comunicación el proceso de cambio que se está dando en la cúpula de la ANFP…Me pregunto, si será por causa de éste nuevo reality, que ahora se me aparece como cuarto tomo en 3D.
…Ha perdido las elecciones Harold Mayne-Nicholls y con él se termina la era Bielsa. Dicen que Harold es uno de los personajes más queridos por los aficionados al fútbol chileno, que cobró notoriedad por la incorporación de uno de los mejores técnicos del mundo al seleccionado nacional y después por los resultados de la Roja en Sudáfrica 2010. Sin lugar a dudas, juntos, le dieron un nuevo aire a éste deporte de multitudes y han reposicionado la Selección Nacional en el concierto internacional. Al parecer, todos esos buenos resultados y planes para el futuro no fueron suficientes e igual se tienen que ir porque ya no representan los intereses de quienes los eligieron y que en términos cuantitativos suman una minoría a nivel nacional, pero que juntos pueden comprar con su dinero éste y otros mundos… Los que saben, dicen que son las reglas del juego, que así funciona la democracia…
Entonces, ¿por qué tanto escándalo? ¿Acaso es la primera vez que por la ambición de unos, se frustran de manera injusta los sueños de otros? ¿No conocemos a nuestro alrededor personas que han tenido que renunciar a nobles propósitos por no tener que lidiar con la corrupción y la deshonestidad de otros?
Yo creo que a todos a quienes nos ha dolido lo ocurrido, es porque nos trajo a la memoria ingratos recuerdos, donde han sido demasiado evidentes los comportamientos mezquinos, arrogantes y/o deshonestos de quienes tienen el poder en un momento determinado.
La sociedad está plagada de chaqueteros o comemierda, como les dicen en mi pueblo. Lamentablemente, estos personajes encuentran en los “escaladores” -otros personajes igual de patéticos- los mejores aliados para montar y promover cahuines, lanzar acusaciones al voleo, desprestigiar y tumbar personas e instituciones. Todo orquestado por inescrupulosos periodistas al servicio de la “copucha”.
Lo ocurrido a la dupla Harold-Bielsa no se aleja para nada de lo que a diario le sucede a los ciudadanos de a pie en nuestra sociedad. La única diferencia es que ahora esto le ha pasado a dos personajes de reconocida trayectoria nacional e internacional. En otras palabras, un hecho tan común, ahora es noticia por la calidad de los protagonistas, y creo que eso es bueno porque nos obligará a una reflexión colectiva, igual que con el caso de los Mineros de San José, cuyo encierro y rescate nos unieron mental y espiritualmente.
La interrogante típica en casos como éste es: “¿si eso pasa con ellos, qué queda para el resto?” Lo de siempre, respondo yo, porque nada va a cambiar, así lo dice el cantor desde el siglo pasado: “…el mundo fue y será una porquería…” Por eso aquí tampoco aplica la trillada frase: “esto no debe volver a ocurrir en Chile”, frase que se repite más que el ¡Ce hache i! Tendríamos que exterminar a los chaqueteros y escaladores de la sociedad y entonces quedaríamos más solos que el dedo pulgar.
Por lo anterior, mejor les invito a mirar el hecho de esta otra forma: Siempre es grato saber que en los niveles más altos de la sociedad también hay personas, tanto o más ingenuas que uno, porque no creo que se pueda construir un proyecto futbolero a espaldas de los dueños del balón y despreciando al varón que tiene la llave de la cancha.
Más ingenuos todavía, al pretender impugnar las elecciones. De hacerlo, lo más que pueden conseguir es prolongar por unos días su agonía y en adelante, rezar porque “no vuelva a ocurrir de nuevo en Chile”.
Reconozcamos que las calles del mundo están llenas de transeúntes que cargamos una tremenda mochila de frustraciones. Nuestra mayor y única fortuna es la dignidad… ¡Pobre pero digno! Escuché gritar un día a mi padre…
Y con tristeza también reconozcamos que una vez más ha quedado en evidencia y en ésta oportunidad con letras mayúsculas, dada la categoría de los protagonistas, que nadie puede andar por la vida presumiendo de grandes éxitos y logros, sin haber tenido que exponer e incluso sacrificar en algún grado, sus más preciados valores o principios, como muy valientemente lo reconoció Bielsa en la agotadora conferencia de prensa y Harold en la despedida, citando a un amigo.